La Real Fábrica de Tapices viaja al s.XXI: ‘outlet’ para todos los públicos

En el número 2 de la calle Fuenterrabia subsiste la casi tricentenaria, y desconocida para muchos, Real Fábrica de Tapices.  Esta institución fundada en 1721 por Felipe V llegó a contar con 300 trabajadores, y ahora su personal oscila entre 50 y 60 –en función de los picos de demanda-. La Real Fábrica se convirtió en fundación en 1996 para poder hacer frente a la crisis que la azotaba (no sería la única); en la actualidad, bajo la dirección de Alejandro Klecker, el ave Fénix ha resurgido de sus cenizas con ayuda institucional e iniciativas empresariales impensables en el siglo XVIII.

La fabricación de alfombras y tapices sigue siendo la principal actividad empresarial de la Real Fábrica de Tapices. El presente trae nuevos aires a la institución y se abre a nuevos negocios, entre ellos un outlet. Alejandro Klecker, director general de la Real Fábrica de Tapices, avanza en una entrevista con MERCA2 que, previsiblemente en verano cuando se implemente este nuevo negocio. “La intención es que la gente que quiera comprar productos de segunda mano limpios y restaurados a precio casi irrisorio, es decir, alfombras que ha costado 50.000 o 60.000 euros fabricarlas, se venderán por 3.000 o 4.000 euros.

Otro de los planes a los que darán salida en la Real Fábrica para incrementar sus ingresos verá la luz en abril. A través de un concurso público, un artesano del ámbito textil tendrá la posibilidad de elaborar su obra en las instalaciones de la fundación y comercializar sus productos en la Real Fábrica de Tapices.

La comercialización de alfombras, tapices y demás productos no es la única actividad de la Real Fábrica de Tapices. Una de sus vías de ingresos más importantes es la limpieza y restauración, servicios que en el ejercicio de 2019 dejaron 250.000 y 300.000 euros respectivamente. En esta línea, Klecker insiste en que la limpieza es un servicio para cualquier particular, “cobramos igual que una tintorería”, añade.

La cuestionable gestión de la anterior gerencia de la institución, la familia Stuyck, sumió a la Real Fábrica de Tapices en la deuda. Y esta deuda sigue pagándose a día de hoy, aunque con un halo de esperanza. Tras unos años para el olvido, el 2017 terminó en positivo, y el 2019 ha dejado 2.900.000 euros en sus arcas. Las subvenciones procedentes del Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento, que ascienden a 500.000 euros anuales cada una, representan el grueso de los ingresos. Por otra parte, la venta directa de alfombras y tapices asciende a 1.400.000 euros del total del año. El resto se reparte entre venta de stock, limpieza, restauración y otras actividades.

LA IGLESIA ENTRE SUS MEJORES CLIENTES

Los encargos para la Real Fábrica de Tapices crecen, y sus clientes son de lo más variopinto. La Iglesia es el principal, sobre todo en el ámbito de tapices, pero también en la limpieza y restauración de ropas eclesiásticas. Los particulares y fundaciones familiares constituyen el segundo cliente más relevante de la Real Fábrica. El tercer puesto lo ostentan las instituciones, “quien menos nos compra son las administraciones públicas, de hecho, Patrimonio Nacional el año pasado no nos hizo ningún encargo”, puntualiza Klecker.

A pesar de que los encargos internacionales representan hasta el 70% de los ingresos, el director de la Real Fábrica de Tapices señala que los encargos nacionales también son muy numerosos, entre los que destacan las colecciones particulares de bancos o empresas eléctricas.

Actualmente, el personal de la Real Fábrica de Tapices trabaja en varios encargos. La restauración de dos tapices de la Universidad de Salamanca –adjudicada a la Real Fábrica por concurso público- por un coste de 29.000 euros cada uno ocupa a varias trabajadoras; la fabricación de tapices para el Gobierno de Sajonia, el único encargo de fabricación actualmente; o el recién terminado pedido del Ministerio de Exteriores componen una lista que también incluye a la Maestranza, la Guardia Real, algunas hermandades religiosas y embajadas.

LOS PLANES DE LA REAL FÁBRICA DE TAPICES

La modernización es uno de los caminos que ha emprendido la fundación dirigida por Alejandro Klecker. “La imagen de la fábrica siempre es este producto inmenso, aparentemente pasado de moda”, incide el director de la RFT, por eso considera imprescindible actualizar diseños y tamaños. Parte de la imagen elitista y vetusta que acompaña a la Real Fábrica se debe al coste de sus productos.

El precio de los productos fabricados en la Fundación Real Fábrica de Tapices varía en función de los materiales y la técnica. El metro cuadrado de una alfombra de nudo español –técnica milenaria en peligro de extinción- ronda los 1.800 euros; mientras que la misma proporción en nudo turco está en torno a los 1.200 euros. El proceso de elaboración es costoso, y el así, el precio de una alfombra nueva oscila entre los 8.000 y 13.000 euros.  

A día de hoy, la Real Fábrica de Tapices recibe entre cinco y seis grupos diarios de visitantes, una cifra que se aumentará a siete grupos diarios, “porque tenemos una gran demanda, sobre todo internacional”, anuncia Klecker. La actividad divulgativa entraña la ampliación del museo, para lo que se están esperando fondos de las administraciones, y se completará con el impulso que pretenden darle a una pequeña tienda.