El tercer trimestre de 2021 ha supuesto el despegue de la recuperación en el sector aéreo. El tráfico aéreo de pasajeros fue de los primeros en caer tras la irrupción del Covid-19, con un cierre de los cielos sin precedentes. La remontada ha comenzado, pero de forma gradual. Las compañías, grandes y pequeñas, han experimentado pérdidas impensables hasta hace poco más de un año. El low cost de Ryanair y la calidad germana de Lufthansa comienzan a percibir recompensas en forma de beneficios en su carrera hacia la normalidad. Por el contrario, la dependencia del turismo británico de IAG va a lastrar sus números del tercer trimestre, según avanzan los analistas.
La vacunación y el fin de muchas de las restricciones aplicadas en la mayoría de los países ha hecho que este verano los turistas hayan vuelto a viajar en avión y eso ha posibilitado que compañías como Ryanair y Lufthansa hayan conseguido beneficios en el tercer trimestre, por lo que atisban, de alguna manera, la luz al final del túnel.
La aerolínea irlandesa reportó hace unos días unas cuentas en las que reflejaba un beneficio neto entre julio y septiembre de 225 millones de euros, si bien sus previsiones para el ejercicio completo no son tan halagüeñas, esperando unas pérdidas anuales de unos 200 millones de euros. Mientras llega el cierre del año, Ryanair disfruta del beneficio obtenido en el tercer trimestre, el primero desde finales de 2019.
Por su parte, la alemana Lufthansa ha anunciado un beneficio operativo antes de extraordinarios y excluidos gastos de reestructuración de 272 millones de euros en el tercer trimestre de 2021, que suponen, además, las primeras ganancias desde el inicio de la pandemia.
Pero no todas las grandes compañías atraviesan el mismo momento. IAG no comparte la trayectoria ascendente de sus competidoras. De hecho, la previsión apunta a unas cuentas en las que podría reflejar unas pérdidas de unos 500 millones de euros entre julio y septiembre.
Unas cifras negativas que se explicarían por la excesiva dependencia del mercado británico, que ha sido uno de los más restrictivos con la movilidad de pasajeros, en general desde el inicio de la apertura de la conectividad, pero también durante los meses de verano. De hecho, para IAG el mercado del Reino Unido supone aproximadamente el 30% de sus ingresos.
Por eso, para que IAG vuelva a los números verdes y olvide los rojos resulta ineludible que el primer ministro británico, Boris Johnson, flexibilice como ya está haciendo su política de confinamiento y prohibiciones de viajar a determinados países.
En una posición de desventaja como la mencionada, la compañía presidida por Luis Gallego acusa en mayor medida el ‘rally’ alcista del petróleo que está encareciendo los combustibles y supone un problema para todo el sector. Y es que, la crisis energética global ha elevado los precios del gas y el carbón, situación que ha impulsado también el valor de los futuros del crudo.
LA COSTA DEL SOL RECUPERA A LOS BRITÁNICOS
A pesar de que en los últimos días se ha informado de un repunte en los contagios en el Reino Unido, los británicos están como locos por viajar y las reservas para uno de sus destinos favoritos, la Costa del Sol, así lo reflejan.
Los datos que manejan en la Secretaría de Turismo de la Junta de Andalucía indican que en el último trimestre de este año llegarán a la Costa del Sol cerca de 500.000 turistas procedentes del Reino Unido. De hecho, la Costa del Sol espera recuperar casi por completo su conectividad (se habla del 90% de las plazas ofertadas en 2019) entre octubre y finales de diciembre, con 2,1 millones de plazas.
Al casi medio millón de turistas británicos, hay que añadir otros 150.000 que llegarán desde Alemania, y otros 400.000 aproximadamente que lo harán desde diferentes puntos de la geografía nacional. El resto deberían llegar de algunos de los más de 30 países conectados en alguna de las 30 compañías aéreas que operan con Málaga.
La recuperación de esos vuelos entre Reino Unido y España es fundamental para el capítulo de ingresos de IAG.
EL PETROLEO, OTRA PIEDRA EN EL CAMINO
Aún en pandemia, pero con la propagación del coronavirus bastante más controlado, gracias a la vacunación masiva de la población de casi todo el mundo, la recuperación de los viajes en avión es un dato objetivo, y poco a poco se volverá a los registros del año 2019.
Sin embargo, hay otro factor que puede afectar considerablemente a las cuentas de resultados de las compañías aéreas. Este factor no es otro que el precio del petróleo. El oro negro está por las nubes y más que lo va a estar. La crisis energética, con el gas y el carbón a precios desorbitados ha hecho que el petróleo también experimente un alza considerable, situándose esta semana el precio del barril Brent en el entorno de los 84 dólares.
A mayores, los analistas consideran que el precio del petróleo no se va a estancar o bajar en los próximos meses, todo lo contrario, según reflejan los mercados de futuros el precio del petróleo podría superar ampliamente la barrera de los 100 dólares a mediados de 2022.
Con esos precios, a las compañías no les va a quedar otra que encarecer los billetes, y eso puede suponer un lastre a su esperada recuperación.
RESTABLECER LA CONECTIVIDAD GLOBAL
A pesar de esas pesimistas previsiones para el precio del crudo, el sector está mucho más centrado en restablecer la conectividad global de forma segura, que al fin y al cabo es lo que va a suponer la base más sólida para su recuperación.
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo ha reflejado en su informe mensual que la demanda de viajes aéreos ha registrado en septiembre un repunte moderado en comparación con el mes de agosto, impulsado por la recuperación en los mercados domésticos.
Pero para la IATA hay una serie de factores que considera fundamentales a la hora de restablecer la conectividad global de forma segura. Entre las recomendaciones, las vacunas deben estar disponibles para todos lo antes posible y los viajeros vacunados no deben enfrentarse a ninguna barrera para viajar.
Por otro lado, las pruebas deben permitir a quienes no tienen acceso a las vacunas viajar sin cuarentena. Las pruebas de antígenos son la clave para regímenes de prueba convenientes y rentables según IATA. Además, la asociación internacional aboga por que sean los gobiernos los que asuman los gastos de las pruebas, para que no se conviertan en una barrera económica para viajar.
Cuanta mayor seguridad, mayor armonía en las medidas a nivel global y menos complicaciones haya para volar, más opciones existirán de que el sector recupere su actividad prepandemia y el mundo vuelva a tener miles de aviones surcando los cielos.