Juan Carlos I planta a doña Sofía en Palma y se escapa a Irlanda con su entrañable amiga Marta Gayá

Los escasos días que los Reyes de España han pasado en Palma de Mallorca en este verano de 2017 han dejado más titulares y más subhistorias de las que pudiéramos llegar a imaginar. Una familia reunida al completo. Bueno, casi. Las únicas ausencias: Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, pues recordemos que es precisamente en la isla de Palma donde ambos han tenido que rendir cuentas con la justicia.

La otra llamativa ausencia ha sido la del emérito Juan Carlos I, que ha decidido tomarse las vacaciones por su cuenta y ha hecho paradas en Saint-Tropez, Sanxenxo y posteriormente en Irlanda. ¿Por qué ha elegido el padre del Rey el país celta?

A priori, Don Juan Carlos había sido invitado por sus íntimos amigos Allen Sanginés-Krause y su mujer, Lorena, al castillo de Killua, situada en la pequeña localidad irlandesa de Clonmellon, a 80 kilómetros de Dublín. La invitación incluía la asistencia a la reinauguración de la reformada iglesia de San Juan Bautista, convertida en un espacio y galería de arte y jardines. Y es precisamente para este acontecimiento por el que el rey Juan Carlos invitó personalmente a Marta Gayá, la que muchos consideran «el gran amor de su vida».

Tal y como podemos comprobar en el vídeo, el emérito y Marta Gayá fueron vistos juntos aunque de forma discreta. Además, tampoco posó con él en fotos oficiales. El presunto idilio de la pareja resuena con fuerza desde finales de los años 70… Hagamos un poco de historia.

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Corinna Zu Sayn-Wittgenstein

La relación entre don Juan Carlos y su amiga especial, Corinna, empezó en el año 2004. Se conocieron en una montería en Ciudad Real. Él, por supuesto, casado con doña Sofía y ella, también pero ya hacía vida separada de su marido, el príncipe Johann Casimir zu Sayn-Wittgenstein. 

EL ESPAÑOL se hizo eco de esta relación y el periódico de Pedro Jota publicó que «la relación fue como una montaña rusa. Al menos dos veces Corinna quiso romper con don Juan Carlos por no tolerar supuestamente las infidelidades del monarca. Tras ello, en 2009, Juan Carlos I vivió la época más intensa con la princesa alemana. Mantuvo contactos periódicos con ella hasta 2012, en un dúplex del complejo de lujo Domaine Rochegrise en los Alpes, que después vendió Corinna en 2013″.