No todo es bonito cuando se trata de hacer dropshipping

Hay muchas formas de emprender de forma sencilla y casi sin dinero, una de ellas es hacer dropshipping. Una fórmula que se ha popularizado incluso entre quienes quieren tener un negocio como fuente extra de ingresos mientras mantienen su trabajo habitual. Porque gracias a este sistema puedes tener una tienda online sin preocuparte del stock y del envío de la mercancía.

En el dropshipping tu tienda es una mera intermediaria, un escaparate en el que se le muestra el producto al cliente. Si este decide hacer una compra, el pedido le llega directamente al proveedor, que se encargará de hacer el envío. Lo que te llevas tú es una comisión por cada artículo vendido a través de tu web. Suena bien, ¿verdad? Pues cuidado, porque no es todo tan bonito como parece.

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Tienes que negociar para diferenciarte del resto

negociar para hacer dropshipping

El dropshipper (el proveedor de la mercancía) es quien lleva la voz cantante en la relación comercial. Esto implica que tanto las fotos como los textos que subas a tu web tendrán que ser acordes a lo que él te diga. El problema es que al final tienes una tienda que es exactamente igual que las de otros emprendedores que trabajan con el mismo dropshipper.

Si tu e-commerce no puede aportar nada diferente no es atractivo ni para el público ni para Google, así que te costará posicionarlo. Para poder tener algo más de libertad a la hora de trabajar tu web y gestionar el catálogo de productos vas a tener que negociar con el dropshipper, y esto es algo que no suele resultar sencillo. La mayoría de ellos te van a ofrecer un contrato cerrado. Si no cumples con las condiciones pactadas, romperán su acuerdo contigo y te quedarás sin productos para vender en tu e-commerce.

Mayka J.
Mayka J.
Jurista por formación y escritora por vocación. Llevo más de diez años dedicada al mundo de la redacción con especialidades como Derecho, pymes, autónomos, emprendimiento y marketing digital.