España amplía su infraestructura para traer gas por mar, pero los buques se van a China

La crisis energética que se está produciendo a nivel global va a tener una especial incidencia en España, sobre todo en la generación de electricidad a unos precios que no lastren aún más la competitividad de las empresas y los bolsillos de los hogares. La decisión política de utilizar las centrales de ciclo combinado como principal respaldo del parque renovable está presionando al alza sobre los precios, que en octubre seguirán marcando máximos históricos

Durante este mes que ahora comienza se va a reducir la capacidad de generación nuclear por las paradas de recarga y mantenimiento de las centrales de Ascó I, Almaraz II y Cofrentes –que representan el 40% de la potencia nuclear española instalada–, un hecho que se suma al anuncio del cierre del gasoducto del Magreb el próximo 31 de octubre.

El objetivo ahora de las compañías comercializadoras y del gestor de la infraestructura gasista es evitar problemas de suministro que provoquen paradas de industrias y apagones, un escenario del que nadie quiere hablar pero cuya probabilidad crece por momentos.

Enagás ha decidido ampliar la capacidad de las plantas regasificadoras españolas para que una parte del suministro que se pierda por el cierre del gasoducto del Magreb pueda venir en buques metaneros. Según el Plan de Operación de la empresa participada por el Estado se van a ampliar los slots para poder recibir un total de 31 barcos con Gas Natural Licuado (GNL), lo cual debería servir para solventar los problemas de suministro.

Las reservas actuales de gas son muy inferiores a las de años anteriores, al situarse en el 72,9% de la capacidad total al cierre de septiembre (frente al casi 95% en el que se situaban hace doce meses). Y el objetivo de la compañía que preside Antonio Llardén es alcanzar al menos el 80%.

La idea es elevar el gas que se encuentra almacenado en las plantas regasificadoras, pero esta es una tarea que no va a ser nada fácil ya que la competencia asiática es feroz. En las últimas semanas las empresas que se dedican a transportar el GNL en los mercados internacionales están viendo cómo las peticiones de China, India, Japón y Corea se disparan, pagando en muchos casos más dinero que el que ofrecen las eléctricas españolas:

Tenemos ordenes de Beijing de que llevemos todo el gas que haga falta y al precio que sea para cubrir sus necesidades energéticas” –relata a MERCA2 un directivo de una empresa de buques metaneros– “ellos siempre pagan en tiempo y forma no como en España que más de una vez he tenido que rechazar portes por incumplimientos de las condiciones contractuales”.

LOS BUQUES YA HAN PACTADO 18 MESES DE ENTREGAS

Según ha podido saber este diario, en el sector del transporte marítimo de buques metaneros las empresas ya tienen contratados los portes para los próximos 18 meses, lo cual dificulta mucho el plan de Enagás para incrementar las reservas de cara al invierno. Aunque lo cierto es que la pelota está en el tejado de las empresas comercializadoras, que son las que tienen que traer el GNL a las plantas regasificadoras.

“Es muy complicado que vengan más buques de los que llegan en la actualidad a nuestras costas para traer gas porque de hecho lo que se está observando es justo lo contrario: una reducción de los mismos” señalan fuentes del sector que no se atreven a asegurar que el suministro de gas en las empresas y los hogares está garantizado de cara a este invierno.

El que sí se ha mojado, coloquialmente hablando, es el presidente de Sedigas, Joan Batalla, que en una entrevista concedida al diario El Español el pasado 30 de septiembre aseguró que “el suministro a España de gas está garantizado” aunque no se resuelva el conflicto entre Argelia y Marruecos. Sin embargo, el directivo dejó claro que “siempre es mejor que haya dos gasoductos y no sólo uno”, en referencia al anunciado cierre de la infraestructura gasista del Magreb, que dejará como único gasoducto operativo el de Medgaz, que gestiona Naturgy con la empresa argelina Sonatrach y que ampliará su producción en los próximos meses.

NATURGY Y ENAGÁS NO DAN POR PERDIDO EL MAGREB

A pesar de que el escenario es bastante complicado existe una posibilidad de la que nadie habla pero en la que confían en secreto tanto Llardén, como el presidente de Naturgy, Francisco Reynés: que Argelia y Marruecos lleguen a un acuerdo antes del próximo 31 de octubre y finalmente el gasoducto del Magreb siga trayendo el preciado gas a las costas españolas. “Hasta el rabo todo es toro y quedan muchos días para que se llegue a la fecha de finalización del contrato, así que no podemos descartar que al final la sangre no llegue al río y se llegue a un acuerdo por el bien de todas las partes”, señalan fuentes financieras con intereses en el sector energético español.

Además de ampliar la capacidad para los buques metaneros y de confiar en la resolución del conflicto entre los dos citados países del norte de África, existe la posibilidad de traer gas de otros países de nuestro entorno a través de la red mallada que existe en Europa, pero lo cierto es que las reservas de nuestros teóricos aliados tampoco son boyantes.

La media europea de almacenamiento de gas es del 75% (levemente por encima de la española), aunque hay países como Alemania que registra tan sólo el 68%. Sin embargo en Italia la cifra es del 85% y en Francia es del 92%, lo cual es normal teniendo en cuenta que el país galo usa su capacidad nuclear para servir de respaldo a las fuentes renovables y por lo tanto no necesita tanto gas.

La última bala que queda en el cañón del sector energético español es mirar hacia Bruselas, donde la Comisión Europea ya estudia crear una reserva estratégica de gas para evitar que el incremento de los precios siga presionando al alza el importe de la electricidad. Durante la cena que celebraron el pasado martes en Eslovenia los líderes de los países del Viejo Continente el tema estrella fue precisamente cómo detener esta espiral alcista que amenaza con llevarse por delante a la industria y a los hogares europeos. Y es que la dependencia del gas extracomunitario es muy elevada: Europa importa el 90% del gas que consume.

Y mientras los políticos y las empresas se ponen de acuerdo los precios continúan su escalada. Paradójicamente la ofensiva de los burócratas europeos para contener el incremento ha generado el efecto contrario y los futuros de los contratos de gas se dispararon en la mañana del pasado miércoles. El gas natural llegó a registrar un nuevo récord intradía alcanzando los 161 euros/MWh en los contratos con entrega en noviembre del TTF holandés, que es la referencia europea.