El gazpacho se erige cada verano como el aliado perfecto contra el calor: fresco, saludable y listo en un instante. Pero no todos los gazpachos envasados que encontramos en el supermercado cumplen lo prometido. Un estudio de la OCU ha analizado 39 referencias para desvelar cuáles merecen la pena y cuáles esconden excesos de aditivos o ingredientes de segunda, poniendo en evidencia grandes diferencias y alertando a los consumidores más desprevenidos.
Conocer los resultados de esta cata profesional evita sorpresas en el paladar y en la salud. Elegir mal puede traducirse en un gazpacho aguado o con azúcar de más, mientras que optar por el mejor implica disfrutar de un sabor auténtico, óptimo para combatir el calor y reconfortar el espíritu sin remordimientos.
5El viaje de la botella al paladar

Un punto esencial es el envasado: la OCU examina el envase para asegurar conservación óptima y ausencia de migraciones de componentes plásticos nocivos. Un buen envase protege el gazpacho sin alterar su aroma ni su color original.
Ese cuidado evita oxidaciones y mantiene la textura cremosa. Asimismo, un cierre hermético garantiza la frescura desde la fábrica hasta la nevera, asegurando que la experiencia sensorial alcance la calidad esperada al servirlo en cada hogar.