Montoro, Rivera y la hora de los valientes

Parece que el ministro Montoro está perdiendo facultades. No sé si será el acoso al que se ve sometido por los temas relacionados con Equipo Económico; o porque –poco a poco- se da cuenta (o le dan cuenta) de que el Gobierno ya no tiene mayoría absoluta. Vamos, que chulerías como la de negarse hace unos días a bajar los impuestos, ya no tienen ningún sentido. Más que nada porque –como se ha comprobado- la política todo lo puede. Incluso la voluntad del propio titular de Hacienda que defiende a capa y espada la estabilidad de las cuentas públicas.

Así que Rajoy le ha puesto las pilas y le ha obligado a dar su brazo a torcer. De no existir hueco alguno para rebajar tributos, hemos pasado a reducir en 2.000 millones de euros el dinero que tendrán que pagar los españoles en IRPF. Todo para lograr los escaños del partido de Albert Rivera que, desde Ciudadanos, busca conseguir los máximos réditos para su cartera de votos. Y ojo, porque esto es el preludio de lo que vendrá en 2019. Así es la política. Vendemos como algo muy bueno para el ciudadano, algo que puede resultar nefasto a medio y largo plazo. Me explico.

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Si echamos la vista atrás nos encontramos con algunos datos demoledores sobre la idoneidad de rebajar los impuestos en este momento. Basta con fijarse en el año 2015 cuando el ministro de Hacienda nos dijo que se reformularían todos los impuestos: IRPF, Sociedades, IVA, entre ese año y el siguiente. Pero como la política (y las elecciones) todo lo puede, se adelantó a julio de 2015; que había que dar de comer al granero de votos que se estaba marchando. ¿Conscuencia? Una caída en la recaudación del Estado que nos llevó a incumplir con el déficit y a punto estuvo de costarnos la madre de todas las multas por parte de Bruselas.

¿No te lo crees? Según datos de la Agencia Tributaria los ingresos en el impuesto sobre la renta cayeron en 4.390 millones de euros; en Sociedades en 3.041 millones; 710 millones fue el impacto en el IVA. Así que la consecuencia la hemos sufrido todos. Especialmente las empresas. ‘Impuestazo’ en Sociedades en 2016 para recuperar los 8.000 millones de euros que hacían falta para cuadrar las cuentas.

Necesitamos una reforma en profundidad y plantearnos qué queremos ser cuando seamos mayores como Estado

Así que con estos números uno no puede evitar preguntarse cuál será el conejo de la chistera que se sacará el Gobierno el año que viene cuando no cuadren las cifras. Más que nada porque no veo a Ciudadanos y al PP, que necesitarán pactar con el PNV, en la tesitura de plantarse y decir que hay que recortar el gasto. Más bien todo lo contrario. La idea es seguir incrementándolo (especialmente el social) sin pararse a mirar en dónde conviene recortar. Más que nada, porque tenemos una deuda pública que equivale al 100,4% del PIB; y sin visos de que se vaya a producir una gran reducción.

No soy yo el único que lo dice. Lo dice el sentido común, y la AIREF, que nos recuerda algunos de los grandes retos que tiene por delante el Estado: el rescate de las autopistas radiales que puede rondar los 5.000 millones. Por no hablar del problema de las pensiones, cuya ‘hucha’ está casi vacía y de la que ya no se puede tirar. Así que este verano tendremos que acudir al mercado de deuda para captar 10.200 millones que ayuden a pagar la extra de los pensionistas este verano.

Ante esta situación lo lógico sería pensar que estamos ante la hora de los valientes. Ante el momento de aquellos que piensan que hay que reformar el sistema impositivo para hacerlo realmente justo, eficiente y equitativo, y que es momento de hacer un mejor reparto de las cargas del gasto público. Pero para ello, lo primero que necesitamos, es saber qué tipo de Estado queremos ser, y cuáles son nuestras prioridades de inversión. ¿Queremos ser la Florida Europea? ¿Apostamos por la I+D+i? Así que me temo que no es la hora de los valientes. Ni siquiera de la Política. Más bien es el momento del cálculo electoral porque la legislatura se nos puede quedar muy corta.