Cualquiera que conozca levemente el estilo cinematográfico de Tim Burton sabe que sus películas no dejan indiferente a nadie. Criaturas misteriosas, terroríficas como Jack Skellington, o bondadosas como Eduardo Manostijeras, forman parte de su universo. Un universo personal e inimitable, en el que domina una peculiar estética gótica única y exclusiva del director.
Definitivamente, Tim Burton no es un cineasta al uso. De su mente han salido personajes como el famoso Bitelchús, una criatura siniestra y peligrosa, una especie de muerte viviente que nos sorprendió y divirtió a todos en una original película estrenada en 1988. Más de una treintena después, Burton estrena su esperadísima secuela.
2¿Conoces a Bitelchús?
Pero, ¿de qué trataba ‘Bitelchús’? ¿Por qué enamoro de esa forma al público internacional? En primer lugar, su planteamiento era original y único hasta el momento, presentándonos un protagonista tan odiable como divertido al mismo tiempo.
El film se centra en la vida (o mejor dicho, en la muerte) de un joven matrimonio formado por Bárbara Maitland (Geena Davis) y Adam Maitland (Alec Baldwin). Al principio de la película ambos mueren en un accidente de coche, y una vez convertidos en fantasmas, no encuentran otro camino que el de volver a su casa.
El problema es que encuentran su hogar ocupado por vivos, con los que no desean convivir. Es entonces cuando conocen a Bitelchús (Michael Keaton), un ser de ultratumba, siniestro y maleducado, que ejerce de exorcista de vivos. Pronto comprueban que sus métodos son excesivos y deciden tratar de expulsar a los vivos de su casa por su cuenta.
Pero ya han despertado a la bestia, y Bitelchús se sirve de Lydia (Winnona Ryder), la hija adolescente del matrimonio vivo que ocupa la casa de los Maitland, para volver a hacer de las suyas. Catherine O’Hara interpreta a Delia Deetz, la madre de Lydia, y Jeffery Jones a Charles Deez, su marido.
Se trata de una delirante comedia que se ríe de la muerte, que nos muestra un plano diferente ideado por la convulsa mente de Tim Burton, que plasma su estilo en cada fotograma. Interminables espirales, ropaje a rayas, tumbas, cementerios, serpientes, payasos… ‘Bitelchús’ recoge todos estos elementos junto a un personaje único.
