domingo, 15 diciembre 2024

Pedro Sánchez muerde la mano que dio de comer a ‘su’ Estudiantes

El pasado domingo, en la entrevista que mantuvo Pedro Sánchez con Jordi Évole, el exsecretario general del Partido Socialista puso al expresidente de Telefónica, César Alierta, en la picota, y básicamente le acusó de conspirar para alcanzar un gobierno conservador en España.

Lo que no comenta, sin duda por un despiste, el señor Sánchez, es que él fue el primero en beneficiarse, indirectamente, de la costumbre de Alierta de mantener contactos políticos de alto nivel en los principales partidos españoles. Unos esfuerzos que en su momento le llevaron a apoyar más allá de lo que parecía razonable a Rodrigo Rato e Iñaki Urdangarín, ambos investigados por actividades en nada relacionadas con sus empleos en la operadora pero que supusieron importantes perjuicios para la compañía en materia de opinión pública.

Pedro Sánchez durante su etapa en Estudiantes

Fuentes próximas a la operadora confirmaron a MERCA2 algo que ninguna fuente oficial reconoce nunca: El patrocinio de Tuenti y después Movistar del Estudiantes, el equipo de baloncesto de su instituto, el Ramiro de Maeztu, en el que jugó hasta los 21 años, estuvo menos motivado por el interés puramente comercial que por instrucciones específicas de Alierta.

Del mismo modo que el futuro candidato a las primarias socialistas no ha dudado en denostar a todos aquellos que le apoyaron en el pasado, desde el grupo Prisa hasta la propia Susana Díaz, que propició su ascenso al poder frente a la candidatura de Eduardo Madina, Sánchez no ha dudado en atacar supuestos poderes empresariales en la sombra. Los mismos que, cuando la sombra recaía sobre su equipo de la infancia, no dudaron en echarle una mano. Probablemente sea alguna forma de demencia lo que le cause tamaño olvido.

¿Cómo puede Sánchez convertirse en el azote de empresarios habiendo formado parte de los engranajes del poder?

En muchas ocasiones señalé que el camino de Alierta, siempre paralelo a la política, y una herencia de las deudas heredadas del proceso de privatización, era equivocado en los nuevos tiempos. De hecho, su sucesor, José María Álvarez-Pallete, ha mostrado carácter a la hora de esquivar ese tipo de charcos.

Tanto es así que el propio Sánchez tuvo que reconocérselo a Évole en la entrevista. El problema es que su forma de hacerlo resultó… desafortunada. Para defender a Pallete, Sánchez demostró que no tiene ni la más remota idea de las actividades a las que se dedica Telefónica. Concretamente, el político caído en desgracia afirmó que el objetivo del directivo es «vender móviles y ADSL». Cuando, precisamente, Telefónica vende menos móviles que nunca y ha puesto todo su foco comercial e inversor en una tecnología diferente, la fibra óptica.

Pero, por supuesto, nunca confiemos demasiado en los conocimientos de un político sobre el mundo real.

Sánchez cree que Telefónica aún se dedica a vender móviles y ADSL

Cabe preguntarse hasta qué punto tiene sentido que una persona tan institucional como Sánchez, que nunca mostró pegas hacia los engranajes del poder hasta que se le pusieron en contra, y que votó en la Asamblea General de la antigua Caja Madrid algunas de las mayores emisiones de preferentes del país, puede convertirse en una opción antisistema.

O hasta qué punto tiene sentido de que proteste de la forma de actuar de El País cuando, básicamente, utilizó al diario de Prisa para calzarse sin mayor inconveniente a Tomás Gómez. Es el tipo de cosa que, reunido afablemente con Évole, se le escapa.

Pero por supuesto, nunca confiemos demasiado en la capacidad de un político de no caer en la hipocresía.

 


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