La Favorita 1922 no es solamente un espacio en el cual se sirven platos sabrosos, sino una situación escénica donde los corazones laten entre traiciones, amores prohibidos y la fascinación que despiertan las venganzas servidas en frío. La llegada del marqués Don César ha hecho tambalear las bases de un lugar que parecía haber encontrado, por fin, algo de la tranquilidad perdida. Pero en este universo, en el cual cada personaje encierra y muestra más de lo que indica, la calma nunca dura demasiado.
EL MARQUÉS Y SU VENGANZA

Don César en La Favorita 1922 no es un hombre que actúe por impulso. Venganza, como plato bien elaborado, requiere tiempo, paciencia y los ingredientes adecuados; su estrategia es clara: ir ganándose la confianza de las favoritas para, después, dividirlas desde dentro. Su conversación con Manuel, la historia de su paternidad, es un claro ejemplo de su modus operandi. El mozo está feliz y satisfecho por su futura paternidad y le asesta un golpe bajo cuando Don César cuestiona su capacidad de ser padre. “Sabe un hombre que no tuvo padre, lo dudo muchísimo que sea un buen padre”, susurra Don César, colocando su arma de duda en un corazón muy ilusionado hasta entonces.
Pero Don César, por supuesto, va más allá. Cecilia, en el momento de su embarazo, es su siguiente objetivo. Él se desdibuja en la figura del que protege y la hace creer que las otras compañeras, aunque bienintencionadas, no son ninguna ayuda en un momento que lleva al efecto de «alimento de la vida»: ¿será capaz de ir más allá de su manipulación? El desvanecerse de Cecilia en la cocina no hace más que añadir leña en el fuego. ¿!– /wp:paragraph –>
Lo más peligroso de Don César es que nadie llega a desconfiar de sus intenciones ocultas; mientras las favoritas lo ven como un caballero, el marqués ya ha empezado a envenenar sus relaciones. Con Elena, por ejemplo, tiene conversaciones aparentemente inofensivas, pero todo es culpa de él, cada palabra estaba meditada por él para acabar con su liderazgo.
Y luego está Lola, a la que la salida de Julio le deja en una especie de limbo; el marqués podría intentar explotar su debilidad desde la cara de la comprensión y alimentando el odio hacia las demás. En este partido de ajedrez, cada movimiento irá acercando al marqués a su máxima meta: ver como La Favorita se desmorona desde las entrañas. La pregunta será: ¿llegará alguien a descubrir su juego con anterioridad a que sea demasiado tarde?
AMORES QUE DESAFÍAN EL DESTINO

La pastelera de La Favorita ha tomado una decisión que cambiará su vida: romper su compromiso, seguir su corazón». Al fin toma la decisión más importante de su vida, la que le cambiará la vida de una forma diferente a la que ha vivido hasta este momento: «desafiar a esa sociedad que espera que una mujer elija la seguridad frente la felicidad». Rosa ha demostrado que el amor, incluso el más utópico, merece la pena.
Pero su exnovio regresa con un aviso que Rosa no quiere ignorar: «el hermano de Cecilia se va a la cárcel». «Van a llevarle a juicio», le espeta, como si con estas palabras tratara de hacerla volver atrás. Pero Rosa ya no es la mujer que vivía bajo las expectativas de los demás. Fermín, aunque no es el hombre perfecto, representa la libertad que tanto tiempo ha deseado. La única pregunta es si su amor vivirá lo suficientemente bien como para poder superar lo que se avecina.
El reencuentro con su antiguo novio no es sólo fuente de amenazas, sino también parcelas de dudas ¿Y si Fermín no ha llegado a estar preparado para asumir un compromiso serio? En una especie de intercambio violento de palabras Fermín se llega a permitir decirle: No quiero que tú pierdas todo lo que has construido por mí; muestra así quedar inseguro. Rosa, por su parte, obstinada y pasional, no se da por vencida y le contesta: Prefiero perderlo todo que vivir una mentira, sellando así con un beso un destino del amor que ya existe en aquel nuevo amor, un destino del amor que puede superar lo que el lenguaje expresa.
El mundo exterior también les hará sentir presión: ya existen rumores en el restaurante, extraños y no todos están a favor; Elena se muestra particularmente inquieta para el funcionamiento del equipo: El amor está muy bien, pero este lugar necesita estabilidad, le dice en una confidencia para Rosa. ¿Pueden Rosa y Fermín llegar a demostrar que su amor no es un obstáculo en La Favorita sino un mientras que la une más todavía?
SECRETOS Y TRAICIONES EN LA FAVORITA

En La Favorita, las impresiones engañan y no podemos fiarnos de lo que aparentan ser las cosas. Ana, gracias a su afán por introducirse en las entrañas del restaurante, descubre que hay un alguien –sabe que ése no puede ser otro que un camarero– que ha metido mano en la caja del restaurante; algo muy sutil, casi insignificante, que no obstante ha puesto en alerta. ¿Quién está robando? ¿Y por qué ahora, cuando el marqués se mueve?
Julio, que ha desaparecido sin dejar rastro (y se va con Lola a Sudamérica), no es más que el eco de otro misterio más que queda por resolver. ¿Se arrepintió de todo en el último momento? ¿Había alguien detrás de esa huida súbita? En un espacio donde todos tienen algo que ocultar lo que, finalmente, nos revela la verdad acabaría saliéndolo, aunque fuere entablón de alguien.
Y, zen de paso, Don Benito y su mano derecha reciben una inquietante propuesta del suegro de Elena: «¿Desde cuándo nos ha movido mancharnos las manos?». La frontera entre una cosa y la otra se ha diluido tanto que La Favorita, lo que podría costar lo va a acabar pagando.
El hurto de la caja no es un episodio aislado. Poco después tras el robo, Ana descubre un pañuelo con las iniciales «D.C.» en las cercanías del escenario del delito. ¿Es una trampa para incriminar debidamente al marqués o es realmente una pista? Lo que sí es cierto es que el ambiente del restaurante ya no es el mismo, hasta los clientes más asiduos empiezan a notar que la cosa no cuadra: «Hasta el aire huele a intriga, por lo que hasta mis ganas de cenar han menguado.
Y después está el enigma de Julio. Lola, hecha trizas por la partida de Julio, recibe una carta anónima que anuncia: «No todo es como te lo han contado». ¿Acaso está vivo? ¿Pasa por situaciones de peligro? ¿O simplemente se escapó de una vida que ya no deseaba? Mientras los acontecimientos tienen lugar, en la balanza sigue habiendo las sombras de quienes mueven los hilos de la manipulación, y quien así lo hace puede que sea conocido por quienes lo rodean.