El éxito de Erdogan no supone una victoria para la lira

En muchas ocasiones el hecho de que una incertidumbre se disipe no significa que todos los problemas del país se hayan solucionado. Esto ha sucedido con el triunfo de Erdogan, ha provocado que el presidente turco Recep Tayyip haya ganado puntos para mantenerse cinco años más en la empresa, pero no es del todo seguro que el beneficio se extienda a todo el país. Es más, la lira solo se recuperó modestamente el lunes, ahora falta ver que irá sucediendo.

Lo que ha sucedido este lunes es que se ha notado cierto alivio al poder ver un resultado mucho más claro del que se esperaba y del que sugerían las encuestas, evitando así la necesidad de una segunda ronda de votaciones. Pero bien es cierto que los mercados de renta fija, los swaps de incumplimiento crediticio y las acciones no han vuelto a los niveles en los que se situaban antes de la convocatoria de elección.

Ahora que sus poderes sustanciales se han incrementado, el presidente debe delinear en gran medida cómo será el control que tomará sobre la economía. Y esto es así porque la independencia que tenga el banco central es un factor fundamental para la reacción de los mercados de divisas. Además, hay que tener cuidado con las alzas de tasas, ya que si se intentase revertir algunos de los 500 puntos base de alzas de tasas que se habían realizado en abril provocaría un desencadenante negativo para la lira.

Ahora, el presidente tiene que centrarse en reducir la inflación antes de pasar a otros temas económicos. Tanto es así que la inflación debería situarse por debajo del 12%, pero se corre el peligro de que Erdogan acabase intentando impulsar el crecimiento en una primera instancia, arriesgando así una espiral inflacionaria.

Otro de los problemas de Turquía es su financiamiento que depende directamente del fortalecimiento de la moneda estadounidense. En el caso de que el dólar se fortalezca, Turquía acabaría siendo mucho más vulnerable. Es por esto que el Fondo Monetario Internacional reconoce que Turquía depende del financiamiento externo para el 25% de su producto interior bruto, con la problemática de que sus reservas de divisas ni si quiera llegan a la mitad de estos requisitos a corto plazo.

Ahora es Erdogan quien tiene que demostrarles a los mercados de divisas que su política económica será coherente y alejada del banco central, quién tendrá que determinar las tasas de interés sin interferencia política. Será entonces cuando la lira pueda recuperar una gran parte de lo que había perdido frente al dólar este mismo año.

Marcus Ashworth para Bloomberg