Cuando se comenta de Juan Carlos I, muchos hacen una asociación inmediata con su rol fundamental en la transición democrática española, pero a lo personal no todo lo que encierra su vida ha estado limpio de polvo y paja. Como bien se sabe, su larga lista de amantes es uno de los temas más recurrentes, múltiples nombres propios han salido a la palestra, tanto de mujeres del mundo de la alta sociedad como de estrellas de cine y televisivas.
La historia de Ágata Lys, quien fue una de las vedettes más reconocidas en años 70 y 80, así como una importancia inspiración en el movimiento del destape español, tiene mucho que decir sobre ello. Fue ella una de las pocas mujeres de la farándula que le cerró la puerta al rey emérito, manteniendo su integridad y sus principios, en un mundo en el que el poder y el dinero a menudo marcan la pauta.
¿Quién era Ágata Lys y qué significó para Juan Carlos I?

Ágata Lys, nacida como Margarita García San Segundo, fue una reconocida cantante y actriz que se consolidó durante la etapa de la llamada transición española, un período que fue muy convulso en el que tanto los cambios políticos y sociales y el destape de toda una generación se abrieron paso en el cine y la televisión.
Comenzó su carrera en el cine de destape, haciendo filmes que parecían casi una propaganda revolucionaria, contraria a los valores conservadores que nos había dejado el régimen franquista, pero, sin embargo, Ágata Lyz supo rehacerse como actriz, trabajando en cintas más sesudas y ganándose el cariño del público y el respeto de la crítica.
Algunos ejemplos de su filmografía

Películas como Los Santos Inocentes y Taxi marcaron un antes y después en su carrera, demostrando su talento más allá de su imagen de símbolo sexual que el cine de entonces solía asignarle. También fue una de las azafatas del famoso programa de televisión Un, Dos, Tres.
Un intento infructuoso de encuentro por parte de Juan Carlos I

Afirma el portal elnacional.cat/enblau, el rey emérito Juan Carlos I intentó ligar a Ágata Lys después de verla en televisión. Hipnotizado por su belleza y encanto, consiguió su número de teléfono y le llovieron las llamadas. Aun así, la intentona no funcionó. Ágata rechazó una tras otra todas sus propuestas, dejándole claro que ella, en absoluto, quería saber nada con él.
Una amiga de la actriz, sin embargo, llegó a entender que, de hecho, Juan Carlos I incluso envió su coche oficial a recogerla a los estudios de TVE donde trabajaba Ágata. Ella, sin embargo, en contra a todo pronóstico, no subió. Un gesto que dejó claro que no estaba para tonterías de las que sucumbir a las artimañas del poder.
Hay que contextualizar estas propuestas de Juan Carlos I

En los años en los que reinó Juan Carlos I, no eran raras las informaciones que hablaban de sus infidelidades o de lo fuera de lugar que sus comportamientos resultaban en la vida privada. El rey utilizaba su influencia para tratar de conquistar a mujeres del mundo de la cultura y del espectáculo, en ocasiones, incluso, haciéndoles promesas de mucho a los dos para intentar llevárselas a la cama.
Eso sí, el rechazo de Ágata a Juan Carlos I Lys supuso un golpe en la mesa para él. Ansioso de conseguir todo lo que le place a su antojo, que una mujer no se dejase embestir en cuestión de minutos por su posición de poder no fue algo que pasara desapercibido para los que le rodeaban.
Lo importante que fue la negativa de Ágata Lys

Pero el azote de Ágata Lys no solo fue un gesto de valentía, sino un grito por la dignidad en unos años en los que el poder de lo masculino aún era denso en el ambiente en casi cualquier ámbito. Renunciar a los beneficios económicos y sociales que podrían haber surgido de una relación con el monarca demuestra el carácter íntegro de la actriz, quien prefirió mantenerse fiel a sus valores y a su pareja.
Se trata de un episodio que marcó un hito en lo que fue la sociedad de nuestro país durante las décadas de los 70 y 80, porque eran tiempos en los que al rey se le admiraba y se le respetaba y que una mujer de la farándula como Ágata Lyz se hubiera atrevido a decirle que no al hombre más poderoso de este país fue un verdadero testimonio de que tenía no solo valentía, sino también determinación.
Ella no fue la única que rechazó los avances de Juan Carlos I

