jueves, 18 diciembre 2025

La nueva pubertad no llega sola: viene con bisturí y filtros de TikTok

La pubertad dejó de ser proceso y pasó a tratarse como defecto. Redes, filtros y cirugías prometen perfección inmediata, mientras adolescentes quedan atrapadas entre presión estética, validación digital y un silencio adulto que no protege.

Durante décadas, la pubertad fue una etapa incómoda pero necesaria. Un tiempo de cambios, dudas y construcción de identidad. Hoy, ese proceso parece acelerarse hasta desaparecer, reemplazado por una promesa de perfección inmediata impulsada por redes sociales, filtros digitales y cirugías estéticas cada vez más tempranas.

Lo que antes era transición ahora se vive como un error a corregir. La pubertad ya no se atraviesa: se interviene. Y en ese atajo hacia una adultez artificial, miles de adolescentes quedan atrapadas entre la presión estética y el silencio adulto.

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Cuando crecer se vuelve un defecto

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En el ecosistema digital actual, la pubertad perdió legitimidad cultural. El acné, los cambios corporales y la inseguridad dejaron de ser parte del relato aceptado del crecimiento. En su lugar, se impone una imagen adulta, pulida y sexualizada que no admite procesos. Para muchas adolescentes, la pubertad es vista como un obstáculo visual que hay que eliminar cuanto antes.

Los casos se repiten en distintos lugares del mundo. Rinoplastias como regalos de quince, liposucciones antes de terminar la secundaria y procesos quirúrgicos documentados en TikTok como si fueran rutinas de belleza. La pubertad, en este contexto, se transforma en un defecto corregible y no en una etapa formativa.

Detrás de cada intervención hay una narrativa que se repite: “mejorar la autoestima”. Sin embargo, numerosos testimonios revelan lo contrario. Adolescentes que se operaron durante la pubertad relatan trastornos alimentarios, ansiedad crónica y una relación aún más conflictiva con su cuerpo. El mensaje que reciben es claro y devastador: así como sos, no alcanza.

Filtros, quirófanos y validación social en la pubertad

Filtros, quirófanos y validación social en la pubertad
Fuente: Quironsalud

Las redes sociales no solo muestran cuerpos, los jerarquizan. Algoritmos que premian la hipersexualización convierten la pubertad en un estado de invisibilidad digital. Quien no parece adulta, no existe. En ese esquema, la cirugía estética deja de ser una elección individual para convertirse en una estrategia de supervivencia simbólica durante la pubertad.

Influencers menores de edad que alcanzan picos de popularidad tras operarse refuerzan un modelo aspiracional imposible de replicar de forma natural. La adolescencia queda así despojada de valor, sustituida por una versión producida del cuerpo femenino que promete likes, seguidores y aceptación.

Pero el problema no se agota en las plataformas. Padres que consienten, médicos que operan y clínicas que financian procedimientos completan un circuito donde la pubertad es tratada como una falla técnica. Nadie parece detenerse a pensar en las consecuencias físicas y emocionales de intervenir un cuerpo en desarrollo, ni en el impacto simbólico de borrar esa etapa.

La pubertad no es una enfermedad ni un error estético. Es un proceso vital que requiere tiempo, contención y referentes adultos responsables. Saltarla no empodera: fragmenta. Cuando una sociedad celebra cuerpos intervenidos y silencia las dudas, no está acompañando a sus adolescentes, está empujándolas a desaparecer.

Hoy, más que nunca, defender la pubertad es un acto cultural urgente. Porque cuando se la convierte en algo que debe corregirse, lo que se pierde no es solo una etapa, sino la posibilidad misma de construir identidad sin miedo.


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