La conversación global sobre el cambio climático ha estado, durante años, secuestrada por una dicotomía estéril: el crecimiento económico y la generación de empleo versus la responsabilidad ambiental. Esta elección binaria, a menudo presentada como una obligación trágica para gobiernos y empresarios, ha sido el «gran obstáculo» que ha impedido un avance significativo en la lucha climática, según afirma el expresidente de México, Felipe Calderón. Ideas que, según el mandatario del país norteamericano, nos conducen hacia un nuevo marco de pensamiento, conocido como la Nueva Economía Climática (NEC), que propone desmantelar este falso dilema, demostrando que la acción climática no es un costo, sino el motor de la próxima ola de crecimiento económico global.
La génesis de esta tesis se encuentra en la Comisión Global de Economía y Clima, un esfuerzo internacional que Calderón tuvo el honor de encabezar tras el deterioro del diálogo climático post-Copenhague. La conclusión central de esta comisión fue reveladora y urgente: la creencia de que se debe «optar por el crecimiento económico y los empleos» o «por la responsabilidad climática» es esencialmente falsa . Esta narrativa equivocada condena a los líderes a elegir una ruta de corto plazo, siempre priorizando el pan y la estabilidad laboral, en detrimento de la supervivencia a largo plazo.
La Nueva Economía Climática surge, entonces, como un proyecto pragmático y optimista. Su postulado fundamental es claro y revolucionario: «sí es posible tener crecimiento económico, generación de empleos, alivio de pobreza y al mismo tiempo ser responsable con el cambio climático». Esto significa que es totalmente viable reducir las emisiones de carbono mientras se mantiene un crecimiento económico sostenido, integrándose mejor, ahorrando energía y respetando los ecosistemas naturales. Lejos de ser un freno, la sostenibilidad se convierte en el trampolín para la innovación y la competitividad.
INNOVACIÓN Y ROL ESTRATÉGICO DEL ESTADO
El giro de paradigma propuesto por la NEC se basa en un factor disruptivo y ya visible: la innovación tecnológica. El expresidente Calderón subraya que el abatimiento dramático de los costes en el sector de las energías renovables ha sido un pilar en esta nueva economía. Este fenómeno no es casual, sino el resultado directo de la voluntad política, particularmente en Europa. La regulación europea en materia de emisiones, con sistemas como el de «cap and trade«, detonó una cascada de cambios estructurales que han hecho que la energía renovable sea hoy «tanto más competitiva que la energía tradicional».
El ejemplo de México es paradigmático. Calderón recuerda que, en sus inicios como Secretario de Energía, impulsar el primer parque eólico fue visto como una locura. Sin embargo, con el tiempo y la innovación global, el coste del megavatio hora de capacidad se redujo drásticamente, en algunos casos, más del 90%, demostrando cómo la tecnología, estimulada por las políticas correctas, puede cambiar las reglas del juego.
Bajo la óptica de la NEC, la tarea de los gobiernos es menos sobre subsidiar «a como dé lugar» y más sobre eliminar las barreras que favorecen el modelo antiguo. La medida más urgente y efectiva, según esta visión, es simple y fiscalmente liberadora: dejar de subsidiar la industria de combustibles fósiles. Al retirar los incentivos al petróleo y al gas, se nivela el campo de juego, permitiendo que las alternativas más limpias compitan por su propio mérito económico, generando un cambio global que, a su vez, produce más empleo y crecimiento. La lucha contra el cambio climático, vista así, no es un acto de altruismo, sino una estrategia inteligente para generar negocio, empleo y utilidades para las empresas.

NUEVA NARRATIVA
Para que la Nueva Economía Climática penetre en la conciencia social y empresarial, se requiere un cambio fundamental en el discurso. Calderón critica el «radicalismo ambiental» y la «estridencia» que han exacerbado la polarización, llevando a muchas personas a rechazar el tema por completo. La experiencia política le ha enseñado que «la amenaza del infierno, el miedo, ya no mueve a nadie».
El camino hacia la acción debe ser pavimentado con una narrativa fresca y mucho más positiva. En lugar de predicar el «castigo al infierno», el mensaje debe centrarse en la esperanza del paraíso: un mundo con mejores empleos, mayor crecimiento económico, una vida más saludable para los hijos y una convivencia más humana.
A pesar del optimismo pragmático, la urgencia de la crisis no se minimiza. La humanidad ya llegó tarde a la cita del Acuerdo de París, pues la meta de no rebasar el calentamiento global de 1.5 °C sobre el nivel preindustrial fue alcanzada el año pasado. Este retraso, sumado a la llegada de gobiernos escépticos que destruyen políticas ambientales, no debe detener el esfuerzo, sino transformarlo. La solución es una combinación de adaptación y mitigación a largo plazo, sin abandonar la urgencia de cambiar las políticas que permitan a la innovación y la tecnología —que avanzan a pasos agigantados— hacer la diferencia. La tecnología, como la telefonía móvil en México o la inteligencia artificial hoy, tiene la capacidad de cambiar radicalmente las estructuras de la vida en tiempos sorprendentemente cortos.
