Alejandra Rubio ha sorprendido con unas declaraciones sinceras y llenas de emoción al recordar una de las etapas más difíciles de su vida: la enfermedad de su madre, Terelu Campos. La joven ha hablado abiertamente sobre cómo vivió aquellos años en los que la presentadora se enfrentó al cáncer de mama, una experiencia que marcó profundamente su infancia y su forma de entender la vida. “Si el cáncer de mi madre hubiera sido hoy, habría actuado muchísimo mejor”, confesó con entereza, demostrando una madurez que solo el paso del tiempo y la experiencia pueden otorgar. Estas palabras, pronunciadas durante un evento solidario, reflejan el crecimiento personal de Alejandra y su deseo de transmitir un mensaje de esperanza a todas las familias que viven de cerca esta enfermedad.
3El compromiso de Terelu Campos

Para Terelu Campos, su paso por el cáncer ha supuesto una transformación profunda. Ha aprendido a priorizar, a cuidarse y a disfrutar de las pequeñas cosas. “El cáncer te cambia la vida, pero también te enseña a valorarla”, comentó en una entrevista reciente. Su mensaje, cargado de fuerza, esperanza y optimismo, resume el espíritu que ha guiado su vida durante los últimos años. Alejandra, que ha crecido viéndola luchar, ha heredado de ella esa misma fortaleza y, con sus palabras, demuestra que el legado emocional de Terelu va mucho más allá de la televisión o de la fama.
El compromiso de ambas con la concienciación sobre el cáncer de mama sigue siendo firme. Desde su experiencia, madre e hija han querido convertir el dolor en acción y la vulnerabilidad en ejemplo. “Hablar salva vidas, apoyar la investigación es imprescindible y nunca hay que perder la esperanza”, subrayó Terelu al finalizar el acto. Alejandra asintió emocionada, consciente de que el mensaje que lanzaban juntas era mucho más que una declaración pública: era una promesa de seguir luchando, de seguir dando visibilidad y de acompañar a quienes hoy recorren el mismo camino que ellas ya atravesaron.
Con estas palabras, ambas cerraron un encuentro lleno de emoción, compromiso y gratitud. La historia de las Campos vuelve a recordarnos que el cáncer no solo se combate con tratamientos, sino también con el poder del amor, el apoyo y la voluntad de vivir. Porque, como concluyó Alejandra Rubio, mirando a su madre con orgullo, “de todo lo que he aprendido en la vida, lo más importante me lo ha enseñado ella: que la esperanza siempre gana”.