miércoles, 11 diciembre 2024

Viaje al interior de un cable submarino

El 5 de agosto de 1858 se tendía el primer cable transatlántico submarino desde el que se transmitiría, 11 días después, el primer telegrama entre América y Europa. Era el primer intento del ser humano de conectar los continentes. Pero a las pocas semanas el cable dejó de funcionar. Sin embargo, aquel gran sueño transoceánico fue el germen del actual sistema de telecomunicaciones.

Hoy en día, la comunicación no sería como la conocemos sin la existencia de los cables submarinos. Pero, ¿conocemos realmente cómo funcionan estos gigantes subacuáticos? Os desvelamos algunas curiosidades que os ayudarán a entender cómo llega Internet hasta vuestro hogar.

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¿Qué significa la llegada de un cable submarino?

Son las 5:30 de la mañana en la ciudad de Fortaleza, al nordeste de Brasil. Pese a que aún no ha amanecido, Praia do Futuro, una de las playas más concurridas de la ciudad, presenta una actividad frenética. Un visitante muy especial está a punto de llegar y su comité de bienvenida no quiere dejar nada al azar. Están preparando el amarre de BRUSA, un gigante submarino que unirá Brasil y EE. UU.

BRUSA es un gigante submarino de 11.408 km de largo que une Brasil y EE. UU.

Brasil, con más de 200 millones de habitantes, es el estado de América Latina con más usuarios de Internet. Casi el 70% de los brasileños tiene acceso a la red. Por ello, la llegada de BRUSA va a suponer un antes y un después en el acceso a servicios de banda ancha en el país brasileiro. “BRUSA sale de Río de Janeiro, en Brasil y llega hasta Virginia Beach, en Estados Unidos. Es un cable directo, por lo que es muy rápido: se tardan 99 milisegundos en llegar a Virginia” nos explica Rafael Sgrott Martins, Country Manager Brazil de Telxius Cable. “Está amarrado en cuatro puntos, cuatro «landing points» o puntos de amarre, como les llamamos nosotros. Uno está en Río de Janeiro, otro aquí, en Fortaleza, hay un tercer punto en San Juan de Puerto Rico y el punto de llegada se encuentra en Virginia Beach. En estos cuatro puntos en los que el cable submarino toca tierra es por donde entra y sale el tráfico, y así es como está el sistema montado”.

“Río de Janeiro, el primer punto, es un punto muy importante por sus características geográficas” –prosigue Rafael–. “Es una salida natural, una ciudad costera con la que podemos interconectar el cable submarino a los puntos de mayor concentración. Después de Río de Janeiro, el amarre aquí en Fortaleza tiene una razón fundamental, y es que es un punto de confluencia de varios cables submarinos. El propio cable actual, el «Sam-1», se conecta aquí en Fortaleza y otros cables procedentes de otros continentes se conectan aquí también. San Juan también tiene una posición estratégica por tener varias conexiones de entrada al sur de Estados Unidos, en Florida, y por conectar el cable que viene de América Central con el que viene del Pacífico y el que viene de otro de nuestros cables submarinos, que es el PCCS y toda la región de América Central en San Juan. Por último, Virginia es un punto nuevo, ya que normalmente los cables llegan hasta Nueva York o Miami. Nosotros optamos por llegar hasta Virginia y no fue algo aleatorio: está a 300 kilómetros de Ashburn y al lado de Washington DC, y en esas dos ciudades existe una enorme concentración de data center”.

Con más de 11.400 km de largo, BRUSA tiene una importancia fundamental para la conectividad de las Américas: “BRUSA va a permitir que toda la zona tenga las condiciones necesarias para comunicarse a alta velocidad durante los próximos 25 años, con una enorme capacidad. Va a permitir que todas las personas puedan comunicarse en esta nueva era digital”, concluye.

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