La cumbre de la ONU por el clima (COP28), que boqueaba como un pez fuera del agua, ha recibido un balón de oxígeno a la espera de un acuerdo que no llega. La conferencia, que debía terminar hoy a las 11:00, se encuentra en plena moratoria con el fin de lograr in extremis un espacio común entre los países petroleros y el resto del mundo, después de un intento de borrador a la medida de los primeros que solo ha suscitado rechazo y condena por parte del bloque contrario.
A última hora de la tarde del lunes, el presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, presentó una propuesta de pacto que mencionaba los combustibles fósiles, pero eludiendo el término ‘eliminar’ (phase out) en favor de ‘reducir’ (phase down) el consumo de los mismos. El texto, por tanto, se alineaba con los intereses de la Organización de Países Exportadores de Petroleo (OPEP), a la que pertenece el país sede de la cumbre, los Emiratos Árabes Unidos (EAU). El cártel del petróleo ya había ejercido su influencia sobre la cumbre durante los días precedentes, llamando al boicot contra cualquier resolución que disponga el fin de los hidrocarburos como fuente energética dominante.
UN BORRADOR QUE SOLO CONTENTA A LA OPEP
El director general de la COP28, el también emiratí Majid Al Suwaidi, ha defendido la intentona de Al Jaber declarando que el texto «fue un punto de inicio para las conversaciones» que pretendía generar «conversación» y dilucidar los puntos de discrepancia entre las partes. «Antes de publicarlo, sabíamos que las opiniones estaban polarizadas, pero no sabíamos dónde estaban las líneas rojas de cada país», ha aducido Al Suwaidi.
La comunidad internacional descartó la propuesta de inmediato. La Unión Europea, a través de la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, lo calificó de «inaceptable» e «insuficiente», mientras que el departamento de Estado de EEUU manifestó que el compromiso para acabar con los combustibles fósiles debe ser «sustancialmente fortalecido».
Los estados latinoamericanos y la mayoría de los africanos también han dado la espalda al texto, mientras que la Alianza de Pequeños Estados Insulares, un grupo de países vulnerables al cambio climático, se ha mostrado especialmente contundente, denunciando que «no se refiere a una eliminación gradual en absoluto» y tachando de «completamente insuficiente» el «lenguaje débil» sobre los combustibles fósiles.
EL PRESIDENTE DE LA COP28 LEVANTA SOSPECHAS
Al Jaber, responsable del borrador rechazado y presidente de la conferencia, ha visto su nombre marcado por la polémica desde que se conoció su elección para el cargo. Desde el principio se discutió su idoneidad para conducir una cumbre del clima cuyos objetivos chocan con sus intereses como empresario: ostenta los cargos de director de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi (ADNOC, por sus siglas en inglés) y el de ministro de industria de los EAU, una petromonarquía que ha construido su opulencia sobre el mercado del crudo.
Las suspicacias que levanta su currículum se intensificaron cuando se filtraron unas declaraciones suyas en las que decía que «no hay ninguna ciencia, ningún escenario, que afirme que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es lo que nos llevará a limitar el calentamiento global a 1,5°».
Durante los últimos días de la cumbre, la falta de puntos de convergencia y la postura irreductible de los bloques enfrentados incrementaron la urgencia y la tensión en las conversaciones, que se extendían hasta altas horas de la madrugada. Finalmente se ha tomado la decisión de extender la duración de la COP28, con la esperanza desbloquear un compromiso que salve del fracaso al evento. Se espera que un nuevo borrador vea la luz este martes.
