¿Por qué baja el precio del petróleo, pero no el de la gasolina?

El precio del petróleo ha caído de forma estrepitosa llegando al menor nivel alcanzado en los últimos 29 años. Esto se debe a dos motivos: por un lado la alarma global por el COVID-19 y por otro, la crisis en la OPEP. El viernes pasado se iniciaba una guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí, ante un desacuerdo sobre cómo dar respuesta al descenso de la demanda de crudo en todo el mundo provocada por la pandemia. Es el mayor derrumbe desde que los Estaos Unidos inició la ‘Operación Tormenta del Desierto’, en 1991, para expulsar a Irak de Kuwait. 

Pero la pregunta es, si baja el precio del barril de crudo, ¿por qué no baja también la gasolina? La respuesta rápida es que, del precio total del litro de gasolina, solo el 50% corresponde a la materia prima. La otra mitad son impuestos. 

Los costes fijos, actúan como un tope en el precio, de forma que, independientemente de lo que baje el petróleo, los consumidores siempre tendrán que abonar los impuestos relativos a la gasolina. Generalmente se sitúan alrededor de unos 50 céntimos por litro reportado. Este impuesto se conoce como “impuesto especial de hidrocarburos” y no se calcula en porcentaje, como otros tributos, si no que es un importe fijo. Así pues, aunque la OPEP regalase petróleo, tendríamos que pagar al menos esa parte de tasas

Los impuestos que se aplican son tres. El principal es el de hidrocarburos, que se introdujo en el año 92 como resultado de varias directivas europeas. En el 98, el sector se liberalizó, para permitir la competencia entre petroleras. Otro impuesto es el que se aplica a las “ventas minoristas”, que se introdujo en 2002. Supone unos 3 céntimos por litro (varía un poco entre diésel y gasolina) y es un precio también fijo. Finalmente se aplica el IVA como en cualquier otro producto, sumando el 21% al preció final. 

EL PRECIO DE LA GASOLINA NO BAJA, PERO SÍ SUBE

Como ves, estos tres impuestos hacen que cualquier posible bajada de precios, sea prácticamente insignificante para el consumidor. Pero si bien hay un tope por debajo, no lo hay por arriba. El portavoz de Facua, Rubén Sanchez, se ha pronunciado al respecto:  “al no haber un tope legal en el precio las empresas pueden especular”. Esto significa que las marcas pueden cargar al consumidor el incremento del petróleo según su propio criterio, porque no existe ninguna norma que limite las subidas de precio. Las gasolineras pueden marcar el precio libremente. 

Normalmente, cuando se producen crisis que afectan al crudo, como la actual, la bajada de los precios se reflejan en las gasolineras de manera muy leve, si se compara con la caída del barril. Por ejemplo, en la crisis económica de 2008, el Brent disminuyó en un 75%, pero la gasolina solamente bajó el 30%. En 2014 se produjo la “guerra del fracking” y el petróleo cayó un 60%. Pero el precio para el consumidor, solo descendió un 20%. Las subidas, en proporción, sí se reflejan más. Sirve de ejemplo la subida que se produjo en 2010, cuando el barril aumento un 42% su precio y la gasolina subió un 17%.

Noemi A.
Noemi A.
Soy una apasionada de internet, las nuevas tecnologías y las redes sociales, adicta a la información y a aprender y descubrir algo nuevo cada día.