Dejar el coche aparcado en una calle con pendiente es una maniobra cotidiana para miles de conductores en España, tan habitual que a menudo la realizamos casi sin pensar. Sin embargo, un pequeño descuido en este gesto aparentemente trivial puede convertirse en una fuente de problemas serios, y la DGT es clara al respecto, recordándonos las consecuencias de la falta de atención. No hablamos solo de un posible susto o de daños materiales, sino también de una sanción económica que puede mermar nuestro bolsillo de forma inesperada y considerable, todo por no asegurar correctamente el vehículo contra el movimiento involuntario.
Ese gesto mecánico de tirar del freno de mano, a veces realizado con prisas o sin la firmeza necesaria, esconde una responsabilidad crucial para la seguridad vial y la convivencia en nuestras ciudades. La normativa de tráfico es taxativa en este punto, buscando prevenir situaciones de riesgo que, aunque no sean las más frecuentes, pueden tener efectos devastadores cuando ocurren. Comprender la importancia de este detalle y las implicaciones de obviarlo, tanto a nivel legal como práctico, es fundamental para evitar no solo la multa, sino también el profundo disgusto que puede acarrear ver nuestro coche desplazándose sin control cuesta abajo.
EL DESCUIDO MÁS TONTO (Y CARO) AL DEJAR EL COCHE EN PENDIENTE

El olvido al que se refiere la advertencia no es otro que el de no accionar correctamente el freno de estacionamiento, o hacerlo de manera insuficiente, al dejar el vehículo inmovilizado en una vía inclinada. Parece mentira que algo tan básico siga siendo motivo de sanción, pero la realidad es que las prisas, la distracción o simplemente la falta de costumbre de verificar su correcta aplicación llevan a muchos conductores a cometer este error, un fallo que la simple fuerza de la gravedad puede convertir en un problema grave. La física no perdona, y una pendiente, por ligera que parezca, ejerce una fuerza constante sobre el vehículo que solo un freno bien aplicado puede contrarrestar eficazmente.
Este fallo es especialmente común en conductores menos experimentados o en aquellos que habitualmente no aparcan en zonas con desnivel, subestimando la importancia de asegurar el coche más allá de simplemente poner el freno de mano de forma somera. A veces, se tira de la palanca sin la fuerza necesaria, dejando el mecanismo a medio aplicar y vulnerable a ceder ante el peso del coche, especialmente si la pendiente es pronunciada o si el vehículo permanece estacionado durante un tiempo prolongado. La confianza excesiva en que «no pasará nada» es, en muchas ocasiones, la antesala de una multa evitable y, peor aún, de un incidente que lamentar.
DOSCIENTOS EUROS QUE DUELEN: LA SANCIÓN DE LA DGT AL DETALLE

La normativa española de tráfico, recogida en el Reglamento General de Circulación, es específica sobre las obligaciones del conductor al detener o estacionar su vehículo. El artículo 92 estipula claramente que, al inmovilizar el coche, el conductor debe adoptar las medidas necesarias para evitar que este se ponga en movimiento, especialmente en pendientes, accionando el freno de estacionamiento de manera que garantice la inmovilización efectiva. El incumplimiento de esta norma se considera una infracción grave, y la DGT contempla para ella una sanción económica de 200 euros, una cantidad nada despreciable por un descuido que apenas requiere unos segundos de atención extra.
Esta multa no suele conllevar la retirada de puntos del carné de conducir, pero su importe ya es suficiente para causar un trastorno económico. La sanción puede ser impuesta por cualquier agente de la autoridad con competencias en materia de tráfico que observe el vehículo incorrectamente asegurado, sin necesidad de que este llegue a desplazarse, ya que la simple omisión de la medida de seguridad es motivo suficiente para la denuncia. La filosofía detrás de esta regulación, impulsada por la DGT, es clara: prevenir el riesgo antes de que se materialice, incentivando conductas responsables al volante y, en este caso, también al aparcar.
MÁS ALLÁ DE LA MULTA: EL VERDADERO PELIGRO DE UN COCHE ‘SUELTO’

