Veterinarios, bajo mínimos, insisten en el origen animal del Covid-19

En plena crisis por la expansión del coronavirus y con España como uno de los principales focos de contagio de Europa, la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (FESVET) reclama al Gobierno que cuente con estos profesionales sanitarios a las órdenes de las distintas Administraciones Públicas, en estos momentos en «servicios mínimos» e «infrautilizados» por el Servicio Nacional de Salud. Los veterinarios se reivindican con un argumento de peso: «los llamados virus emergentes, son conocidos por nuestra profesión sobradamente», aseguran, no en vano esta pandemia tiene un origen animal.

Sin embargo, en estos momentos, «y contra toda lógica y sentido común, los veterinarios de Salud Pública oficiales adscritos a departamentos administrativos diferentes a su Servicio Regional de Salud, no pueden intervenir de manera proactiva en afrontar el reto de minimizar los contagios por el Coronavirus, al encontrarse muchos de ellos bajo servicios mínimos, cuando lo que se requiere en estos casos sería una movilización y reorganización extraordinaria» como recurso humano sanitario.

«Estamos en servicios mínimos porque hemos cedido la mayoría de nuestros EPIs (Equipos de Protección Individual) a las Comunidades Autónomas hasta que se garantice el suministro a los hospitales y, en cuanto lleguen equipos para todos los sanitarios, queremos estar en la línea que nos corresponda», ha explicado Manuel Martínez, presidente del Sindicato de Veterinarios de León y miembro de FESVET, en declaraciones a MERCA2.

Por eso, los representantes de los veterinarios consideran «una grave irresponsabilidad» de los poderes públicos que se mantenga esta situación por las graves consecuencias que puede acarrear para la toda la población, por lo que «traslada una petición firme para que desde el Ministerio de Sanidad, se tomen todas las medidas para que todos los Servicios Veterinarios Oficiales en todas las comunidades autónomas, puedan desarrollar de manera integral las competencias que les corresponden en materia de protección de la salud de las personas».

De los 30.000 veterinarios que ejercen en España, FESVET representa a unos 6.300 profesionales que trabajan al servicio del Estado en «el ámbito propio de la Veterinaria de Salud Pública en relación con el control de higiene, la tecnología y la investigación alimentarias, así como la prevención y lucha contra la zoonosis y las técnicas necesarias para la evitación de riesgos en el hombre debidos a la vida animal o a sus enfermedades”, tal y como describe el artículo 8 de la Ley 14/1986 General de Sanidad, de 25 de abril.

SUPERMERCADOS Y RESIDENCIAS: «PUNTOS CALIENTES»

La profesión veterinaria desempeña una labor sanitaria imprescindible en la protección de la salud de las personas respecto a peligros procedentes de la vida animal, de sus producciones como los alimentos, tanto en origen y en destino, y del medio ambiente (vectores biológicos, fauna silvestre, contaminación ambiental, biológica, química o física), llevando a cabo sus actuaciones sanitarias en distintos ámbitos: mataderos, establecimientos alimentarios de todo tipo, explotaciones ganaderas, animales de compañía, y un largo etcétera, desde hace más de 200 años, lo que permite llevar a buen término una de sus principales funciones, «asegurar a la población española una disponibilidad suficiente de alimentos con las garantías sanitarias imprescindibles», aseguran desde FESVET.

Dentro de la cadena alimentaria, los comercios minoristas de alimentación son un “punto caliente” por la posibilidad de convertirse en focos de amplificación del contagio del Covid-19, y también los supermercados o las residencias de mayores son “puntos sensibles” por la especial susceptibilidad de sus usuarios y la naturaleza de las tareas que realizan. «En todos ellos deberían tomarse medidas extraordinarias de control y asesoramiento por parte de los Veterinarios de Salud Pública» que son precisamente la autoridad sanitaria en este campo, y sin embargo, «como estamos denunciando», en muchas comunidades autónomas «los veterinarios oficiales están impedidos para intervenir en estos momentos«.

PIEZAS CLAVE EN VIRUS EMERGENTES

Más allá de cuidar del bienestar de nuestras mascotas, los veterinarios son garantes de la salud pública, la más silente e invisible de sus facetas profesionales, pero determinante para la correcta convivencia y funcionamiento de la sociedad. El pasado mes de noviembre, unos 3.000 profesionales se manifestaron en Madrid y entre las reivindicaciones al Gobierno -en funciones por aquellas fechas- ya había alusiones a los virus emergentes como el que ahora mantiene aterrorizado a medio mundo.

Estos virus “constituyen nuevas amenazas infecciosas que podrían llegar a causar una gran epidemia, una situación de emergencia global, son susceptibles a aliarse con el cambio climático y la globalización, para hacer su aparición y propagarse», reflejaba el manifiesto de los veterinarios en aquella movilización. «Son virus de los que se conoce muy poco, para los que no hay vacuna ni tratamiento», concluía este apartado.

Según la OMS, son los llamados virus emergentes, porque, a pesar de que existen desde hace miles de años en reservorios animales, sólo se identificaron recientemente al provocar enfermedad en humanos, recuerdan desde FESVET. Entre ellos está el temible virus del Ébola y el de Marburgo, que pueden saltar de su reservorio natural, los murciélagos, al ser humano y a otros primates.

El coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio se describió por primera vez en Arabia Saudita en 2012. Los camellos parecen ser un importante reservorio del virus. El Síndrome Respiratorio Agudo Grave tiene como reservorio más probable el murciélago y la gineta y 8.000 casos y más de 800 muertes en América, Europa y Asia.

Con esta lista prioritaria de “sospechosos peligrosos”, que se revisa periódicamente, se espera hacer presión para acelerar la investigación y el desarrollo de herramientas de diagnóstico, vacunas y terapia en torno a estos patógenos y evitar otra crisis sanitaria y humanitaria como la que se vivió con el último brote de ébola».

No conviene olvidar, otro de los datos que destaca el colectivo de veterinarios: más de un 60% de las patologías humanas tienen origen zoonótico (enfermedades que se transmiten de animales a personas).

En sus manos está el control sanitario de la alimentación de origen animal; el cuidado de animales silvestres y de compañía para evitar la transmisión de enfermedades; la prevención del bioterrorismo económico – liberación deliberada de virus, bacterias u otros gérmenes para ocasionar daños económicos-; la investigación en el ámbito de la seguridad alimentaria y sanitaria y la docencia en su campo. Los veterinarios reclaman visibilidad y reconocimiento para el carácter sanitario de su ejercicio, el factor más relevante y desapercibido, y también el único aglutinador para un sector profesional tremendamente atomizado.

FESVET ha remitido un escrito al Ministro de Sanidad para reiterar lo que ya se ha manifestado desde el Consejo General de Colegios Veterinarios de España (CGCVE), que es la disponibilidad de los profesionales para colaborar en esta situación excepcional en todas las facetas de una profesión sanitaria tan poliédrica como la veterinaria.

 

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.