‘La Promesa’ continúa cuidando a su público por las tardes con el cruce de sentimientos, de intrigas y de decisiones que arriesgan la lealtad, el amor y la moral de los personajes que la protagonizan. En el capítulo de este jueves, la trama se tensa, eludiendo conflictos internos y alianzas inesperadas y generando interrogantes que edificios pueden afectar la historia que se ha contado hasta ahora.
La marquesa desafía a Jana con una puesta en escena, Martina comienza a dudar sobre las verdaderas intenciones de Jacobo, y Curro desafía a Cruz con una incómoda verdad. Cada escena vuelve a reafirmar que en ‘La Promesa’ nada es lo que parece y que todo tiene un coste.
LA MARQUESA Y JANA

En el núcleo de este capítulo se desarrolla el enfrentamiento entre la marquesa y Jana, dos mujeres cuyas motivaciones y tácticas colisionan de manera fascinante. La marquesa, siempre astuta y calculadora, intenta desviar la atención de sus propios planes, acusando a Leocadia de haber filtrado información vital a Curro. No obstante, Leocadia no se deja amedrentar y desmiente cualquier implicación, dejando a la marquesa en una situación precaria.
Por su parte, Jana no cesa en su búsqueda de respuestas acerca de la muerte de Dolores. Su tenacidad empieza a generar inquietud en Leocadia, quien comienza a sospechar que la joven podría estar jugando un juego peligroso. ¿Está Jana realmente interesada en desentrañar la verdad, o está utilizando la situación para encubrir sus propias intenciones? Esta duda añade una capa de tensión y suspense a la narrativa, ya que la posibilidad de que Jana oculte un pasado turbio o posea una conexión inesperada con La Promesa podría transformar por completo el curso de la historia.
MARTINA Y JACOBO

Simultáneamente, Martina empieza a poner en entredicho las verdaderas intenciones de Jacobo, un personaje cuya ambigüedad ha convertido el carácter en uno de los más sorprendentes de la serie. Si bien Jacobo ha demostrado ser un buen aliado en ocasiones determinantes, su proposición para que la familia se traslade a vivir a su palacio como solución a la crisis económica de La Promesa tensa a Martina.
La protagonista la desestima de inmediato y deja claro que no está dispuesta a ceder con facilidad. Su manera de actuar habla de su fortaleza, aportando en la trama un aire de desconfianza, y además, también deja entrever ociosa y enigmáticamente la ambigüedad de cuáles son las verdaderas intenciones de Jacobo.
Una vez más, la relación entre Martina y Jacobo está constituida sobre la base de la confianza y la complicidad que han ido conformando desde el principio de la serie, pero este capítulo insinúa que, precisamente, esto está en entredicho. Cuando Martina ve cómo Jacobo saca provecho de la crisis que viven, entonces empieza a preguntarse si su relación se basa en el amor o en el interés.
CURRO Y CRUZ

Por otra parte, Curro confronta a Cruz con la verdad del matrimonio concertado para el que le han preparado. El momento tiene gran peso drámatico no solo por la revelación que supone; la contundente negación de Cruz, una vez más cediendo a la tentación de forjar a su vez la verdad que más le interesa, es un claro ejemplo de su capacidad para manipular en provecho propio la realidad de la que se surte. Pero la determinación de Curro de no dejarse engañar indica que el conflicto tiene mucho camino por recorrer todavía.
El antagonismo surgido de la confrontación Curro Cruz no solo involucra a Curro y Cruz, sino que también al resto de los personajes: la marquesa, para proteger su propio interés, le echa la culpa a Leocadia por haberlo hecho; Leocadia no se achanta y niega su intervención, y ese choque de voluntades viene a ser un resumen y también un recordatorio de que en La Promesa cada personaje tiene sus propias intenciones y no tiene empacho ninguno a la hora de ponerlas en marcha.
Curro había buscado la esperanza y al enfrentarse con Cruz pretende salvarse a sí mismo, mientras que pretende encontrar la verdad al enfrentarse con su adversario; su determinación de no aceptar un futuro definitivamente escrito por otros lo convierte en el referente clave de la lucha contra el poder y en la búsqueda de unos mínimos niveles de autonomía personal; y el enfrentamiento va a dar lugar, con un cambio radical en la distribución del poder, si otros personajes se deciden a apoyar a Curro en su búsqueda de verdad.
CATALINA Y ALONSO

Catalina sigue mostrando que es uno de los ejes morales de la serie. La decisión que toma de llegar a un acuerdo con Samuel y María Fernández respecto del jarrón robado es un acto de justicia y generosidad que contrasta con otras ambiciones. Es un acto que, además de reforzar su potencial como cabeza de familia, también subraya el valor de la solidaridad en tiempos de crisis.
Además, su voluntad de enviar sus joyas para salvar a La Promesa, para salvar a Alonso es otro ejemplo del compromiso de Catalina con la familia. Alonso, desesperado por encontrar soluciones para salir de la crisis económica que se cierne sobre La Promesa, encuentre en Catalina una aliada incondicional, lo cual pone de manifiesto que, juntos, pueden salir de cualquier crisis. Este momento de unión es un rayo de sol en la tormenta que se avecina y que está a punto de destruir lo que han construido.
No obstante, los sacrificios de Catalina no van exentos de consecuencias. Al ceder sus joyas, renuncia a una parte de su patrimonio personal, al mismo tiempo que renuncia a una parte de su identidad y seguridad. Este hecho de caridad podría tener en Catalina un impacto emocional profundo si la crisis económica no se resuelve con la rapidez esperada. Además, se pregunta hasta qué punto Catalina está dispuesta a sacrificar en función de una tendencia y hasta qué punto eso la llevaría a cuestionar incluso su rol dentro de la familia y de La Promesa.
PETRA, TERESA Y ANA

En la planta de servicio, Petra aborda a Teresa con una afirmación preocupante: ella sabe de la partida de Marcelo del palacio porque su relación está mal. Teresa, desinteresada en la discusión, no se opone a las palabras de Petra, dejando entrever que la distancia entre ellos es considerablemente mayor de lo que muchos esperaban. Esta subtrama hace que la ficción adquiera un efecto de verosimilitud, ya que recuerda que incluso alguien que vive entre lujos y conspiraciones y rodeado de atención, no puede dejar de acomodarse, por las dificultades de su propia relación que es mala.
Mientras que Ana intenta calmar a su hijo tras el desvanecimiento. Le dice dulcemente que ella tiene esperanza en volver a recuperar su relación con Ricardo. Dicha frase denota que, pese a los errores de la relación, siempre hay tiempo para el perdón. Este pasaje tierno por sí solo es un contrapunto necesario de las tensiones de este capítulo.
La relación de Ana y Ricardo, sin embargo, no es sencilla. Ana se dice dispuesta a perdonar, a caminar hacia adelante. Ahora queda saber si Ricardo está preparado para hacer frente a sus errores, para mostrar sus incapacidades para hacerse perdonar, para volver a confiar. La subtrama no solo profundiza en los personajes, sino que, además, ahonda también en temas universales como la liberación, las posibilidades del perdón, de la liberación de los errores, del cambio.