En 2022 la Generalitat ya se encargó de ayudar a varias empresas catalanas, más concretamente a 16 de ellas con 150.000 euros. Una cantidad de dinero destinada para desarrollar nuevos proyectos en investigación y desarrollo, en el ámbito de la economía circular.
Actualmente la moda circular está cogiendo peso y cada vez tiene mucha más importancia. Estamos dejando de lado la ‘fast fashion’ y nos estamos concienciando con el medio ambiente dándole una segunda vida a todas esas prendas de ropa que ya no usamos. Para no tirar esas prendas de ropa contamos con la ropa de segunda mano que ayuda a la economía y al medio ambiente.
La industria de la moda llega a generar cerca de 20 millones de toneladas de desechos anuales en todo el mundo. Además, este sector representa más del 10% de las emisiones GEI globales, lo que lo convierte en la mayor fuente individual de emisiones del mundo. Cada año tiramos a la basura 300 millones de prendas y el 80% está hecho de poliéster, que puede tardar hasta 2.000 años en descomponerse. Aplicar los principios de la economía circular a la moda rápida implicaría, recuperar, reciclar y reutilizar por ejemplo el poliéster en vez de deshacerse de él.
LA ECONOMÍA CIRCULAR Y LAS EMPRESAS CATALANAS
La sostenibilidad en la moda es una alternativa viable para reemplazar el modelo de tomar-hacer-desechar por un nuevo concepto basado en recuperar-reciclar-reutilizar. Esto generaría un valor agregado, porque se convierten los desechos en materiales que pueden ser reincorporados en la cadena de valor.
Las empresas catalanas van apostar por la innovación, el 89% de las empresas catalanas de moda van a invertir un 10% de su presupuesto anual en I+D (Investigación y Desarrollo). Una inversión que se centrará en la compra de equipos y softwares para seguir digitalizando todos los procesos. También van a invertir en otras dos áreas como son la comunicación y el márketing.
Las tendencias del mercado que se han identificado en el sector son el interés de los consumidores por los productos personalizados y sostenibles, y la importancia de la interacción digital de los próximos años.
Una economía circular en la que la moda juega su papel; crea mejores productos y servicios para todos y contribuye a una industria de la moda más resiilente e innovadora. Apuesta directamente por un funcionamiento de la naturaleza donde no hay residuos, ya que los residuos se convierten en nutrientes dentro del sistema, por lo que están ayudando a regenerar el medio ambiente y a priorizar los derechos de todas esas personas que trabajan en la industria de la moda.
LA REGULACIÓN EUROPEA EN EL SECTOR DE LA MODA
La Unión Europea está preparando una estrategia en su transición hacia una economía circular climáticamente neutra, en la que los productos se diseñarán para ser más duraderos, reutilizables, reparables, reciclables y eficientes desde el punto de vista energético.
A principios de mayo, los eurodiputados de la Comisión de Medio Ambiente han aprobado hoy sus recomendaciones para que la Unión Europea adopte unas medidas que garanticen una producción textil circular, sostenible y socialmente justa. Subrayan que los productos textiles deben producirse respetando los derechos humanos, sociales y laborales.
Las empresas catalanas apuestan por LA SOSTENIBILIDAD Y DARLE UNA SEGUNDA VIDA A LA ROPA
Para hacer frente a la sobreproducción y el consumo excesivo de ropa y calzado, el Comité pide a la Comisión y a los países de la UE que adopten medidas que pongan fin a la ‘moda rápida’, empezando por una definición clara del término basada en grandes volúmenes de prendas de baja calidad a bajos niveles de precio. Los consumidores deben estar informados para ayudarles a tomar decisiones responsables y sostenibles, incluso mediante la introducción de un ‘pasaporte digital de productos’ en la próxima revisión del Reglamento sobre diseño ecológico.
Esperan que el informe se apruebe antes de este verano, hecho que tiene a las empresas catalanas preocupadas. La regulación europea es una de las cuestiones que más les preocupa, aunque la concreción de muchos aspectos todavía es incierta. Las compañías se muestran inquietas sobre cómo adaptar sus procesos y productos a la nueva regulación medioambiental.
