Pablo Motos ha decidido poner fin al silencio que rodea su vida más íntima y confiesa por primera vez lo que muchos esperaban: sus reflexiones sobre su matrimonio con Laura Llopis, su pareja desde hace más de tres décadas. El carismático presentador de El Hormiguero, quien siempre ha mantenido su vida privada alejada del foco mediático, rompe su regla de oro y se abre en canal sobre lo complejo que resulta convivir durante tanto tiempo con alguien. Lo hace sin filtros, con sinceridad, y dejando claro que el amor duradero no tiene nada que ver con la perfección. Esta noticia, que recogemos en Gossip, supone un hito para los seguidores del programa y para todos los que admiran a Motos, pues es raro que hable abiertamente de su vida sentimental.
La noticia que ha dado Pablo Motos

En una conversación con Pablo Alborán, Motos compartió una visión profunda y muy personal sobre su relación: “Convivir con una persona es complicado”, afirma con total naturalidad. Explica que para mantener una pareja durante años hay que estar dispuesto a cambiar, no solo emocional o mentalmente, sino también físicamente, porque nadie es el mismo al cabo de los años. “Físicamente cambiáis los dos”, añade, para subrayar que aceptar esos cambios con amabilidad es parte fundamental de lo que llama una relación sólida. Según él, la paciencia y la flexibilidad son las herramientas esenciales para que una relación perdure y, sobre todo, la capacidad de poner los sentimientos de la otra persona por encima de la propia comodidad en determinados momentos.
Para Motos, una relación que dura es aquella en la que ambas partes ceden, reflexionan y no temen dar pasos atrás cuando las cosas se tuercen. “Tienes que cambiar muchas cosas de tu vida… Una pareja se da cuenta de si se quiere o no cuando se enfada, quién de los dos vuelve, cómo cedes…”, dice, evidenciando que entiende la convivencia como una danza de compromisos y concesiones constantes. Y lanza una frase potente: “La mentira más grande que nos han dicho sobre las parejas es que es fácil”. Esa frase, que recogemos en Gossip, resume su filosofía sobre el amor: no hay atajos, sino trabajo diario, constancia y un profundo respeto mutuo. Para él, entender que la convivencia exige esfuerzo es fundamental, y asegura que ninguna relación puede mantenerse si se cree que todo será sencillo por el mero hecho de amarse.
Lo más sorprendente es que Motos ha sido capaz de verbalizar todo esto en televisión, cuando siempre ha evitado exponer su vida personal. En su programa nocturno de Antena 3, ha sido muy cuidadoso con sus palabras, pero en esta ocasión ha querido ir más allá y abrir una ventana a su realidad sentimental. Se nota que habla con el corazón: no para generar titulares, sino para compartir una experiencia de vida que considera relevante para quienes, como él, buscan una relación estable y duradera. Esa vulnerabilidad le ha ganado admiración porque, entre risas y reflexiones, ha mostrado que incluso alguien acostumbrado a las cámaras también sufre, duda y ama de verdad, dejando claro que la fama y la vida personal pueden coexistir si hay respeto y discreción.
La mujer de Pablo Motos, señalada

Además de hablar del presente, Motos ha revisitado su historia de amor con Laura Llopis, relatando cómo comenzó todo hace más de 30 años en Onda Cero Valencia. En aquel entonces, él era presentador y ella trabajaba en producción, un entorno profesional en el que poco a poco surgió algo más. Según ha contado, fue él quien dio el primer paso con un gesto sencillo pero significativo: un detalle que mostró su interés y cuidado. Esa acción tan simple marcó un momento decisivo: surgió el flechazo, y desde entonces su vínculo no ha parado de crecer. Motos recuerda que, desde el principio, ambos valoraron la discreción y la confianza, estableciendo una base sólida que perdura hasta hoy.
Su boda también refleja su manera de entender el amor: discreta, íntima y muy personal. No invitaron a nadie más allá de sus familias directas. Se casaron por lo civil, en una ceremonia sencilla y sin aspavientos, evitando todo tipo de exposición mediática. Entraron al juzgado por zonas poco habituales para esquivar a los fotógrafos y preservar su intimidad. Esa decisión es muy reveladora: para Motos y Laura, lo importante no era el espectáculo, sino la autenticidad del momento compartido, la conexión personal y la tranquilidad de disfrutar el día sin interferencias externas. Este acto de cuidado hacia su privacidad demuestra que ambos siempre han priorizado su bienestar y su relación sobre cualquier presión externa.
También ha dejado claro cuál ha sido el papel de Laura en su vida y en su carrera. Ella no solo es su esposa, sino también su aliada profesional: trabaja en El Hormiguero como coordinadora de guiones, y esta complicidad laboral ha sido clave para que la relación sobreviva y crezca. Para él, contar con alguien que entiende las exigencias de su profesión y comparte responsabilidades ha sido un apoyo fundamental. Motos asegura que Laura lo complementa, que le equilibra y que incluso en los momentos más difíciles del programa, su presencia ha sido un ancla emocional que le permite mantenerse centrado y motivado.
Motos asegura que Laura es “mucho mejor persona” que él: muy culta, con criterio y con la capacidad de disfrutar de las cosas pequeñas de la vida. Él afirma que ella sigue manteniendo la ilusión intacta, que se emociona con facilidad y que su sonrisa genuina le da energía cada día. “Es la persona más importante de mi vida. Me dejaría matar por ella”, ha comentado, dejando claro hasta qué punto su vínculo trasciende lo profesional y lo mediático. Para él, esta relación es un ejemplo de cómo el respeto, la paciencia y la admiración mutua pueden sostener décadas de convivencia, incluso cuando el mundo exterior parece exigir lo contrario.
Pablo Motos ha abierto su corazón

Motos también ha compartido los pequeños conflictos cotidianos que, paradójicamente, fortalecen su unión. Confiesa que a veces habla demasiado alto en casa, un hábito que arrastra de su trabajo en televisión, y que molesta especialmente a Laura. Por su parte, él se irrita cuando ella habla en voz alta consigo misma, lo que le hace imaginar situaciones cómicas y le recuerda la necesidad de reírse de los pequeños roces. Aun así, estas diferencias no rompen la relación; al contrario, se han convertido en pequeñas pruebas de tolerancia y adaptación, que consolidan la complicidad y la aceptación mutua. Motos concluye que convivir tantos años “es complicado”, pero que cada gesto, cada detalle y cada conversación han creado un vínculo que, a pesar de todo, sigue intacto.
Finalmente, fuera de los platós, la pareja intenta disfrutar de momentos tranquilos y sencillos que les permitan desconectar del ritmo intenso de su trabajo. Comparten planes caseros, salidas con amigos cercanos y actividades que refuerzan la conexión. Estas rutinas son su refugio y muestran que el amor no necesita grandes gestos mediáticos para ser fuerte; lo importante es la constancia, la complicidad y la voluntad de crecer juntos día a día. Con esta revelación, Pablo Motos deja claro que el verdadero amor no es perfecto ni fácil, pero sí profundamente valioso y digno de ser protegido, tal como ha hecho con Laura durante más de treinta años.































