lunes, 15 diciembre 2025

Eduardo Sáenz, matemático y divulgador: “El minado intensivo, especialmente en Bitcoin, consume enormes cantidades de energía eléctrica”

El matemático y divulgador Eduardo Sáenz analiza el impacto del blockchain y el papel de Bitcoin en la economía digital. Destaca su potencial transformador, pero advierte sobre la especulación, el anonimato extremo y el enorme consumo energético del minado.

En una era cada vez más digitalizada, hablar de Bitcoin y de la tecnología que lo sustenta ya no es solo una cuestión de innovación, sino también de ética, energía y futuro. Para el matemático y divulgador Eduardo Sáenz, comprender la base tecnológica del blockchain es fundamental para separar la verdadera revolución de la simple especulación financiera.

El especialista advierte que, aunque Bitcoin ha popularizado la conversación sobre esta tecnología, el debate actual suele mezclar conceptos, demonizando un sistema que en realidad podría cambiar la forma en que verificamos la verdad en el entorno digital.

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Una tecnología que redefine la confianza

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Sáenz explica que blockchain no nació para reemplazar bancos o gobiernos, sino para ofrecer una nueva manera de certificar la autenticidad de algo sin depender de una autoridad central. En sus palabras, “es una tecnología que sirve para verificar la veracidad de la información de manera colectiva”. En lugar de confiar en un notario, un banco o un Estado, los datos se validan entre muchos usuarios, haciendo casi imposible la manipulación.

Esta red distribuida permite crear contratos inteligentes, certificar productos o garantizar el origen de bienes de lujo. En ese contexto, Bitcoin fue simplemente la primera aplicación masiva del sistema, y su éxito abrió la puerta a nuevas ideas y modelos de confianza digital. Sin embargo, el divulgador recuerda que no todo lo que brilla es oro.

“Las criptomonedas, como Bitcoin, no cumplen todavía las condiciones necesarias para funcionar como una moneda real”, afirma. La volatilidad, la falta de uso extendido y el carácter especulativo de sus transacciones impiden que tenga el valor estable que requiere cualquier divisa.

Bitcoin: Entre la innovación y la controversia

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Fuente: agencias

La polémica que rodea a Bitcoin tiene varios frentes. Por un lado, su anonimato. Esta característica, que permite operar sin dejar rastro, puede ser tanto un escudo de libertad para activistas como una herramienta peligrosa para actividades ilícitas. Sáenz lo resume con claridad: “El dinero físico también es anónimo, pero en el mundo digital, el anonimato absoluto genera sospechas”.

Por otro lado, el impacto ambiental del minado de Bitcoin es innegable. “El minado intensivo, especialmente en Bitcoin, consume enormes cantidades de energía eléctrica”, enfatiza. Cuando la recompensa económica supera el coste de la electricidad, miles de ordenadores en todo el planeta compiten por resolver complejos cálculos, provocando un gasto energético descomunal.

No obstante, el matemático invita a no confundir las causas. “Los efectos negativos se asocian más a las criptomonedas que al blockchain en sí”, explica. El descenso en el valor de Bitcoin ha reducido el incentivo de minar, y con ello, parte del impacto energético.

Sáenz concluye que el futuro del blockchain —y de Bitcoin como su aplicación más famosa— dependerá de nuestra capacidad de entender y regular su uso. Mientras tanto, asegura, la tecnología continúa creciendo, encontrando nuevos campos de aplicación, desde la trazabilidad alimentaria hasta la protección de derechos digitales.


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