No hay nada que provoque más miedo que descubrir algo nuevo o diferente. Eso es algo que descubren las personas cuando llegan a la edad adulta. Pero que azucen ese tipo de comportamientos los gobernantes tiene cierto peligro.
Y algo así es lo que está sucediendo con las nuevas herramientas financieras, en concreto las criptomonedas. Desde el desconocimiento se están asegurando cosas que no tienen mucho sentido y que conducen a un estado desconfianza que no conviene a nadie. O mejor dicho, casi nadie.
Uno de los últimos en pronunciarse sobre este asunto ha sido el exvicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, que ha pedido diálogo entre políticos y reguladores para establecer un marco legal para los cambios tecnológicos que afectan al sector financiero, entre ellos, las monedas virtuales como el bitcoin.
Durante un encuentro sobre «El futuro del dinero», ha alertado sobre las monedas digitales, que pueden ser usadas «para financiar actividades ilegales, como el terrorismo«, por lo que ha pedido una regulación al respecto. Todo dicho con tranquilidad sin el ánimo de provocar más desconcierto. Aludiendo, además, a un tema tan sensible como el terrorismo.
Y todo porque se trata, después de mucho tiempo, de algo que no pueden controlar, como es el caso de las criptomonedas. De ahí el ímpetu por los gobernantes de amedrentar con los peores temores que tiene la sociedad.
¿POR QUÉ ES UN CAMBIO MALO?
Además, ha abogado por crear «un diálogo fluido transatlántico», en referencia a EEUU, para abordar la posición dominante que tienen en el mercado de las «bigtech», que se entienden como multinacionales tecnológicas como Google, Amazon o Apple.
Almunia también ha considerado que la irrupción del «bitcoin» no hará desaparecer el dinero físico de «un día para el otro», pero ha alertado de que existe la probabilidad de que produzca un cambio en cómo se concibe «el concepto tradicional» del dinero.
Durante la jornada, varios expertos han coincidido en que la tecnología «blockchain» o cadena de bloques, en la que se basan las criptomonedas o divisas digitales, cambiará el uso del dinero a largo plazo, ya que transformará las estructuras del mercado y cambiará las relaciones entre la banca y el cliente.
No obstante, la irrupción de las nuevas tecnologías expone al sector bancario a nuevos «riesgos», entre ellos, los ciberataques, según ha indicado.