Durante el verano, la frescura de una pieza de fruta bien madura puede marcar la diferencia entre un bocadillo aburrido y un auténtico placer veraniego. Sin embargo, no todos los establecimientos mantienen la calidad al mismo nivel, lo que convierte cada compra en una pequeña lotería. Obviar este hecho lleva a decepciones al primer bocado, y también a una factura que sube sin que uno sepa muy bien por qué. La OCU
Con el calor apretando y la fruta accesible a todas horas, es esencial contar con datos confiables que orienten la elección. Apostar por un supermercado u otro sin información previa equivale a lanzarse a la piscina sin comprobar la temperatura: puede ser un acierto… o un auténtico suplicio.
6El truco de las piezas ecológicas y cooperativas

Una vía cada vez más popular es recurrir a huertas ecológicas o cooperativas de consumo. La OCU recuerda que lo orgánico, además de sostenible, suele llegar a los puntos de venta con menos ciclos de manipulación, reduciendo el riesgo de golpes internos y pérdida de jugosidad.
Apoyar a productores locales no solo mejora la calidad de la fruta, sino que fortalece la economía de proximidad y minimiza la huella de carbono. Esa alternativa se convierte en la mejor inversión para quienes buscan sabor auténtico: compromiso con el entorno.