Amazon Go, el fracasado experimento de ‘súper’ sin colas

Entrar al supermercado, coger el producto y salir sin esperar colas para pagar. El sueño de todo consumidor es el experimento que Amazon puso en marcha hace dos semanas. Pero al igual que paso con Amazon Fresh, al gigante del comercio online no le están saliendo las cosas como pensaba.

El 22 de enero, la compañía dirigida por Jeff Bezos lanzó uno de sus proyectos estrella para este año: Amazon Go. Ubicada en Seattle, se trata de la primera tienda en la que el usuario solo tiene que entrar, coger el producto y marcharse. La tecnología Just Walk Out detecta automáticamente los productos que se cogen de estantes y los rastrea en un carro virtual. Así Amazon emite una factura que carga a la cuenta del cliente a través de la app.

Sin embargo, el sistema ya ha dado con sus primeros errores. Si la premisa principal del gigante es que el cliente no espere colas, desde luego no la ha cumplido. Y el problema no se produce a la hora de pagar, sino a la de entrar en el establecimiento. Además, como era de esperar, ya se han producido los primeros robos.

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Este ensayo es otro de los muchos con los que Amazon ha jugado en los últimos años. Su incursión en el mundo de la alimentación –más allá de la posibilidad de comprar Carrefour– le llevó en agosto de 2007, a lanzar Amazon Fresh –un servicio de entrega de productos frescos–, que apenas pisó Europa. En EEUU si tuvo más tirón, hasta que este año se vio obligada a reducir este servicio en siete estados del país. Un proyecto complicado por la inmediatez que requiere la industria alimenticia.

De momento, no hay fecha prevista de llegada de Amazon Go a Europa. Desde la compañía han declinado realizar declaraciones en este sentido. Y con los problemas que está dando puede que no vea la luz en el Viejo Continente.

La otra cara de los experimentos

Sin embargo, el ensayo de la empresa tiene una doble cara. Este sistema incrementa la brecha digital. Solo aquellos que dispongan de app y cuenta en Amazon podrán realizar la compra en este establecimiento. A día de hoy, si entráramos en un supermercado español, por ejemplo, la mitad de los compradores tendrían problemas con este tipo de compras.

Además, el sistema de compra es toda una invitación a regalar los datos a la compañía. De la misma forma que cuando realizamos un pedido en la web de Amazon, ahora los usuarios le dicen qué, cuánto y cómo son sus hábitos alimentarios.

Lo bueno de Amazon es que puede permitirse el lujo de experimentar con cualquier tipo de servicios. Por eso, si fracasa finalmente, a otra cosa mariposa, como dice el dicho popular.