La Reserva Federal de EE UU no se cree la tregua de la inflación en los últimos meses. El organismo presidido por Jerome Powell esperará al menos hasta mayo para deliberar sobre la idoneidad de bajar las tasas de interés. El principal motivo es no caer en la trampa de 2021, cuando parecía que los precios se estaban conteniendo y que meses más tarde implosionaron alcanzando el ritmo de subida más elevado en 40 años.
Para evitar también errores del pasado, como sucedió en 2008, la FED mirará con lupa la evolución de los precios y otras magnitudes macroeconómicas para adaptar la agresiva política monetaria emprendida el pasado año a la situación actual. En este sentido, la Reserva Federal considera seriamente poner fin a las alzas de tipos antes de continuar pasándose de frenada, como ha venido haciendo hasta ahora. Para ello, busca conocer si la inflación continuará aflojando su ritmo sin tener que incrementar el precio del dólar.
Las medidas adoptadas hasta ahora para contener los precios ahogan aún más a familias y empresas
Tras mantener durante una década una laxa política monetaria que ha generado numerosas burbujas en activos, especialmente en las empresas de mayor riesgo, la FED inició la pasada primavera la mayor subida de los tipos de interés de su historia, con el fin de contener los precios. Los propios funcionarios aseguraron que no pararían hasta reducir el ritmo de subida de los precios a niveles cercanos al 2%, «incluso si con ello se destruían empleos», como afirmó Powell. La decisión de esta entidad conlleva irremediablemente a una recesión en EE UU y posiblemente a la Eurozona.
LA FED AHOGA A FAMILIAS Y EMPRESAS CON SU AGRESIVIDAD
Las medidas adoptadas hasta ahora para contener los precios ahogan aún más a familias y empresas, con un ahorro en mínimos y unos intereses de deuda disparados. La situación es tan crítica que los precios de la vivienda han registrado un fuerte ajuste y se espera aún mayor de cara a este 2023, mientras los alquileres se han disparado.
El objetivo ahora es tomar el pulso a los precios ante una caída de la demanda mayor de la prevista y unos datos macroeconómicos que no invitan al optimismo, como se ha visto en Wall Street en este mes de enero. Los índices han subido con fuerza y el Ibex 35 ha registrado su mejor mes de enero desde 2001.
No obstante, estas subidas de tipos han provocado serios desequilibrios en los mercados de renta fija, variable e incluso en las criptomonedas. La preocupación del mercado se ha centrado en el nivel de la tasa del precio del dólar una vez que la inflación bajara al 2%. Algunas estimaciones apuntaban que rondaría entre el 5,5% y el 6%. Pero es un nivel inasumible para una economía que depende en más de un 70% del consumo de los hogares, tal y como ilustran las cifras de ahorro y gasto.
LA FED SE HA PASADO DE FRENADA Y LA DEMANDA ESTÁ DESAPARECIENDO
Por ello es necesario esperar que la economía asuma estos niveles de precios antes de volver a tocar los tipos de interés. No obstante, los halcones de la FED abogan por subir las tasas este mismo mes de enero y dejar que las aguas se calmen hasta mayo. Si bien, la subida será de apenas 0,25%, hasta elevar los tipos a tasas de entre el 4,5% y el 4,75%. Será el ascenso más moderado de las últimas cinco decisiones -cuatro subidas consecutivas de 0,75% y una en diciembre del 0,5%-.
En las actas de diciembre dejaron clara su intención de aflojar una vez que las tasas alcanzaran el 5%. Por el momento, de no subir los tipos de interés, el mercado podría volver a dispararse, siempre y cuando el ritmo de la inflación lo permita.
Y es que, sobre el papel, el índice general de precios se ha reducido en los últimos tres meses, de octubre a diciembre, con caídas generalizadas. No obstante, el riesgo está en recular antes de tiempo, a tenor del argumento de la FED. Para ello, esperará a corroborar esta tendencia durante el primer cuatrimestre del año para después debatir una decisión sobre la política económica. No obstante, el peligro de la recesión está muy presente y es muy posible que se materialice, aunque este escenario está más que descontado por los mercados.
Sin embargo, un nuevo empuje de la inflación en verano provocaría una mayor profundidad de la recesión. Los funcionarios de la FED quieren evitar a toda costa un nuevo «engaño» de la inflación, tomar una decisión segura. Pero será muy complicado, dado que la inflación no tiene su origen en EE UU ni en Occidente.
EL ORIGEN DE LA INFLACIÓN, LA CLAVE
Se debe a un cúmulo de factores, especialmente de Asia, y de una mayor provisión de género por parte de la oferta. En este sentido, las empresas están haciendo acopio de todas las materias primas necesarias para fabricar sus productos con el fin de esquivar los cuellos de botella en la cadena de suministro. Por el momento, el índice de gastos de consumo de personal ha bajado su ritmo del 4,4% al 2,2%, la mitad.
La FED ha pasado así de un mensaje de urgencia a poner un freno a estas alzas. Un cambio de paso que no mueve la inversión de la curva de tipos, invertida desde el pasado mes de julio. Los bancos, por su parte, tratan de averiguar el nivel de las tasas del dólar para ajustar sus productos y realizar sus propias previsiones de márgenes. Y es que, sin clientes para pedir hipotecas no hay negocio, por más que el euríbor prosiga al alza.
De hecho, la demanda se está enfriando a niveles preocupantes. El ritmo de costes de empleo en EE UU solo se ha incrementado un 1%, muy por debajo de las estimaciones. De hecho, la próxima publicación se hará a finales de abril, días antes de la decisión de mayo de la FED.