La carrera por el 5G se ha llevado en paralelo entre los operadores telefonía, que son quienes dan el servicio, y los proveedores de equipos, encargados de poner la base tecnológica. Los primeros se quedan con gran parte de las luces y el ‘brilli-brilli’ popular, mientras que los segundos -desde una ubicación menos mediática- ejecutan innovación y desarrollo. Como recompensa, las licencias y patentes de esta nueva tecnología suponen un empujón a la cuenta de resultados, aunque en el caso de Ericsson y Nokia tendrán que pelearlo en los tribunales.
En concreto, es posible que los dos grandes proveedores europeos tengan que litigar para asegurar nuevos acuerdos de patentes esenciales en tecnología 5G con los grandes fabricantes que venden teléfonos móviles, entre las que se encuentran Apple, Samsung o Xiaomi. Una situación de la que ha podido escapar Qualcomm, que se encuentra muy cubierta a nivel legal en este sentido.
Para Ericsson y Nokia se trata de una fuente esencial de ingresos -el cobro por uso de licencias 5G-, que además debe justificar y amortizar la inversión realizada. Y todo ello en un contexto de explosión de la conectividad móvil donde, además, el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) jugará un papel decisivo a nivel económico.
El conflicto surge porque la ley obliga a Ericsson y a otros proveedores de equipamiento de red a ofrecer condiciones «justas y razonables» en la concesión de licencias sobre patentes esenciales para la creación de estándares. Dicha expresión es susceptible de interpretaciones diversas, y eso es lo que aprovechan los fabricantes de móvil para jugar sus cartas y entrampar en muchas ocasiones la utilización de estas licencias.
En este contexto, y con los muebles salvados para Qualcomm -que ya tiene acuerdos con los cinco mayores fabricantes que representan el 70% del mercado-, Ericsson y Nokia son los que tienen la mayor problemática. Y todos con una manzana como destino.
Con Apple ambos proveedores tienen problemas. Ericsson y Nokia se encuentran litigando, y en el caso de estos últimos, también están en conflicto con legal con Oppo. Mientras, con Samsung, Vivo y Xiaomi los acuerdos de licencias expiran entre 2022 y 2024 y pronto podrían surgir los conflictos. Cada parte busca sacar rédito: los proveedores quieren maximizar sus inversiones previas, mientras que los fabricantes pelean por preservar sus márgenes.
EL IMPORTANTE NEGOCIO DE LAS PATENTES
Según datos de Bloomberg, los ingresos por patentes esenciales de 5G podrían generar 20.000 millones de dólares anuales en negocio. Esta explosión de dinero se debe, junto al mencionado internet de las cosas, a que otros verticales sectoriales, como el mundo del motor, también necesita el uso de esta conectividad y recurre a estas licencias para poder desarrollar sus propios proyectos.
En este sentido, deberá darse una interconexión de industrias para establecer estándares, como ya se han llevado a cabo con 3GPP o la ETSI, con el objetivo de desarrollar normas de interoprabilidad que deje a todas las partes satisfechas entre los ‘royalties’ recibidos y lo que cuestan esas licencias.
Además, para los proveedores es positivo que se generen consorcios con estándares comunes, puesto que si las licencias son interoperables ente sí pueden generar un mayor mercado. Un ejemplo es Avanci, donde se integran Ericsson y Nokia, entre otros. No obstante, aunque han tenido buenas noticias como el acuerdo con BMW, actualmente algunos fabricantes de coches tienen procesos legales abiertos con este consorcio. Esta situación, advierten fuentes del mercado, podría derivar en un nuevo tipo de negociación de licencias si definitivamente el sector del motor se impone.