Petróleo: el oro negro se tiñe de rojo sangre

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El precio del petróleo superó los 114 dólares por barril que no se visitaban desde abril del 2011 y el mercado esperaría con ansias que visitara los máximos logrados en julio de 2008 cuando la anterior crisis económica mundial proveniente de las hipotecas subprime en Estados Unidos, haría que el petróleo alcanzará los 147 dólares y al mismo tiempo desde esos máximos históricos, fuera el inicio de una debacle que llevaría su precio a valer cero dólares, inclusive lo ubicaron en precios negativos con lo que tener petróleo en abril de 2020, significó pagar sobrecoste de almacenamiento dando como resultado, niveles registrados para el futuro del crudo en esa fecha de vencimiento a -40 dólares por barril.

No salimos aún de los estragos ocasionados por la pandemia cuando el mundo tiene que afrontarse a un nuevo problema bélico de los de antaño entre Rusia y Ucrania. Es una de esas situaciones de no creer en pleno siglo veintiuno (XXI) en la que un país con mayor poder armamentista invade a otro a punta de plomo y miedo. 

El petróleo se revalorizó cerca del 55% en 2021 después de una de las peores épocas de toda la pandemia con lo cual, se avecinaba una reapertura de la economía que incluía la disminución de todas las restricciones que marcaron durante 2020. La movilidad tanto en carretera como transporte aéreo de pasajeros, así como el comercio internacional, presionó el incremento del precio del petróleo. 

Bajo ese escenario sumado a la disminución de producción de crudo de la OPEP+ donde uno de los mayores representantes es Rusia, se vislumbraba un comportamiento alcista con el que, desde mediados de 2021, Bank of America se atrevió a colocar el precio del barril en los 100 dólares que ya sobrepasó.

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En lo que va corrido del año, el precio del crudo ha generado un impacto de más del 53% de revalorización y tan solo lo que va de esta semana ha alcanzado a revalorizarse hasta un 27,2% obviamente por culpa de la invasión de Rusia en Ucrania que ha desatado sanciones financieras y comerciales de todo tipo de parte de la Unión Europea, Estados Unidos, de la OTAN y países aliados en contra del crecimiento ruso. Recordemos que más del 25% del petróleo que se utiliza en la Unión Europea proviene de Rusia. Por lo tanto, el desabastecimiento del crudo por parte de Rusia genera pánico, menos inventario y al mismo tiempo, sobre costo de producción y de transporte con lo cual la liberación de los 60.000 millones de barriles de petróleo que la OPEP acordó para sufragar la presión alcista del precio no generó ningún impacto en contra del alza.

El precio del petróleo ha sido históricamente un indicador propio de la inflación con lo cual, evidentemente, los próximos resultados de inflación serán aún mayores que las estimaciones previas ya que el sobrecosto en el petróleo impacta directamente en los precios de los futuros de los commodities. De esta forma, los presidentes de los bancos centrales no tienen de otra que establecer de manera directa la subida de tipos de interés en el corto plazo, cosa que Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo venía dilatando.

La estructura técnica del petróleo tenía establecido un objetivo total en los máximos del cierre de ciclo que se forma a inicios de 2012 donde un primer objetivo se ubicaba en regularidad del ciclo en inmediaciones de 90 dólares por barril. El segundo objetivo era precisamente el cierre del ciclo arriba de los 114 dólares que ha cumplido esta semana. Sin embargo, la misma estructura nos presenta probabilidades de retrocesos siempre y cuando en gráfico de marco mensual, el precio cierre por debajo de la máxima extensión de pánico que se calcula en 107 dólares. Si el precio cierra por debajo de dicho nivel probablemente visite los 82 dólares donde confluyen el soporte más cercano de octubre de 2021 y el área de regularidad del mercado de la última extensión en inmediaciones de los 83 dólares. Si la llegada a los 83 dólares la hace de manera más lenta que la subida que lo antecede, técnicamente tendríamos nuevas probabilidades de impacto al alza con un primer objetivo en el máximo anterior, es decir, arriba de los 114 dólares y un segundo objetivo en el máximo histórico arriba de 147 dólares por barril lo que representa una revalorización del precio de más del 75% y por ende una crisis mayor a la actual.