Sí, aunque vistan de verde, los guardias civiles tienen ideales

A propósito del destituido coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí, exjefe de la Unidad Central Operativa (UCO). Un medio titula: “El coronel de la UCO cesado fue condenado por torturas e indultado por Aznar”. Hace unas semanas, a Manuel Pastrana otro de esos héroes de la lucha contra ETA, le preguntaban en TV3, tras afearle que reconociera bofetadas a los etarras detenidos, a lo que llamaron “torturas”:

–Señor Pastrana, ¿usted no entiende que alguien elija morir y matar por unos ideales políticos?

Pastrana, un subteniente retirado de colmillo retorcido que fue agente doble contra ETA y mandó el GAL, miró de costadillo a la entrevistadora, que estaba imbuida del espíritu supuestamente heroico de la independencia catalana. No dijo nada, un murmullo.

¿Acaso los guardias civiles no tiene ideales? ¿Acaso es romántica y políticamente legítimo pegar un tiro en la nuca a un agente o a un concejal, y no darle un par de hostias a un asesino? Quizás alguien sea tan memo de creer que Pastrana, o Corbí, o tantos otros se jugaron la vida por el miserable sueldo de la Benemérita y no por un ideal: España libre de asesinos.

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Manuel Sánchez Corbí, coronel, se jugó la vida muchas veces en la lucha contra ETA. No es que lo diga yo, es que le delata la pechera de su uniforme. Entre la interminable fila de medallas hay cinco marcas rojas: medallas al mérito en las que se reconoce que puso en riesgo su vida. En riesgo por una misión, por su país, la legalidad, la Constitución, digamos que algo más elaborado que los genéricos “ideales políticos”.

Merca2 ya dio noticia de la carrera policial del coronel Corbí. Incluso fue a misiones de inteligencia con la cobertura de sus hijos, algo que unos años antes ya había hecho el propio Manuel Pastrana.

El equipo de Fernando Grande-Marlaska, de acreditada competencia, probablemente haya necesitado dar un golpe de autoridad después de que se filtrara el email del coronel informando de que se había cortado el flujo de fondos reservados para investigaciones.

LAS FILTRACIONES DE LA UCO

Tiene su punto de ironía que el jefe de la UCO haya “muerto” por una filtración. La UCO es la unidad de élite de la Guardia Civil en investigación y filtraciones interesadas. Claro, que hasta ahora todas iban en otra dirección.

Los primeros componentes del embrión que acabó siendo la UCO pasaron numerosos cursos de formación. Muchos los recibieron en Quantico, Estados Unidos, en la sede del FBI. Una de las enseñanzas de los colegas estadounidenses fue la filtración y manipulación de medios de comunicación.

No se extrale nadie de ver fotos de cómo se detiene a Ignacio González, de por qué aparecen trozos de sumarios en los medios, de la publicación de fragmentos de conversación, lógicamente comprometedores, sonrojantes y, cómo no, interesados. Interesados para la investigación.

Además del valor, si algo se le supone a un agente de la Guardia Civil es un celo superlativo en lo referente a las labores del servicio y la custodia de información. Ya puede uno liarse a invitar a carajillos o solysombra (por poner dos ejemplos caseros), que un guardia solo contará lo que le han autorizado –o pedido– sus mandos.

EL CASO DE OLOT

Los secuestradores de la farmacéutica de Olot, allá en el final de los 90, cayeron merced a una trampa que la UCO les tendió en colaboración con la revista Interviú, que se prestó a ello por responsabilidad, ganas de espabilar las ventas y mayor gloria de sus protagonistas. Algo parecido se intentó con la presunta –que no era– asesina de Rocío Wannikhof. La cosa salió fatal, porque acusaron y metieron en la cárcel a una inocente.

Púnica, Lezo, el Caso Diana Quer, Taula, no hay operación de la UCO que no tenga su parte de inteligencia y manipulación de los medios. A veces para espantar a los malos e inducirlos al error, otras para justificarse, otras para lograr fondos, o poner en compromiso a un juez… Siempre con la anuencia y complicidad de periodistas ávidos de una exclusiva. Esta es la cruda realidad que nadie les contará nunca.

ASPIRANTE A GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL

Pues Manuel Sánchez Corbí ha caído por una filtración interesada que esta vez no ha sido admitida en Interior. Si alguien duda del rigor de Grande-Marlaska, que mire sus instrucciones y sentencias, entre ellas la del Bar Faisán –lugar de caza, por cierto del sargento Pastrana–. Ana Botella, secretaria de Estado de Seguridad, tiene una solvente carrera, experiencia como Delegada del Gobierno y además es ex alumna de la XXVI promoción de Defensa Nacional del CESEDEN.

Allí, en el CESEDEN, acababa de terminar Corbí su curso de ascenso a general. Testigos que le vieron moverse como alumno señalan que impresionaba a sus colegas la amplitud y los colores de su medallero. Los militares llevan el currículo en la pechera. Un alumno brillante llamado a ser un general importante en la Guardia Civil. Probablemente ya no lo será. Los nombramientos de general los hace el Gobierno, tras propuesta de los cuerpos militares. Es dudoso que Corbí, al que los medios que se han beneficiado de filtraciones ahora acusan alegremente de “torturador” (por cierto, el torturado está vivito y coleando y no abjura de sus “ideales políticos” a costa de la violencia), pueda ya llegar a general.

Habrá que conformarse como legado con el libro que escribió –junto a Lorenzo Silva y el periodista Gonzalo Araluce– sobre su lucha contra ETA: “Sangre, sudor y paz”.