La esperada entrevista de Kiko Rivera en el programa ‘De Viernes’ ya ha visto la luz y, como era de esperar, ha removido viejas heridas. Después de semanas de expectación, el hijo de Isabel Pantoja se ha sentado frente a Santi Acosta para hablar abiertamente de su ruptura con Irene Rosales, de los conflictos familiares que lo han marcado en los últimos años y del proceso personal que atraviesa desde que decidió alejarse de los focos. Las confesiones del DJ han tenido una gran repercusión mediática, pero la atención se ha centrado especialmente en la reacción de su exmujer, que ha sido clara y serena: “Estoy muy tranquila en todos los sentidos”.
1Irene Rosales ha roto el pacto
A pesar de que ambos habían pactado mantener el silencio tras su divorcio, la calma duró poco. En menos de tres meses, Irene Rosales rompió el acuerdo y habló abiertamente sobre los motivos que llevaron al fin de su matrimonio. Aquella entrevista fue el detonante que empujó a Kiko a hacer lo mismo. En su aparición en televisión, el artista reconoció que su relación con Irene se fue “desgastando día a día”, un proceso que coincidió con su distanciamiento de las dos personas más importantes de su vida: su madre y su hermana. En su conversación, admitió que los últimos años han sido los más duros de su vida y que, por primera vez, ha aprendido a mirar atrás sin rencor, aunque no sin dolor.
La reacción de Irene Rosales no se hizo esperar. Poco después de emitirse la entrevista, la sevillana fue vista cerca de su domicilio, y los medios le preguntaron por las palabras de su exmarido. Sin perder la calma, respondió con amabilidad, asegurando que está centrada en su bienestar y en su nueva etapa vital. “Estoy muy tranquila en todos los sentidos”, declaró, dejando claro que no piensa entrar en polémicas ni responder a las declaraciones de Kiko. Su tono pausado y su actitud serena reflejan que, a pesar del revuelo mediático, ha decidido no dejarse arrastrar por el ruido.
Durante once años de relación —nueve de ellos casados—, Kiko Rivera e Irene Rosales compartieron una historia de amor llena de altibajos. Juntos formaron una familia con sus dos hijas, Ana y Carlota, pero los problemas personales, los rumores de infidelidades y los conflictos familiares acabaron haciendo mella. Irene, que siempre se mostró como un pilar de estabilidad, aguantó situaciones complicadas, incluyendo las adicciones del DJ y las dolorosas pérdidas de sus padres en un corto periodo de tiempo. Sin embargo, el desgaste fue irreversible, y ambos decidieron separarse el pasado verano tras comprobar que su relación ya no funcionaba.







