Resaca de Davos, miedo a la banca central y el retorno del oro negro

Comenzamos una semana de transición que servirá a las grandes élites económicas para recuperarse de los excesos cometidos en el Foro de Davos –tanto físicos como mentales– y prepararse para un final de enero en el que los bancos centrales deberán decidir si frenan en las subidas de tipos o si cumplen su amenaza de seguir endureciendo la política monetaria porque la inflación subyacente triplica el objetivo oficial. Nadie cree ya a los alquimistas monetarios promotores de esa tendencia del «cuanto peor, mejor» que ha marcado el rumbo de los mercados desde hace varios años.

TRAS DAVOS LLEGA LA FED

Wall Street se recuperó del susto experimentado el pasado miércoles cerrando la semana con subidas al calor de los despidos en el sector tecnológico. Las grandes firmas de Silicon Valley van a reducir sus plantillas tras haberlas sobredimensionado basándose en unas previsiones de crecimiento demasiado ambiciosas. Ahora los datos confirman que la demanda interna en Estados Unidos se agota y ni siquiera el crédito al consumo, que se ha disparado en los últimos meses, consigue impulsar las compras de los hogares.

Estamos en un momento importante que marca el fin del ciclo expansivo de la economía norteamericana al menos de puertas hacia dentro, porque son las exportaciones de materias primas energéticas las que impulsan al país con un crecimiento del 3,5% en el cuarto trimestre de 2022, según el indicador GDP Now que elabora la FED de Atlanta y que ha reducido su estimación desde el 4% que apuntaba la semana pasada. El jueves conoceremos el dato oficial de cierre de año. El gran punto negro es el sector inmobiliario tras conocerse que las ventas de viviendas usadas está en mínimos desde 2014 con un desplome del 17,8%.

Mientras tanto el debate económico en EE.UU. gira en torno a la necesidad de elevar el techo de deuda, un tema recurrente que aparece cada cierto tiempo y que es consecuencia de la irresponsable política fiscal de un Departamento del Tesoro que ve como demócratas y republicanos no son capaces de elaborar unas cuentas públicas en las que los gastos cuadren con los ingresos. Veremos titulares tramposos que nos dirán que la primera economía del mundo está al borde de la suspensión de pagos, obviando que mientras el dólar siga siendo la divisa de reserva este escenario es imposible. Eso sí, pagarán los ciudadanos.

BCE: DOS SUBIDAS DE MEDIO PUNTO

En el Viejo Continente la crisis energética pasa a un segundo plano, aunque la ola de frío amenaza con reducir los almacenes de gas presionando a los gobiernos. El foco está puesto en el Banco Central Europeo (BCE) cuyo núcleo duro insiste en que no retirará el pie del acelerador y que en las próximas dos reuniones el consejo de gobierno debe elevar las tasas de referencia medio punto porcentual en cada una. Es muy posible que veamos a la Reserva Federal pisar el freno antes que su colega europeo, lo que tampoco debería extrañarnos porque empezó antes el endurecimiento monetario.

Los hipotecados españoles asisten a todos estos movimientos con verdadero terror, viendo como el euribor se estabiliza por encima del 3%, aunque según indica el último Panel de Funcas la media mensual superará el 3,5% durante todo el año y sólo registrará una pequeña disminución al final del ejercicio. El gran impacto en las cuentas de las familias se producirá en la primera mitad como consecuencia de las revisiones de sus cuotas, que experimentarán un alza media superior a los 3.000 euros anuales.

LA RECESIÓN QUE OCULTA EL PIB

Las prioridades gubernamentales se centrarán en los próximos meses en sacar pecho con los datos de crecimiento de PIB de 2022, sobre todo si la ingeniería contable permite decir que este indicador no ha entrado en terreno negativo, aunque los PMI nos indiquen que la recesión es un hecho desde hace meses.

El único gran obstáculo que deberá superar el Palacio de La Moncloa serán los datos de desempleo de enero, tras confirmarse que en los primeros quince días se han destruido más de 100.000 puestos de trabajo netos. Lo sabemos porque el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, nos lo ha contado tras cambiar el calendario estadístico, modificación que ha borrado 70.000 afiliados fantasma.

Pero el mayor problema que tiene la Seguridad Social española no es el maquillaje de los parados, sino la enorme deuda que no para de crecer y que supera los 100.000 millones de euros. Este agujero es cuatro veces superior al que había en 2017 y es consecuencia de una estructura financiera insostenible. Todos los años el Tesoro debe emitir deuda pública para poder hacer frente a la factura de las pensiones, dinero que llega a la Seguridad Social a través de un crédito que otorga el Ministerio de Trabajo.

todos los años el tesoro emite deuda para pagar las pensiones. La deuda de la seguridad social supera los 100.000 millones de euros

Este artificio contable permite seguir pagando a los jubilados con normalidad, e incluso elevarles la cuantía de sus pensiones un 8,5%; una decisión suicida desde el punto de vista presupuestario pero que sirve para comprar votos en año electoral. Ni siquiera la reforma que Escrivá ha prometido a Bruselas –que prevé recortar el gasto en 30.000 millones de euros anuales– permitiría salir de los números rojos. La estafa Ponzi continuará mientras el BCE mantenga la red asistencial que mantiene la demanda de deuda pública española.

Todo esto cambiará cuando vuelvan las reglas fiscales a la eurozona, aunque la Comisión dará mancha ancha a los gobiernos que financien sus inversiones en energías renovables con más deuda. El discurso de Úrsula Von der Leyen en Davos defendiendo el Green New Deal comunitario y apostando por una economía de «cero emisiones» es una quimera que amenaza la estructura productiva del continente y pone de rodillas a la industria alemana. Eso sí, con un nuevo «club de materias primas«.

DAVOS
La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, en Davos 2023. (EFE)

LA DEMANDA DE PETRÓLEO SE DISPARA

No en vano la Agencia Internacional de la energía (AIE) acaba de anunciar que la demanda de petróleo va a registrar este año el mayor aumento de la historia con casi 2 millones de barriles diarios de incremento. La apertura de la economía China impulsará el mercado, aunque el resto de países seguirán su estela. Los hidrocarburos vuelven a estar de moda y si no que se lo digan a los alemanes, que están arrasando con todo para recuperar y ampliar sus minas de lignito, uno de los carbones cuya quema más contamina.

En plena lucha por los hidrocarburos mundiales gobernantes europeos como Pedro Sánchez o Emmanuel Macron insistirán en las posibilidades del hidrógeno verde para seguir metiendo sus manos en nuestras carteras. Una tarea para la cual cuentan con la inestimable colaboración de las multinacionales energéticas europeas, que esperan recoger las nueces del árbol que mueven los políticos. El propio Ignacio Sánchez–Galán, presidente de Iberdrola, lo dejó claro en Davos: entreguen 300.000 millones de euros y yo les enciendo la luz por un módico precio, claro.

En cuanto a la agenda semanal, además de los PMI y el dato de PIB de cierre de año de la economía estadounidense habrá que estar pendiente a la evolución de la crisis japonesa, después de que el banco central haya decidido dar marcha atrás en su amago de cambio de política monetaria. Al final ni hubo subidas de tipos ni otras medidas de restricción crediticia, más bien todo lo contrario. El yen sufre de lo lindo mientras la inflación comienza a repuntar por primera vez en décadas. Imprimir dinero de la nada sin fin tiene sus consecuencias, aunque los adoradores de la Teoría Monetaria Moderna les digan lo contrario.