Aunque vivamos en una época en la que esté tan de moda y en boca de todos ir al gimnasio, no hay como una buena caminata: sobre todo quieres prevenir la diabetes. Si bien cualquier ejercicio físico es muy beneficioso para nuestra salud corporal, dependiendo cuál sea tu objetivo, deberás realizar un entrenamiento más aeróbico o anaeróbico.
Muchas veces, cuando se quiere empezar a mover el cuerpo, el hecho de salir a caminar parece estar mal visto. Parece que nunca vas a bajar de peso así, o que simplemente no sirve para nada. Pero esta es una creencia que hay que desmentir: toda actividad física sirve. Caminar, en particular, es beneficioso para la salud cardiovascular y, también, para prevenir la diabetes de tipo 2.
Camina con este ritmo y aléjate de la diabetes
Sea porque tienes antecedentes familiares o porque quieres cuidarte de esta enfermedad, aquí te comentaré cuál es la velocidad recomendada que tienes que mantener para este truco haga efecto. Sin embargo, también recuerda que debes ser constante: si caminas una vez por mes, no obtendrás buenos resultados.
Según una increíble investigación publicada en el British Journal of Sports Medicine, la velocidad de caminata es crucial para maximizar los resultados. Se encontró que por cada kilómetro de aumento en el ritmo, se reduce el riesgo de enfermedad en un 9%. Comparando caminar a diferentes ritmos, se observó que mantener una velocidad media o normal de 3-5 km/h se relacionaba con un 15% menos de riesgo de diabetes tipo 2 en comparación con caminar a menos de 3 km/h. Y eso no es todo: caminar a 5-6 km/h genera un 24% menos de riesgo, mientras que superar los 6 km/h reducía el riesgo en un 39%, lo que equivale a una reducción de 2,24 casos de esta enfermedad.
¿Qué características tiene esta patología?
Los pacientes que padecen esta enfermedad son resistencia a la insulina: las células del cuerpo no responden adecuadamente a la insulina, la hormona que regula el azúcar en la sangre. Esto trae como consecuencia un aumento de los niveles de azúcar en la sangre.
Los factores de riesgo que debes tener en cuenta son el sobrepeso u obesidad, la falta de actividad física, antecedentes familiares de diabetes, edad avanzada y ciertos grupos étnicos. Y los síntomas que debes conocer para estar atento incluyen aumento de la sed, micción frecuente, fatiga, visión borrosa, heridas que tardan en sanar y aumento del hambre. Si sientes alguno de ellos, ve con un médico de urgencia.
