sábado, 14 diciembre 2024

Audax, Cox, Grenergy, Solaria y Soltec: luces y sombras del sector renovable

Las empresas de energía renovable se encuentran en una situación contradictoria. Por un lado, sus resultados financieros de 2023, hechos públicos a lo largo del pasado mes y principios del presente, son de una espectacular consistencia, con unos beneficios de escándalo que en muchos casos rompen marcas. En la cruz están sus, en general, pobres resultados en Bolsa, donde no encuentran su sitio a pesar del ‘boom’ comercial del sector y el apoyo público que disfrutan.

Según los datos recopilados por Red Eléctrica Española (REE)la energía producida por las renovables en España hasta el pasado mes de noviembre ya superaba toda la producción acumulada en el año 2022. La contratación y el pipeline están al rojo vivo; y los objetivos de descarbonización marcados por la Unión Europea (UE), también. Sin embargo, la industria renovable sigue teniendo los pies de barro, y su volátil presencia en los parqués está fuertemente condicionada por la disponibilidad de financiación barata y materias primas específicas, como explicábamos en este texto.

NÚMEROS DE ÉXITO EN EL MUNDO RENOVABLE

Comenzaremos el repaso, en riguroso orden alfabético, con uno de los leones que más fuerte ruge en la energía renovable: Audax. La fuerte caída del 13% en sus ingresos -causada por la bajada de los precios eléctricos y de gas- no ha impedido que alcance su mejor resultado histórico con unos beneficios en 2023 que cuadruplican los del ejercicio precedente (más de 31 millones de euros, una mejora del 304%). La compañía ha atribuido su también notable beneficio bruto (Ebitda), de 96,1 millones de euros, al equilibrio entre generación y comercialización.

Cox Energy, por su parte, destaca donde falla Audax: en los ingresos. La división energética de Coxabengoa ha triplicado sus cifras en este apartado, alcanzando los 68,3 millones, frente a los 23 millones registrados en 2022. Su Ebitda también sobresale, con 18,7 millones de euros. En este crecimiento ha sido clave la internacionalización del proyecto, con importantes concesiones en Argelia, México y Brasil.

Enrique Riquelme, presidente de Cox Energy, sale al rescate de Abengoa
Enrique Riquelme, presidente de Cox Energy

Si hablamos de beneficio neto, Grenergy se lleva la palma de 2023. El grupo presidido por David Ruiz de Andrés disparó sus ganancias casi un 400% respecto a 2022, con 51 millones de euros. Eso sí, su deuda se ha duplicado, alcanzando los 631 ‘kilos’. Hace apenas un par de semanas, la empresa confirmó un acuerdo de financiación por valor de 175 millones con Banco Santander, Natixis y MUFG Bank.

Otra que firmó un 2023 de récord fue Solaria. Las cifras de la promotora solar fueron, en palabras de la financiera Renta 4, «excelentes, aunque ampliamente descontadas por el mercado». El aumento de sus ingresos totales y su Ebitda rozan en ambos casos el 40% (230 y 200 millones de euros, respectivamente), mientras la capacidad instalada ha pasado de 1.000 a 1.658 megavatios (MW). Precisamente su actividad instaladora se ha visto enfangada por supuestas prácticas fraudulentas contra empresas contratistas, así como irregularidades administrativas.

Por último, hablaremos del año de otra fotovoltaica, Soltec. Aunque su beneficio neto cayó un 14% respecto a 2022 (11,7 millones frente a 13,1 ‘kilos’), los analistas extraen que la caída se debe a factores externos, puesto que las ventas crecieron un 3% (hasta 587,2 millones de euros).

LA CRUZ, EN LOS PARQUÉS

El vino y las rosas se acaban al analizar el desempeño del sector renovable en el frío asfalto de la Bolsa. El ejercicio bursátil de 2022 dejó un poso amargo en la cotización de las energías ‘verdes’, y el actual va por el mismo camino: el S&P Global Clean Energy Index, índice de referencia en el sector, se ha dejado casi un 11% en estos primeros compases de 2024 y un 29% en los últimos 12 meses, mientras las compañías del ramo las pasan canutas en los parqués.

La acción de Solaria ya acumula pérdidas cercanas al 40% en el Ibex 35, mientras Grenergy, que cotiza en el continuo, se ha desplomado casi un 25%. Soltec registra una caída similar, mientras Audax aguanta mejor el tipo, con ‘solo’ un 5% de pérdidas acumuladas. Los inversores no se fían de un sector excesivamente dependiente de las subvenciones públicas y las decisiones políticas, por muchos ceros a la derecha que presenten las empresas en sus cuentas.

LOS INVERSORES NO CONFÍAN EN UN SECTOR DEPENDIENTE DE LAS AYUDAS PÚBLICAS Y LAS DECISIONES POLÍTICAS, POR MUY ESPECTACULARES QUE SEAN LAS CUENTAS DE COMPAÑÍAS COMO SOLARIA Y AUDAX

Hay, sin embargo, otros motivos: «Las renovables habían corrido mucho en la última parte del año y, ante el cambio de expectativas respecto a los tipos y unos precios del gas que siguen descendiendo, lo que afecta directamente a los precios de la electricidad, están teniendo recortes algo más pronunciados que las utilities integradas», señala el analista de Renta 4, Ángel Pérez LLamazares, en declaraciones a MERCA2.

LA PARADOJA RENOVABLE: UN ÉXITO QUE PODRÍA CONDUCIR A LA RUINA

Este último aspecto, el de los precios energéticos, es el que encierra la paradoja que maniata a la industria renovable. En la última semana de febrero, la meteórica producción de la eólica llevó al mercado eléctrico ibérico a alcanzar el menor precio promedio semanal de la historia. La enorme ventaja competitiva de España en la generación de energías limpias deja un mix saturado de electricidad ‘verde’ con tarifas ‘de derribo’, inferiores a los 4 euros por megavatio hora (MW/h). Y es este impacto lo que puede hacer que el sector ‘muera de éxito’.

Análisis como el titulado ‘Las energéticas se enfrentan a un precipicio en la electricidad a partir de 2026’, elaborado por S&P Global Ratings, advierten que en tres años los precios profundizarán en su caída hasta el punto de poner en serio peligro la viabilidad del negocio de las energías renovables.

La causa de este desplome de las tarifas será, precisamente, el crecimiento de la generación renovable. El incremento de la producción ‘verde’ de energía excederá la demanda y anulará el impacto del gas natural en el coste eléctrico, produciendo un efecto dominó que fulminará la rentabilidad de las plantas eólicas y solares.


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