DESCARBONIZACIÓN: COCHES, CIUDADES Y ESCALA HUMANA
La transición de la movilidad es un campo de batalla crucial para la NEC. Calderón, quien fuera presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la FIA (Federación Internacional del Automóvil), detalla los retos de la descarbonización del transporte.
Aunque la meta de cero carbono en el automovilismo se ha planteado, la transición hacia el coche eléctrico enfrenta problemas de infraestructura, específicamente los puntos de carga. El ejemplo de la masificación en los fines de semana largos, con usuarios perdiendo horas en la recarga, ilustra el cuello de botella que frena la velocidad esperada. Ante esto, el expresidente es partidario de una transición vía el híbrido enchufable, que permite establecer el sistema de estaciones de carga a un ritmo más adaptable.
Sin embargo, el objetivo último no debe ser meramente cambiar de tecnología, sino repensar el sistema de transporte y las ciudades mismas. Calderón aboga por tecnologías neutras (eléctrico, hidrógeno u otras) y por desvincularse de la idea de que la solución debe ser el automóvil. La verdadera revolución pasa por diseñar ciudades a escala humana.
Madrid se presenta como un caso de éxito notable en esta transición. A pesar del costo político inicial, la ciudad ha evolucionado hacia un modelo más habitable con menos autos, más carriles confinados para el transporte público y más espacios arbolados. Este tipo de políticas públicas, que priorizan al peatón y al ciclista, son las que, a la postre, no solo reducen las emisiones sino que hacen de las urbes lugares «mucho más humanos, mucho más agradables». El contraste con el «caso caótico de la Ciudad de México», diseñada históricamente a «escala de auto», subraya la importancia de esta transformación urbanística para la calidad de vida y la sostenibilidad.
IMPORTANCIA DEL TURISMO COMO INDUSTRIA DE FUTURO
La Nueva Economía Climática se entrelaza íntimamente con la evolución global de los sistemas productivos hacia la economía de servicios. En este marco, el turismo emerge como una pieza clave, una «industria del 10%» (aproximadamente el 10% del PIB mundial y del empleo) que es, según Calderón, la «fuente de trabajo del futuro».
Mientras las economías maduras evolucionan, dejan de ser primarias (agrícolas) e industriales para concentrarse en los servicios, donde la hostelería, la atención y el turismo son cruciales. España y México, países históricamente líderes en hospitalidad y con un fuerte tráfico turístico mutuo, tienen un potencial enorme en este sector.
No obstante, incluso el éxito en el turismo genera desafíos, los llamados happy problems, como la saturación y el aumento de alquileres para los residentes. La solución propuesta por la NEC es la de diversificar los destinos y aplicar medidas de política pública, como cuotas marginales, que permitan a las ciudades monetizar los costes indirectos asociados al turismo masivo, aliviando la carga y asegurando la sostenibilidad social y ambiental. Al final, la visión del futuro económico es una en la que «el tren» del desarrollo, las oportunidades y el trabajo correrá sobre los rieles del servicio, el ingreso y la sostenibilidad.

PRAGMATISMO CONTRA POLARIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL
La Nueva Economía Climática es, en esencia, un llamamiento al pragmatismo y a la lógica. El mensaje a los empresarios es que no se trata de dejar de producir o de obtener ganancias, sino de tenerlas de una manera responsable con el medio ambiente.
Sin embargo, los desafíos políticos persisten. Calderón ejemplifica la «piedra de Sísifo» en México con los retrocesos ambientales impulsados por políticas que subsidian los combustibles fósiles y por proyectos como el Tren Maya. Este proyecto, con la devastación de «cientos de miles de hectáreas de selva», la destrucción de la reserva del jaguar y la contaminación de cenotes con bloques de concreto y acero, es citado como un claro ejemplo de las «locuras» que descarrilan el progreso ambiental en aras de una promesa política o económica insostenible.
Estos retrocesos se enmarcan en una tendencia global de polarización, donde el populismo busca «encontrar cuáles son las cosas que nos separan»—ricos contra pobres, empresarios contra trabajadores, e incluso españoles contra indígenas en un país mestizo como México— para obtener una «raja electoral».
En un mundo dominado por péndulos políticos, la única fuerza que puede asegurar la dirección correcta del progreso es una «opinión pública más responsable, más general, más educada» [17:43]. La Nueva Economía Climática no es solo un plan económico; es un imperativo social y político para superar las divisiones, rechazar el miedo y abrazar la oportunidad de construir un futuro donde la prosperidad y la salud del planeta sean, por primera vez, objetivos mutuamente reforzados. La evidencia tecnológica y la necesidad humana convergen para hacer de la sostenibilidad el único camino viable hacia adelante.









