Si hay una receta por excelencia que admite variaciones, esa es la de las croquetas. Un rico bocado de bechamel y lo que quieras, como la sepia. Si pensabas que las clásicas de jamón, o las de cocido, etc., estaban buenas, espera a probar estas otras con las que te chuparás los dedos. Y no las busques en los bares, porque esta maravilla solo puede salir de tu cocina con estos sencillos pasos y algún que otro truco.
1Croquetas una receta muy española, sin origen español

A pesar de que las croquetas ya están muy arraigadas en la gastronomía española, y las hemos hecho nuestras, con multitud de variantes, su origen no está aquí. Se trata de una receta que proviene del país vecino.
La bechamel tuvo su origen en Francia, y en este país es donde Antonin Carême, que fue un conocido cocinero de la nobleza del siglo XVIII, ideó las «croquettes à la royale», un plato para la época de hambruna que se podía hacer con productos más abundantes como la harina, la leche, y aprovechar algunas carnes.