Si bien la multa de 200 euros es un argumento de peso, las consecuencias de no asegurar bien el coche en una cuesta van mucho más allá del impacto económico directo. El verdadero «disgusto», como apunta la advertencia, reside en el potencial destructivo de un vehículo que comienza a rodar sin control pendiente abajo, un proyectil de más de mil kilos capaz de causar daños materiales cuantiosos a otros coches aparcados, mobiliario urbano o incluso fachadas de edificios. La imagen de nuestro propio coche golpeando a otros o quedando destrozado contra un obstáculo es, sin duda, un escenario que nadie desea vivir.
Pero el riesgo más grave, y el que justifica plenamente la severidad de la norma y la insistencia de organismos como la DGT, es el peligro para la integridad física de las personas. Un coche descontrolado en una calle, aunque sea a baja velocidad inicial, puede atropellar a peatones o ciclistas que se encuentren en su trayectoria, provocando lesiones de diversa consideración o, en el peor de los casos, consecuencias fatales. La responsabilidad civil y penal derivada de un accidente de este tipo puede ser enorme, superando con creces cualquier sanción administrativa y dejando una marca imborrable en la vida del conductor responsable.
APARCAR EN CUESTA COMO UN PROFESIONAL: TRUCOS INFALIBLES

Para evitar la multa y, sobre todo, los riesgos asociados a un mal estacionamiento en pendiente, basta con seguir unas pautas sencillas pero efectivas que garantizan la inmovilización del vehículo. La primera y fundamental es accionar el freno de mano con decisión, tirando de la palanca con firmeza hasta sentir que ha alcanzado un punto de bloqueo seguro, asegurándonos de que no queda flojo ni a medio recorrido, lo cual comprometería su eficacia. En coches con freno de estacionamiento eléctrico, hay que asegurarse de que el testigo luminoso correspondiente confirma su activación completa.
Además del freno de mano, existe una recomendación crucial que complementa la seguridad: dejar una marcha engranada. Si aparcamos cuesta arriba, insertaremos la primera velocidad; si lo hacemos cuesta abajo, optaremos por la marcha atrás, de forma que la propia resistencia del motor actúe como un freno adicional si el principal fallara. Y como medida extra de precaución, especialmente en pendientes muy pronunciadas, es altamente recomendable girar las ruedas delanteras: hacia el bordillo si estamos cuesta abajo (para que este detenga el coche si se mueve) y hacia el centro de la calzada si estamos cuesta arriba (para que, si rueda hacia atrás, la parte trasera del neumático toque el bordillo). La DGT apoya estas buenas prácticas.
NO SOLO EL FRENO DE MANO: LA ATENCIÓN AL DETALLE QUE EXIGE LA DGT

La correcta aplicación del freno de mano es vital, pero su eficacia también depende del estado de mantenimiento del propio sistema. Un freno de estacionamiento destensado o con las zapatas o pastillas desgastadas no ofrecerá la retención necesaria por mucho que tiremos de la palanca, siendo fundamental incluir la revisión y ajuste periódico de este componente en el mantenimiento regular del vehículo, tal como recomienda la DGT. Ignorar el estado de elementos de seguridad tan básicos es una negligencia que puede salir muy cara, demostrando que la seguridad vial depende tanto de la conducción como del cuidado del automóvil.
Finalmente, este episodio del freno de mano nos recuerda una lección más amplia sobre la conducción y el aparcamiento: la importancia de la atención al detalle y el cumplimiento riguroso de las normas. La DGT no solo vigila el uso del freno en pendiente, sino multitud de otras maniobras y situaciones que requieren concentración y respeto por la normativa, desde la distancia de seguridad hasta el correcto uso de los intermitentes o el respeto a las señales de prohibido aparcar. Cada norma de tráfico tiene una razón de ser, generalmente vinculada a la prevención de accidentes y la fluidez de la circulación, y su cumplimiento es responsabilidad de todos para garantizar un entorno vial más seguro. Este toque de atención de la DGT sobre el aparcamiento en cuesta es un buen recordatorio de que la seguridad empieza por los gestos más pequeños, y que la prevención, como bien sabe la DGT, es siempre la mejor estrategia. La DGT insiste constantemente en la necesidad de prestar atención a estos detalles que pueden marcar la diferencia.