La negociación del ERE en CaixaBank está siendo muy dura y va a ser muy larga. Las diferencias entre las partes y la complejidad de la misma, ya que incluye el tema de la homologación, han hecho que las partes pacten que la mesa finalice el 29 junio, tres semanas más de lo que marcaba el periodo formal.
Cuando se anunció que CaixaBank iba a absorber Bankia los sindicatos asumieron que, posiblemente, iban a enfrentarse a la negociación laboral más complicada que habían tenido nunca. No se equivocaron. La magnitud del ajuste unido a las dificultades del sector hacía presagiar una mesa de negociación complicada y lo está siendo.
“El número de salidas que quiere el banco, las condiciones que quiere recortar y el hecho de que la homologación va a ser muy complicada en Bankia no se hizo ninguna homologación” son los tres puntos que hacen que esta negociación vaya a ser larga. Las partes han pactado prorrogar la negociación hasta el 29 de junio.
DIFERENCIAS
Hay muchos puntos en los que las posiciones del banco y las centrales están muy alejadas pero, en lo referido a las salidas, básicamente son cuatro: la voluntariedad del ajuste, el número de bajas del ajuste, la proporción de bajas en función de la edad y las condiciones económicas. Cuestión aparte, aunque está dentro de la mesa laboral, es la homologación de la plantilla.
Hay algunos avances pero son leves. Les queda mucho trecho, aunque ambas partes saben que no se pueden permitir no llegar a un acuerdo, otra cosa es que esta necesidad pueda hacer que sea mucho menos satisfactorio de lo que esperan. Poco a poco se irá desatascando la negociación.
VOLUNTARIEDAD
A los sindicatos les preocupa que el banco “no diga nada de que el acuerdo se basará en la voluntariedad”, si bien el banco ya ha mandado señales en este sentido. Así, “la dirección ha mostrado su disposición a estudiar fórmulas para la redistribución territorial del excedente de personal con el objetivo de poder aceptar el máximo número de peticiones de adhesión voluntaria en aquellos lugares donde el número de personas interesadas en solicitar el plan de salidas incentivadas sea superior al cupo identificado, siempre de acuerdo con las necesidades de negocio”.
Por ahora el banco ha propuesto disminuir en 205 el número de salidas y que haya 686 recolocaciones, dejando el ajuste en 7.400 empleados. “Nosotros no ponemos un límite a la reducción del número de salidas”, indicaron fuentes sindicales.
Al respecto, a los sindicatos les suena muy bien la música que les propone el banco, que “estudiará la posibilidad de reducir el número de extinciones en la red comercial de forma que ese exceso de plantilla facilite cubrir necesidades como, por ejemplo, cobertura de bajas de larga duración, paternidad o maternidad, vacaciones, etcétera”.
Fuentes del sindicato SESFI explican a MERCA2 que el banco está dispuesto a crear oficinas in touch en las provincias en las que sobra más gente. Esta es una posibilidad muy buena para reducir el número de afectados porque estas personas pueden teletrabajar, lo cual no supone un coste enorme para el banco.
MÁS AVANCES
Donde no hay avances es en la pirámide de edades del ERE y en las indemnizaciones.
Por un lado, el banco no ha vuelto a mover ficha en cuanto al porcentaje de empleados de menos de 52 años que, según ellos, tiene que salir de la entidad. Lo redujeron del 50% al 40%, pero las centrales no aceptan este corsé generacional. Lo que temen los sindicatos es que la oferta para estos trabajadores no sea atractiva, no se llegue al número necesario de salidas, y el banco proceda a realizar despidos forzosos.
Por otro, la entidad ha presentado una propuesta económica alejada de las pretensiones de las centrales. El banco no quiere que se le disparen los costes derivados del ERE y los porcentajes que piden los sindicatos 61% del salario bruto junto con primas por pago fraccionado no están en la órbita del banco. De hecho, CaixaBank ha solicitado a las centrales sindicales que presenten una propuesta «asumible» por la entidad.
Las condiciones en las que se quedarán los empleados que permanezcan también están siendo un foco de complicaciones. Sobre todo por alguna compensaciones y la aportación a los planes de pensiones. “Es que el banco está siempre buscando lo que menos le cuesta y eso no es un homologación”, se queja una fuente sindical.
En descarga del banco, por el trabajo que supone, esta fuente viene a decir que hacer una homologación de plantilla cuando una de las partes, Bankia, tiene trabajadores procedentes a su vez de varias entidades y nunca ha hecho una homologación” es un tema muy difícil.
El banco ya tiene la oferta en la mesa y se ha comprometido a estudiarla y responder en la reunión que tendrá con los sindicatos el próximo 15 de junio.
PRESIÓN
En esta negociación hay mucha presión para las dos partes, pero la que está siendo más patente es la que tiene el banco, que tiene una excelente imagen en la sociedad. Resulta complicado para una entidad defender que miles de trabajadores tienen que perder su empleo. Esta defensa es aún más complicada para CaixaBank porque lo que piensa el ciudadano común, que en muchos casos es cliente del banco, es: “La Caixa, Obra Social” y no entiende que una entidad muy valorada por tinte social puede emprender una acción así.
Esto obliga aún más a CaixaBank y le mete en un compromiso porque el banco tiene que hacer este ajuste, pero no se puede permitir el lujo de hacerlo sin acuerdo.
COSTE REPUTACIONAL
El coste en términos de reputación y el posible castigo de sus clientes es la espada de Damocles que se cierne sobre el banco. A ello contribuye que el Gobierno presiona. El Ejecutivo está presente en la entidad por medio del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que tiene el 16,1% del capital merced a la fusión CaixaBank-Bankia.
Desde las filas del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez se viene criticando que haya empresas que hacen ERE y tiene directivos con sueldos millonarios y la Dirección General de Trabajo advirtió al banco por carta con afán de que hiciera un ERE amable. Además, el FROB, segundo máximo accionista de CaixaBank, votó en contra del aumento de la retribución del presidente del banco, José Ignacio Goirigolzarri.
Pese a estas críticas, las acciones del Ejecutivo han sido más golpes de efecto que otra cosa, sin embargo, al banco le va a resultar difícil abstraerse de la posición del Gobierno. Para Sánchez sería demoledor que el ERE se cerrara sin acuerdo y quemará todas sus naves para que este pacto llegue a buen puerto.