Conducir es una de las habilidades más deseadas por los jóvenes en España, pero también una de las más difíciles de alcanzar debido a la complejidad y el coste del proceso. La Dirección General de Tráfico (DGT) lleva tiempo buscando alternativas para agilizar el acceso al carnet de conducir y reducir los tiempos de espera, y una de las propuestas que ha ganado fuerza es la de adoptar el modelo de examen de conducir de Estados Unidos. Esta idea ha generado un gran debate en el sector de las autoescuelas y la seguridad vial, dividiendo opiniones sobre si podría ser una solución o un problema. ¿Podría este sistema mejorar la formación de los conductores españoles o, por el contrario, pondría en riesgo la seguridad en carretera?
La saturación en el sistema de exámenes de España

El actual sistema de obtención del carnet de conducir en España está saturado. La falta de examinadores, la alta demanda y la acumulación de aspirantes han generado un colapso en las autoescuelas, obligando a los alumnos a esperar meses para realizar el examen práctico. Ante esta situación, la DGT ha comenzado a considerar alternativas que permitan aliviar la carga del sistema y reducir los tiempos de espera.
Uno de los cambios más discutidos es la posibilidad de permitir que los futuros conductores realicen prácticas sin necesidad de inscribirse en una autoescuela, tal y como ocurre en Estados Unidos. Este modelo permitiría que los aspirantes conduzcan bajo la supervisión de un tutor no profesional, generalmente un familiar con experiencia al volante.
El modelo estadounidense de formación vial

En Estados Unidos, el proceso para obtener el carnet de conducir es mucho más flexible que en España. En la mayoría de los estados, los jóvenes pueden solicitar un permiso de aprendizaje a partir de los 16 años, lo que les permite conducir bajo la supervisión de un adulto experimentado. Después de un número determinado de horas de práctica, el aspirante puede presentarse a un examen práctico y, si lo aprueba, recibe su licencia definitiva.
Este sistema ha sido diseñado para que los conductores noveles adquieran experiencia de manera progresiva, en un entorno familiar y sin la presión económica que supone inscribirse en una autoescuela. Sin embargo, también ha sido criticado por su laxitud en comparación con los rigurosos procesos de formación de otros países.
¿Cómo afectaría a los nuevos conductores?

Si la Dirección decide importar este modelo, los futuros conductores podrían beneficiarse de un sistema más accesible y menos costoso. Actualmente, el precio medio para sacarse el carnet en España oscila entre 800 y 1.500 euros, una cantidad que muchos jóvenes y familias no pueden permitirse. Con este nuevo sistema, se reducirían los costes al eliminar la necesidad de contratar clases prácticas en una autoescuela.
No obstante, este cambio también plantea dudas sobre la calidad de la formación. Aprender a conducir con un tutor no profesional podría significar que los aspirantes no reciban una enseñanza tan completa y estructurada como la que ofrecen los instructores de autoescuela, lo que podría derivar en un aumento de la siniestralidad.
La postura de las autoescuelas

El sector de las autoescuelas ha mostrado una fuerte oposición a esta propuesta. La Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) ha advertido que este cambio podría afectar negativamente la formación de los conductores y aumentar los accidentes de tráfico. Los instructores profesionales no solo enseñan a manejar un vehículo, sino que también inculcan valores de responsabilidad y prudencia, aspectos clave para la seguridad vial.
Desde las autoescuelas argumentan que aprender con un familiar o amigo no es equivalente a recibir una formación profesional, y que la falta de preparación adecuada podría suponer un grave riesgo en las carreteras. Además, temen que esta reforma afecte económicamente al sector, reduciendo drásticamente la demanda de clases prácticas.
La seguridad vial en juego

Uno de los aspectos más preocupantes de esta propuesta es su posible impacto en la seguridad vial. En países donde este sistema ya está implementado, los datos han mostrado que los conductores que han aprendido con tutores no profesionales tienen un mayor índice de siniestralidad en comparación con aquellos que han pasado por un proceso de formación estructurado en una autoescuela.
En España, las cifras de accidentalidad han disminuido en los últimos años gracias a la rigurosidad del sistema de formación vial. Modificar este modelo sin una supervisión adecuada podría hacer que la siniestralidad aumente, poniendo en riesgo tanto a los conductores como a los peatones.
Posibles requisitos para su implementación

Si la DGT decide adoptar este modelo, es probable que establezca una serie de requisitos para garantizar que los aspirantes reciben una formación adecuada. Entre las condiciones que podrían aplicarse se encuentra la obligación de que los tutores tengan una experiencia mínima al volante, así como un historial de conducción sin infracciones.
Además, es posible que se mantenga la necesidad de completar un número mínimo de horas de formación teórica, para asegurar que los aspirantes comprenden las normas de tráfico y los principios básicos de la conducción segura. Estos requisitos podrían mitigar algunos de los riesgos asociados con este sistema, pero aún así generarían dudas sobre su eficacia.
Las ventajas del nuevo modelo

A pesar de las críticas, este sistema también tiene ventajas que podrían hacer que su implementación sea beneficiosa para los conductores españoles. La reducción de costes y la posibilidad de practicar sin las restricciones de las autoescuelas permitiría a los aspirantes ganar más confianza al volante antes de presentarse al examen.
Otro punto a favor de este modelo es la flexibilidad que ofrece a los conductores noveles. Poder realizar prácticas a cualquier hora y en diferentes circunstancias permitiría que los nuevos conductores adquieran una experiencia más realista en comparación con las clases estructuradas de una autoescuela.
El impacto en la burocracia de la DGT

Uno de los objetivos principales de esta medida es agilizar los trámites en la DGT y reducir los tiempos de espera para realizar los exámenes de conducir. Actualmente, muchas jefaturas de tráfico están saturadas, lo que provoca retrasos que pueden llegar a durar meses.
Si esta propuesta se implementa, la DGT podría descongestionar su sistema de exámenes y permitir que más aspirantes consigan su carnet en menos tiempo. Sin embargo, para que esto funcione, se necesitaría una regulación clara y estricta que garantice que los conductores reciben la preparación adecuada.
¿Se convertirá en una realidad en España?

Por el momento, la DGT no ha tomado una decisión definitiva sobre la adopción de este modelo, pero ha confirmado que está estudiando su viabilidad. La medida sigue en fase de análisis y se espera que en los próximos meses se realicen estudios para evaluar su impacto en la seguridad vial y en el mercado de autoescuelas.
Si finalmente se aprueba, España podría experimentar una transformación significativa en la manera en la que los conductores obtienen su carnet. Sin embargo, cualquier cambio deberá garantizar que la seguridad en carretera no se vea comprometida.