Ágata Lys no fue la única excepción honrosa que se atrevió a rechazar los avances que le hizo el rey emérito Juan Carlos I. De acuerdo con lo que cuenta el portal elnacional.cat/enblau y otros medios consultados, Raffaella Carrà, la icónica presentadora y cantante italiana, fue otra valiente mujer que le dijo no monarca.
Ella fue muy conocida por ser una mujer independiente y con mucho carácter, de modo que Raffaela Carrà jamás consintió que sus decisiones personales o su carrera profesional estuvieran marcadas por relacionarse con figuras en el poder.
Y qué decir de Malena Gracia

Hubo otra honrosa excepción, la de Malena Gracia, cantante y actriz española quien también se atrevió a rechazar a Juan Carlos I. Pero, los detalles sobre la relación que pudo llegar a tener con el rey emérito o como se conocieron no han trascendido al público, pero en algunos círculos ha llegado a afirmarse que ella también lo rechazó, a pesar de su poder y posición.
La doble moral del emérito Juan Carlos I

El asunto con Ágata Lys nos demuestra que el emérito Juan Carlos I tenía una doble moral. Por un lado, supo ser un líder crucial en momentos en que la historia política de España lo necesitó, llevando a cabo un rol esencial en la transición hacia la democracia.
Por de otro lado, fue un hombre que pudo saciar todos sus excesos personales, teniendo un comportamiento que muchos consideran más que reprochable hacia las mujeres, lo que, en opinión de elnacional.cat/enblau y muchos otros, ha manchado su legado.
Escándalos, uso de los fondos públicos y otras cosillas más…

Los relatos sobre las relaciones sentimentales de Juna Carlos I, que aún a día de hoy siguen saliendo a la luz y la presunta utilización de los fondos del Estado para el financiamiento de las aventuras amorosas que tuvo han creado una controversia mayúscula. Es el ejemplo típico del contraste entre el hombre público y el modo que se comporta el hombre en privado, generando todo un debate, no sólo en España, sino también en el exterior.
Un legado que se le atribuye a Ágata Lys, pero que tiene otras fundadoras

Ágata Lys falleció hace poco tiempo, el 12 de noviembre de 2021, e innegablemente ha dejado un legado que trasciende a su carrera como artística. Lo que se ha sabido de su resistencia al poder y de su capacidad profesional para reinventarse como actriz han sido una gran para los que tienen la convicción de permanecer fieles a los valores personales en un mundo que está plagado de toda clase de presiones.
El hacerle dicho que no al emérito Juan Carlos I sólo es una pequeña parte de su historia, pero su trascendencia opaca sus otros logros, y deja constancia de un instante que fue clave para su vida, en el que prevaleció el hecho de ser digna y ser fuerte.
Las mujeres eran consideradas simples apéndices de sus maridos

Recordemos que, en aquellos años, la cosificación de las mujeres era bastante común, de modo que eran vista únicamente como objetos para satisfacer las apetencias sexuales de hombres que se encontraban en una posición que les permitía ejercer poder y presiones y de sice que Juan Carlos I sacó mucho partido de ello, pero, justo en esos tiempos, Ágata destacó por ser firme y mantenerse independiente.
Su historia es más relevante que nunca, según elnacional.cat/enblau

La de Ágata Lys y su rechazo a Juan Carlos I es una historia que a día de hoy sigue teniendo relevancia, no solamente por revelar algo que sólo era conocido en círculos muy íntimos de poder, sobre cómo solía comportarse el emérito Juan Carlos I, sino igualmente porque su comportamiento la representa como una mujer adelantada a su tiempo.
El portal elnacional.cat/enblau afirma que Ágata Lys debe ser un ejemplo que represente el empoderamiento femenino y la resiliencia en unos tiempos en los que las mujeres no lo tenían nada fácil, ni si quiera desde el punto de vista legal, donde las influencias y el poder sabían imponerse sobre los valores y la ética.