España fue el país europeo en el que, durante la última etapa de recuperación, se produjo el mayor aumento en la tasa de disolución de empresas, en comparación con el periodo que precedió a la última gran crisis económica, al mismo tiempo que registró la mayor caída en la tasa de nacimiento de empresas, según el Banco de España.
Estos datos son, además, anteriores al estallido de la crisis sanitaria provocada por el aumento de contagios por coronavius en el país, ya que hace referencia a la última gran etapa de recuperación económica del país, que comenzó en 2013.
En concreto, la tasa de destrucción de empresas desde este año fue del 7,3%, frente al 6,1% que registró entre 1999 y 2007, una evolución paralela a la tasa de creación de sociedades, que se redujo al 8% en la última etapa de recuperación, frente al 13% en que creció de promedio en el periodo anterior al estallido de la crisis económica de 2008.
De hecho, en 2019, el número de sociedades anónimas y limitadas activas en el país era de 1,22 millones, lo que representaba un aumento de apenas el 0,9%, frente al 7% de promedio registrado en la anterior fase de expansión, aunque consiguió superar el nivel de 2008.
MÁS SERVICIOS, MENOS CONSTRUCCIÓN E INDUSTRIA
No obstante, también ha variado la tipología de estas empresas, ya que las de construcción, y las de industria en menor medida, fueron las que más se destruyeron, con una caída del 33,6% para las primeras entre 2013 y 2017, y del 17,4% para las segundas en este mismo periodo, al tiempo que crecieron las de servicios.
Asimismo, pese al crecimiento experimentado en el número de empresas con 20 trabajadores o más en los últimos años, hasta representar un 4,9% el año pasado, todavía se encuentra por debajo del 6,4% que prevaleció en 2007, antes del inicio de la recesión económica. En este sentido, entre 2008 y 2013, las empresas con 20 trabajadores o más acumularon una caída del 36,4%, antes de crecer un 23,8% desde 2014.
A su vez, en 2019, el número de sociedades con asalariados, colectivo más representativo de la actividad empresarial, es todavía inferior al de 2008 en 85.992 unidades. Así, a lo largo de la crisis, este colectivo se redujo un 11,4%, mientras que las sociedades sin asalariados crecieron un 18,2%.
En 2019, el porcentaje de sociedades sin asalariados –que representan un 36,5% del total– y con entre uno y cinco asalariados –que representan un 45,7% del total– ha aumentado respecto a la anterior fase de expansión, característica que se extiende a todas las ramas de actividad, aunque con diferentes órdenes de magnitud.
De esta forma, la industria es la rama de actividad con un mayor porcentaje de empresas grandes, frente a la construcción, que es la que registra un predominio de empresas de menor tamaño.