Manuel Lao, de buscar ladrillos en vertederos a la Operación Chamartín

Hay un dicho que reza que las cosas no son como empiezan, sino como acaban. El sabio refranero la viene como anillo al dedo a Manuel Lao. El empresario almeriense afincado en Cataluña, y cuya fortuna se gestó en el mundo del juego, ha orientado su nave al mundo del ladrillo.

La Junta de Accionistas de Merlin Properties le ha puesto la alfombra roja para que, el que fuera fundador de Cirsa, sea el segundo mayor accionista de la socimi cotizada en el Ibex 35. Un 6,2% del capital por la que ha desembolsado unos 200 millones de euros. Merlin Properties tiene un porcentaje relevante en la conocida como Operación Chamartín. De hecho, la inversión prevista es de unos 410 millones de euros en lo que hoy se conoce como proyecto Madrid Nuevo Norte. Su participación, a través de DCH (Distrito Castellana Norte), es del 14,6%.

Poco podía imaginar Manuel Lao, en sus años mozos, que el ladrillo volvería a su vida… pero, en este caso, a lo grande. Porque siendo un mozalbete, con 12 años de edad, el médico de su pueblo (la localidad almeriense de Doña María) se lo llevó a Terrassa tras convencer a su padre. Era a mediados de la década de los 50 del pasado siglo XX. Y, durante dos años, se dedicó a buscar ladrillos en los vertederos. Los limpiaba para, posteriormente, venderlos en las obras de una ciudad que comenzaba a crecer.

Lejos de hundirle, el ladrillo no hizo sino afianzar su carácter guerrero, inconformista y ganador. Fue la primera piedra de un imperio al que se sumaron otras que hoy pueden parecer inverosímiles como vender pipas en un cine, arreglar lavadoras, o preparar bocadillos de calamares. Fue en este último lugar, un bar que abrió junto a su hermano Juan, y a su padre Cándido, donde se puso la semilla del negocio del juego.

EL SUEÑO DEL PADRE DE MANUEL LAO

Madrid Nuevo Norte es la joya de la corona de Madrid en el ámbito inmobiliario. Hablamos de una franja alargada de 5,6 kilómetros de longitud y hasta un kilómetro de ancho. Viviendas, oficinas, locales comerciales, equipamientos públicos, zonas verdes… Lo más de lo más que, para Manuel Lao, será una forma de reivindicar, a lo grande, el sueño de su padre.

La Celasa era el nombre de la empresa inmobiliaria que intentó montar su progenitor. Fracasó. No así el bar, donde además de bocadillos y productos típicos de Almería, se ‘vendía’ algo prohibido. En el local se hacían apuestas, algo ilegal en los últimos años del franquismo. Luego, se medio legalizó, al permitirse la venta de unos boletos a modo de tómbola. El negoció prosperó y a Manuel Lao se le abrieron los ojos. El futuro estaba en el juego, en concreto, en las máquinas tragaperras. Y no falló.

Los millones fueron cayendo en la saca. Tanto que, en la actualidad, es la decimocuarta fortuna de España. Según Forbes, 1.600 millones de euros. Fue en 2018 Manuel Lao cambió de terció, al vender la mayor parte de Cirsa, su negocio del juego, al fondo Blackstone por 2.235 millones de euros. Una cantidad que se rebajó al descontar la deuda del grupo.

CONTIENDAS, HACIENDA Y EVASIONES

Manuel Lao saborea los laureles del triunfo. Su brazo financiero Nortia quiere convertirse en el mejor Fondo de Inversión de Europa, según sus propias palabras. No el segundo, ni el tercero, ni mucho menos, el cuarto. El mejor.

Viendo su apetito forjado a lo largo de su trayectoria, su ardor guerrero, su poner toda la carne en el asador, su lanzar la caña en el banco de peces de las oportunidades en el momento oportuno, no sería de extrañar que lo consiguiera.

Experiencia no le faltará. Aunque su figura también haya estado sacudida por hechos donde la intriga, los movimientos subrepticios, y hasta casi el ‘cuerpo a cuerpo’ han sido una constante. No ha llegado la sangre al río, como en las buenas películas de gansters. Pero la lucha por ser el rey de las máquinas de juego, o la obtención de concesiones, no han faltado.

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Su enfrentamiento con Recreativos Franco no desmereció a un buen guion de película. Atreverse con quien monopolizaba el negocio dio lugar a detenciones, denuncias por estafa, soborno y apropiación indebida de información. La inexistencia de una regulación ad hoc, en los albores de la democracia, fue el caldo de cultivo que impulsó esta particular lucha.

Con Hacienda también tuvo sus más y sus menos. Respecto a ello, su capítulo más ‘películero’ fue su llegada a Argentina con vino, jamón y otros productos para regalar a sus empleados en el país latinoamericano. Entre medias de ellos, medio millón de euros. Un repentino dolor estomacal le sirvió para regresar al avión y volver a España. Otro capítulo fue la detención de un camión en Irún que portaba 30 millones de pesetas. Manuel Lao fue condenado a dos años de arresto mayor y al pago de 14 millones de pesetas por un delito frustrado de evasión de capitales.

Manuel Lao apareció en la Lista Falciani por tener varias cuentas en el banco suizo HSBC. También en los papeles de Panamá. Por no hablar de sus buenas relaciones con políticos nacionales e internacionales.