El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que en su reunión de este jueves decidió mantener los tipos de interés sin cambios, ni siquiera debatió la posibilidad de una bajada del precio del dinero o cuándo plantearse un recorte de las tasas, ante la necesidad de recabar más datos sobre la evolución de la inflación, particularmente en aspectos como los salarios o los beneficios de las empresas.
En la rueda de prensa posterior al conclave, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, visiblemente debilitada tras superar la semana pasada una infección por Covid, ha defendido que «no hay que bajar la guardia», ya que las nuevas previsiones del BCE apuntan a que la inflación aún será del 2,1% en 2025.
«No discutimos ningún recorte de tipos. No hay discusión, no hay debate sobre este tema», ha resumido Lagarde, para quien «no se pasa de sólido a gas sin pasar por la fase líquida», en referencia a la necesidad de un periodo de observación tras la vertiginosa senda de subidas de tipos acometida.
En este sentido, ha recordado que ‘el guardián del euro’ ha definido tres criterios clave en su postura de política monetaria, incluyendo las perspectivas de inflación, la inflación subyacente, así como la transmisión y fortaleza de la política monetaria, para determinar si se ha logrado suficiente progreso y si la política monetaria está funcionando.
«¿Deberíamos bajar la guardia? Nos hacemos esa pregunta. No, no debemos bajar la guardia en absoluto», ha afirmado la francesa, para quien, en cuanto a las inflaciones subyacentes, hay una variable que apenas se mueve y está disminuyendo un poco, pero no mucho como la inflación interna, que depende en gran medida de los salarios.
«Necesitamos más datos para comprender mejor lo que sucede allí», ha señalado Lagarde en referencia a los datos de salarios, así como del número de ofertas de trabajo y vacantes, que determinan el grado de ajuste en el mercado y, por lo tanto, cómo se comportarán los salarios en los próximos meses.
Asimismo, ha señalado también la necesidad de contar con más información sobre los beneficios, ya que las proyecciones de la entidad se basan en el supuesto de que gran parte del aumento salarial será absorbido por el margen de beneficio de las empresas.
«Tendremos muchos más datos a lo largo de 2024. Serán especialmente ricos en el primer semestre. Lo necesitaremos para determinar si es realmente sostenible o no», ha explicado.
De tal modo, la presidenta del BCE ha asegurado que la institución en el futuro seguirá dependiendo de los datos y tomando sus decisiones «reunión a reunión», subrayando la prudencia de evitar efectos de segunda ronda, dada una cierta resistencia de la inflación interna. «Vamos a estar muy atentos a esa categoría de datos», ha apostillado.