Cada vez es más común que el primer contacto entre una empresa o profesional y sus clientes sea a través de una página web. De hecho, en muchos casos la propia página opera como canal de venta, por lo que hay que extremar la seguridad. No se trata solo de que la web sea segura, es que además hay que demostrarle a los visitantes que lo es.
Para muchas empresas la seguridad en la web es todavía una asignatura pendiente, pero dejar de lado esta cuestión es un grave error. Una web no segura no le gusta ni a Google ni a los posibles clientes. Puede estar muy bien trabajada, pero si no tiene unos mínimos estándares de seguridad el número de visitas se va a ver afectado negativamente, y con él el número de conversiones.
4No pedir más datos de los necesarios aumenta la seguridad
Cuando a un internauta le llega el momento de rellenar un formulario de contacto, o hace una compra y tiene que aportar datos personales, siempre le puede surgir la duda de para qué queremos realmente toda esa información. Aunque esto se especifica de forma más detallada en apartados como la política de privacidad o el aviso legal, no debemos perder de vista que estos textos no suelen ser leídos.
Si a un visitante le pedimos demasiada información puede que acabe desconfiando de nosotros. En este caso, una buena medida de seguridad es limitarse a pedir únicamente los datos que sean necesarios. Por ejemplo, si quieres que alguien se suscriba al boletín de noticias de tu web, bastará con que le pidas el nombre y un correo electrónico, no necesitas para nada su número de teléfono. De hecho, cuantos menos datos pidas más dispuestos estarán los interesados en darte la información que estás solicitando.