Lanzar un producto al mercado es un gran reto para cualquier emprendedor. Porque puede tratarse un artículo vinculado a un segmento en el que ya haya mucha competencia o, por el contrario, de algo tan novedoso que es posible que todavía no haya una demanda estabilizada. Aún así, un emprendedor siempre debe estar dispuesto a innovar.
Lo ideal es sacar al mercado productos que ya sean la versión definitiva de los mismos. Pero, en un entorno tan competitivo, prima la rapidez. Por eso, en muchas ocasiones se recurre al producto mínimo viable. Algo así como una versión beta que se pone a disposición de los consumidores y sobre la que se irán haciendo diferentes ajustes en función de cómo se comporte la demanda.
1Lanzar un producto al mercado con un prototipo mínimo y viable
El producto mínimo viable es una versión beta de lo que será el producto final, pero eso no quiere decir que se deba poner cualquier cosa en el mercado. Si el artículo no cumple las expectativas del público y no cumple con unos estándares mínimos de calidad, no se venderá. El objetivo es poner a la venta algo que de verdad pueda interesar a los consumidores.
La viabilidad del producto implica que debe tener un cierto impacto en el mercado, ser capaz de satisfacer algunas de las necesidades que tengan sus consumidores potenciales. Solo en ciertos sectores y en casos muy concretos se puede lanzar un producto con funcionalidades realmente mínimas para valorar si podría tener una buena demanda.
