Esto son los casos en los que tomar amoxicilina es un riesgo

La amoxicilina es un antibiótico que elimina bacterias y microbios. Lo receta el médico cuando se detecta una infección en el cuerpo para acabar con ella, sobre todo cuando se diagnostica sinusitis, otitis, amigdalitis o neumonías.

Pero también se usa para tratar infecciones de orina, de piel o incluso de dientes. Lo que hace el antibiótico es impedir que esas bacterias formen una cobertura externa para protegerse de los fármacos. Pero es importante recordar que no se debe utilizar a la ligera, sobre todo en caso de resfriados y catarros comunes, como erróneamente hacen algunas personas.

La amoxicilina es buena, de hecho, es el tratamiento más recomendado para las embarazadas y también se ha incluido en la lista de medicamentos esenciales para la gestión de la crisis sanitaria del covid-19. Pero hay que tener en cuenta algunos de sus efectos secundarios y en qué casos, tomarla es un riesgo.

VÓMITOS, ANSIEDAD…

Uno de los efectos es la inflamación del colon y esto implica episodios de tipo intestinal en forma de diarreas, vómitos, náuseas, ansiedad, insomnio, confusión y cambios de comportamiento. Además, es muy habitual la infección por hongos en la boca o en los aparatos genitales.

A su vez está la pérdida de apetito. Por otra parte, a algunas personas les produce reacción alérgica este tipo de antibiótico, hay quienes experimentan una hipersensibilidad a la amoxicilina en forma de erupciones cutáneas, urticaria o picazón. Es más frecuente en aquellos con antecedentes de alergia, asma, fiebre del heno o urticaria.

Otro de los errores más habituales es utilizar la amoxicilina para tratar los resfriados, pero lo cierto es que no actúa frente a estas infecciones.