Cuatro formas de proteger el valor de tus inversiones ante la volatilidad

Por lo que parece, se vienen épocas muy movidas para los mercados financieros de todo el mundo y, con ellas, llegará también una más que probable volatilidad en un gran número de activos. A partir de septiembre llegará la resolución final sobre el Brexit con el nuevo presidente británico Boris Johnson, la respuesta al enigmático panorama político español y, quizás, el siguiente paso en complicadas situaciones geopolíticas como la de Venezuela o Irán. También, las más que posibles reacciones del resto de mercados ante dichos movimientos.

Así pues, ¿cuál es el movimiento financiero más acertado de cara a dichas turbulencias? Probablemente, la más cauta sea la cobertura y, a continuación, te ofrecemos varios métodos para aplicarla, desde la compra de oro hasta otra mucho más arriesgada: lanzarse a los brazos de las criptomonedas.

Oro

Históricamente, el oro ha sido el activo de cobertura por excelencia. En épocas de mucha volatilidad y turbulencias financieras y económicas muchos inversores sacan su dinero de activos más proclives a sufrir grandes pérdidas —acciones bursátiles, divisas nacionales, materias primas— para comprar oro y plata. Ambos metales preciosos cuentan con la capacidad de variar muy poco su valor durante estas épocas por mucho que, obviamente, la gran demanda pueda aumentar ligeramente su valor.

El buen desempeño del oro como valor refugio por excelencia puede comprobarse con la situación de principios de este año 2019, cuando, pese a la gran demanda de este activo, el precio del metal precioso solo subió un 9% respecto al verano de 2018. Una cifra sin duda muy pequeña si la comparamos con la volatilidad de otros activos.

Cobertura con productos derivados

Otra de las técnicas muy utilizadas por traders de la más diversa procedencia y estilo es la de cubrir sus posiciones con productos derivados como los CFDs o Contratos por Diferencia, los contratos de futuros o las opciones financieras. Este tipo de productos nos permiten, por ejemplo, apostar a la baja contra nuestras propias posiciones sin necesidad de vender nuestros activos, lo cual conllevaría un gasto impositivo importante.

Por ejemplo, si tenemos una amplia posición sobre crudo de petróleo y creemos que el precio de esta materia prima va a sufrir una gran pérdida durante las siguientes semanas, podemos abrir un Contrato por Diferencia a la baja sobre este activo. De esta manera, si el valor del activo acaba descendiendo tal y como creemos, el capital que perdamos con el propio activo lo recuperaremos con el producto derivado.

Eso sí, siempre hay que tener en cuenta a la hora de operar con productos derivados que son una herramienta que conlleva un gran nivel de riesgo. De hecho, las pérdidas —así como las ganancias— con los productos derivados pueden llegar a ser incluso mayores que el capital inicial invertido.

Bonos de estado

Los bonos de estado o bonos del tesoro son un método de financiación que emiten los estados soberanos como vía para costear sus diferentes gastos. Obviamente, cuanto mayor sea la fiabilidad de la economía de un país menor será la rentabilidad que ofrecen dichos bonos. A cambio, su ventaja es la de ser un activo de enorme seguridad.

Así pues, muchos inversores deciden mover su capital hacia bonos de estado de economías con una gran estabilidad económica —Alemania, por ejemplo—, donde su capital no sufra demasiadas pérdidas y capee con tranquilidad las turbulencias de las épocas económicas más volátiles.

El problema, claro, es encontrar una economía nacional que se vea fiable de cara al muy movido septiembre que se viene.

¿Arriesgar a las criptomonedas?

Quizás no exista producto financiero más volátil que las criptomonedas, capaces de sufrir movimientos de precios de hasta el 100% de su valor en cuestión de 24 horas, incluso menos. Por ello, parecen ser el producto menos adecuado para ejercer como valor refugio frente a épocas de volatilidad.

Sin embargo, habría que aplicar aquí varios matices. La volatilidad de las criptomonedas se produce por no estar relacionada con ningún activo físico o material, y depender solo de la oferta y le demanda. Pese a ello, muchas veces la susodicha volatilidad produce enormes movimientos que se producen en torno a cierta horquilla fija. Además, en la gran parte de los casos la volatilidad de criptomonedas como el Bitcoin, el Litecoin o el Ethereum está desligada de los principales eventos sociales y políticos que afectan a casi todo el resto de los mercados financieros. Así pues, ¿pueden funcionar como valor refugio? Quizás, siempre que uno esté dispuesto a asumir las emociones fuertes.