Las mascarillas y los guantes, un problema para el planeta

Desde que comenzara la cuarentena debido al coronavirus, han cambiado algunos hábitos entre los ciudadanos, como por ejemplo la utilización de mascarillas y guantes al salir de casa. Estas, junto a otras precauciones, como el lavado de manos y desinfección de algunos artículos, son las que van a ayudar a disminuir el nivel de contagios. Sin embargo, aunque se trata de prácticas que nos pueden poner a salvo, están provocando un daño muy serio al medio ambiente. Solamente la gran demanda de látex y mascarillas desechables, suponen una elevadísima contaminación. No hay más que ver el suelo de los aparcamientos o las calles cercanas a los supermercados. 

Por otra parte, el confinamiento obligatorio, con la correspondiente limitación de movimientos, ha servido para reducir drásticamente las emisiones contaminantes. La calidad del aire ha mejorado considerablemente en las ciudades más pobladas. Mientras los cielos se despejan y podemos ver el horizonte sin su acostumbrada boina de polución, el consumo de plásticos sigue aumentando, como confirman los responsables de la Campaña de Plásticos promovida por Greenpeace en España. El sistema actual lleva décadas promoviendo el consumo de usar y tirar, y esto lo percibimos ahora muy claramente con las mascarillas, los guantes, las toallitas higiénicas, etc. Aunque la prioridad es la salud, si existiesen opciones reutilizables, sería más fácil manejar la situación de forma que, luchar contra una enfermedad no implicase un aumento tan terrible de los residuos. 

¿QUÉ PASARÁ, A NIVEL MEDIOAMBIENTAL, TRAS LA CUARENTENA?

La cuarentena finalizará y la atmósfera estará más limpia, pero nuestros mares habrán empeorado. De seguir este ritmo se prevé que en 30 años la cantidad de basura marítima superará al número de criaturas oceánicas, con terribles consecuencias para la biodiversidad y por consiguiente para el ser humano. Otro problema añadido que explica  Tatiana Nuño, responsable de cambio climático en Greenpeace España, es a probabilidad de que los gobiernos apliquen políticas de choque para paliar la crisis económica derivada del estado de alarma, de forma que el control de la emisión de gases de efecto invernadero se convertiría en una cuestión de segundo orden. Así pues, los expertos pronostican que cuando salgamos de nuestro confinamiento nos encontraremos un planeta más contaminado. 

Noemi A.
Noemi A.
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