La burbuja inmobiliaria no existe… son los padres

«No compren viviendas, no merece la pena, la burbuja está muy cerca de volver a estallar». Esta profecía es repetida una y otra vez por muchos opinadores, y el mensaje ha calado en la calle. Pero la realidad es que los datos y las versiones de los expertos del sector demuestran que no existe ninguna burbuja, ni se la espera.

El problema es que el discurso de los profetas agoreros ha llegado a los ciudadanos. De hecho, el 82% de los españoles creen que el mercado inmobiliario presenta indicios similares al estallido de la crisis, según un estudio realizado por Casaktua. La intención de compra de vivienda gana adeptos, sube 7 puntos y el alquiler desciende un 1%. Contrarios a esta corriente generada por el miedo y la inestabilidad política en algunas grandes ciudades se muestran los expertos del sector inmobiliario.

A pesar de la subida de la demanda de vivienda no atisban una nueva burbuja, que sí vaticinan en el alquiler.

Chus De Miguel, directora comercial de Casaktua, es una de estas personas que aseguran que el escenario que existe en la actualidad no tiene nada que ver con el vivido en el año 2007. «No hay ninguna burbuja inmobiliaria y tampoco se está gestando», afirma De Miguel.

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Para defender su teoría, la experta se basa en datos y hechos de su propia compañía. «Nosotros estamos comercializando en 2.200 localidades y puedo asegurar que en la mayoría de los puntos los precios de la vivienda no están subiendo. Y estoy segura de que en algunos sitios seguirá descendiendo», explica De Miguel. En este sentido, la experta argumenta que es tanto el stock y tan baja la demanda que es imposible que la vivienda entre en estos momentos en una nueva burbuja.

De todos modos, los más duchos de este sector comprenden que el ciudadano de a pie tenga la sensación de que una nueva burbuja inmobiliaria espera al acecho a la vuelta de la esquina. En una sociedad de consumo donde el usuario engulle titulares alarmistas y no atiende a datos, la alarma es mayor.

Los grandes medios centran sus informaciones en ciudades como Madrid y Barcelona -lugares donde sí ha aumentado el precio de la vivienda- y por ende el resto de la población entiende que es una dinámica que ocurre en todo el territorio nacional.

Es decir, los españoles leen lo que ocurre en las capitales de provincia y los extrapolan al resto de localidades. Por este motivo, es muy habitual escuchar en la calle lo mismo que imploran algunos profetas de los ‘mass media’: «Cuidado el ladrillo sube, la burbuja se acerca y una nueva crisis nos aguarda». De hecho, el chascarrillo es comentado en los bares casi al mismo nivel que la chilena de Cristiano Ronaldo contra la Juventus de Turín en la Champions League.

Pero los datos marcan una realidad muy distinta al sentir de la ciudadanía. Si bien es cierto que los precios de la vivienda han subido un poco más de 6% en este último año, todavía están muy lejos de guarismos del estallido de la burbuja inmobiliaria. De hecho, los precios son un 44% más bajos que los del año 2007.

Incluso sumergidos dentro del discurso alarmista los expertos vuelven a desmontar la teoría. «Sí, es cierto que en grandes ciudades se está produciendo un repunte del precio, pero no en todas las zonas. Por ejemplo, el Norte de Madrid sí sube y seguirá subiendo, pero en el Sur los precios están por los suelos. Lugares como Villaverde o Vallecas que son más periféricos donde existe mucha oferta, pero poca demanda son lugares donde encontrar una vivienda barata. Y no están tan lejos del centro», afirma De Miguel.

De todos modos, la prudencia de los entendidos no sólo se basan en datos fríos, sino también en actuaciones de agentes implicados en esta situación. «Los bancos no están cometiendo los mismos errores del pasado a la hora de conceder hipotecas. No hay las mismas transacciones que se dieron en el años 2007. Y la realidad es que todavía hay que desaguar mucho stock que existe en las entidades financieras», explica la directora comercial de Casaktua. En este sentido De Miguel opina que absorciones como la del Santander al Banco Popular favorecerán en un futuro cercano al descenso del precio de la vivienda.

LA PERIFERIA TOMA PROTAGONISMO

Este optimismo con respecto a la no creación de una nueva burbuja en la compra de vivienda no es la misma que se percibe en el alquiler. Sobre todo, en las grandes ciudades. «Es una realidad que en ciertas zonas existe una gran demanda de alquiler y muy poca oferta. Por este motivo el precio aumenta», afirma De Miguel. Pero esto no es sólo si no una consecuencia de migración de la población a los lugares donde hay trabajo.

Esta situación influye en la creación de las denominadas ciudades dormitorio, que son aquellas localidades periféricas de capitales de provincia como Madrid o Barcelona. «No tengo pareja, trabajo en Madrid, pero con mi sueldo no me puedo permitir el alquiler en la capital. Estoy pensando en mudarme a localidades cercanas donde el precio sea menor», afirma una joven trabajadora del sector textil.

UNA MUJER JOVEN, EL PERFIL DE LA PERSONA QUE ALQUILA

Precisamente, este es el tipo de persona más interesada en alquilar, según el estudio realizado por Casaktual. Mujer de entre 25 y 34 años y con unos ingresos cercanos a los 1.200 euros es el perfil de los buscadores de arrendamiento. Por tipología, el piso sigue siendo lo más demandado y el apartamento crece.

En cuanto a la inversión, La adquisición de una vivienda con el objetivo de alquilarla constituye la mejor opción para invertir. Y el perfil del inversor de vivienda es un trabajador por cuenta ajena de entre 45-55 años, con unos ingresos netos familiares de 3.001-4.500€/mes y con unos ahorros para la inversión de 100.000-150.000€.