Homeopatía: el negocio que juega con la salud de los pacientes

A Sammuel Hahnemman se le puede considerar un visionario en su época. En el contexto de finales del siglo XVIII dejó la medicina por considerar que causaba más sufrimientos que beneficios en el paciente. Hay que recordar la época en la que vivía, en la que se utilizaban métodos poco prácticos para curar a las personas de sus males: por esta razón, se decidió a crear la homeopatía.

Las bases en las que se hunden los principios de esta teoría se basan en tres pilares fundamentales: dos de carácter natural y vitalista y otro -con parte de sentido- como es la disolución hasta niveles insospechados en agua de los ingredientes utilizados.

«Por un lado se basa en una teoría muy antigua: la analogía. Es decir, lo similar cura a lo similar, de ahí viene el origen etimológico de su nombre, homeo. Por otro lado, esta teoría ve que en la naturaleza existen componentes que pueden ayudar a curar nuestros males», asegura Javier Armentia, astrofísico y uno de los representantes más conocidos del movimiento por el pensamiento crítico en España.

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El médico sajón, Samuel, Hahnemann, es el creador de la homeopatía en un contexto histórico diferente al actual -Finales del siglo XVIII-

En cualquier caso, y como colofón final, la disolución en agua y la agitación -para que esta se nutra de las propiedades positivas- y se elimine lo malo, compone finalmente la otra base sobre la que se sustenta esta pseudociencia. Para estas disoluciones se creó un sistema de medida conocido como el centesimal de Hanehmann.

«La homeopatía nace en una época en la que la mitad de los tratamientos mataban más que curaban a los pacientes. La expresión mata sanos que se utiliza en español viene de estos tiempos», admite

Con estos antecedentes, lo que queda claro es que este tipo de tratamientos se debería haber quedado en eso: una práctica del pasado que engrosara los libros de historia de medicina. Sin embargo, el panorama, a día de hoy, es totalmente distinto. Esta práctica sigue más que vigente en todos los países del mundo y sus productos son vendidos en farmacias como un medicamento más.

Un 61% de españoles conoce lo que es la homeopatía

En España, por ejemplo, según el último estudio realizado por el laboratorio boiron -uno de los principales del mundo en producción de remedios homoepáticos- un 61% de los ciudadanos españoles conocen lo que es la homeopatía e incluso un 25% de las personas mayores de 60 años acceden a este tipo de productos gracias a los médicos. 

«Los laboratorios centrados en este tipo de productos gastan todo su dinero en comunicación, ya que no tienen que investigar nada. Por ejemplo, en los últimos años han comprado cátedras -en la Universidad de Zaragoza- o han potenciado másters en Barcelona y Sevilla«, admite el representante del movimiento escéptico.

Por lo tanto, nos encontraríamos ante una situación en la que los defensores de este tipo de artículos han comprado parte de su prestigio en los últimos años -cuando las revistas científicas han concluido que estos métodos no seguían ningún tipo de rigor-. Esto también ha servido a los laboratorios para tomar una decisión estratégica: virar hacia la complementariedad.

«Los medicamentes homeopáticos no sirven para nada. No hacen ningún mal, pero tampoco ayudan a curar ninguna enfermedad»

«Los medicamentos homeopáticos sirven para todo o para nada. No hacen ningún mal, pero tampoco ayudan a curar ninguna enfermedad. En 200 años de homeopatía no ha conseguido desarrollar mejora alguna para ningún tipo de problema en los pacientes», continúa Armentia.

Esta situación ha llevado a la Sociedad Española de Médicos oncológicos a emitir el pasado mes de agosto un comunicado de prensa en el que se advierte de los peligros de cualquier tratamiento alternativo -campo en el que se integran más prácticas a parte de la homeopatía- que se salga de los tratamientos médicos rigurosamente probados.

El problema es que algún paciente ha llegado a ver más atractivos los complementos que el propio tratamiento en el hospital. Esto le ha llevado a ser menos constante con su cura e incluso a abandonarla en otros tantos casos. 

«Puede que algunos procesos o tratamientos médicos se vendan mal. El paciente puede tener la sensación de que su médico y el equipo que hay detrás no piensa en él -cuando no es así-. Esta situación puede hacer que se acerque más a estas terapias alternativas que a los propios tratamientos que le están curando realmente», mantiene el experto.

La FDA ha comenzado a mover ficha: obliga a las farmacéuticas a informar rigurosamente sobre los productos homeopáticos

A pesar de todo, en Estados Unidos ya se están poniendo al día en este sentido. De hecho, la Cámara de Comercio del país norteamericano (FDA) ha comenzado a obligar a que las empresas farmacéuticas encargadas de elaborar estos productos deben dejar bien claro en sus etiquetas que es un procedimiento sin ningún rigor científico.

En España, sin embargo, todavía nos encontramos lejos de estas prácticas -de buen uso-. Aunque en este caso, la culpa no es solo nuestra, sino que los grandes lobbys alemanes y británicos han jugado un papel demasiado importante en las directrices marcadas por la Comisión europea.

«En la historia de las reglamentaciones europeas han primado siempre con fuerza la opinión de los grandes lobbys. En este sentido, los grupos de presión germanos -donde existe una tradición muy fuerte de los laboratorios homeopáticos– han tenido una importancia vital en la situación actual», concluye el propio Armentia.