Las ayudas que el Gobierno ha dado a autónomos y empresas durante la crisis derivada de la pandemia van a tener consecuencias a largo plazo. Una de ellas es la prohibición de despedir, que en algunos casos se extenderá durante más de dos años.
Medida que se aplicará solo a aquellos empleadores que se hayan acogido en varias ocasiones a las prórrogas de los Expedientes Temporales de Regulación del Empleo o ERTES. Y cuyo incumplimiento puede dar lugar a importantes sanciones.
Los ERTEs como medida de ayuda a los autónomos

Desde que se decretó el confinamiento en marzo de 2020, se pusieron en marcha diferentes medidas para ayudar a aquellos empresarios que tuvieron que cerrar su negocio, siendo muchos de ellos autónomos.
Una de las medidas más importantes fue la posibilidad de acogerse a un ERTE excepcional, ya implicara este la reducción de la jornada o una suspensión total del contrato de trabajo de todos o varios empleados.
Prórrogas de los ERTE

Esta medida ha sido una de las que más han ayudado a los autónomos a capear la crisis económica derivada de la pandemia. De hecho, a día de hoy hay muchos empleadores que todavía no han podido recuperar a todos sus trabajadores porque siguen teniendo problemas económicos.
En estos dos años de pandemia se han prorrogado varias veces tanto los ERTEs como la prestación por cese de actividad. Sin embargo, las medidas están a punto de agotarse. La última prórroga está en marcha y se acaba el próximo 28 de agosto.
La prohibición de despedir

En el caso de los ERTE, esta medida siempre ha estado condicionada al compromiso del empleador de mantener su nivel de empleo durante los seis meses siguientes a la recuperación de sus trabajadores.
A efectos prácticos esto quiere decir que un autónomo que ha tenido a algunos o todos sus empleados acogidos a esta medida tiene prohibido despedir durante los seis meses siguientes a la vuelta a la actividad de sus trabajadores.
Consecuencias de incumplir la prohibición de despedir

Cumplir esta condición es especialmente importante. Si el empleador no lo hace, puede verse en serios problemas con la Seguridad Social. Porque tendrá que pagar todas las cotizaciones que se haya ahorrado.
Y no solo las del trabajador afectado por el despido, sino las cotizaciones de todos aquellos empleados que hayan estado acogidos al ERTE. Esto puede suponer un desembolso de miles de euros.
Intereses y recargos

Además, el empleador que incumpla el compromiso de no despedir, no solo tendrá que pagar las cotizaciones condonadas de todos sus empleados, sino los intereses de demora y los recargos correspondientes.
En muchos casos esto puede suponer llevar el negocio directamente a la ruina, porque la deuda con la Seguridad Social podría llegar a ser excesivamente alta como para ser asumible.
Una medida acumulable

Lo que no todos los empleadores han tenido en cuenta es que la prohibición de despedir es acumulable y sigue sumando meses cada vez que ellos se acogen a una nueva prórroga de los ERTEs.
Es decir, que, si un autónomo con empleados se ha acogido dos veces al ERTE, la prohibición de despedir se mantendrá durante 12 meses en lugar de durante los seis meses previstos inicialmente.
Se pueden acumular hasta 30 meses de prohibición

La situación es especialmente delicada para aquellos empleadores que hayan tenido empleados acogidos a un ERTE a lo largo de las diferentes prórrogas que se han ido produciendo. Porque esto puede alargar la prohibición de despedir durante 30 meses.
Esto quiere decir que hay empleadores que no van a poder despedir a ninguno de sus empleados hasta mediados del año 2024. Una situación especialmente complicada, máxime si tenemos en cuenta que la recuperación económica está tardando en llegar más de lo esperado.
¿No se puede despedir de ninguna manera?

Aunque hablamos de la obligación de mantener el nivel de empleo, no es cierto que no se pueda despedir en ningún caso. Aquellos autónomos con empleados que se han acogido a algún ERTE tienen también vías de escape para reducir su plantilla si lo necesitan.
Por ejemplo, puede despedir aquel que cumpla con las condiciones para poder presentarse a un concurso de acreedores. Y también es posible romper la relación laboral si se trata del despido procedente de un trabajador.
Mejor informarse antes de despedir

Muchos autónomos todavía no tienen del todo claro si pueden despedir o cuándo podrán hacerlo. Por eso, lo mejor en estos casos es consultar directamente con especialistas en la materia.
Antes de poner fin a un contrato y arriesgarse a una sanción, es aconsejable que el autónomo consulte sobre esta cuestión con su gestor. Él le dirá si ya ha acabado su período obligatorio de mantenimiento del empleo.
Duro camino hacia la recuperación

El hecho de que algunos autónomos vayan a tener que despedir durante varios meses, algunos incluso durante años, puede hacer que la recuperación sea más lenta de lo esperado. Pero no conviene jugársela.
Porque la deuda que se puede generar con la Seguridad Social puede superar fácilmente los 10.000 euros.