La Comisión Europea valora permitir a los gobiernos que destinen ayudas públicas para impulsar la fabricación de chips semiconductores en la UE y reducir así la dependencia que el bloque tiene actualmente de las importaciones desde terceros países.
El Ejecutivo comunitario, sin embargo ha puntualizado en un comunicado que estas ayudas estatales estarán sujetas a «fuertes salvaguardas» con el objetivo de garantizar que «los beneficios son ampliamente compartidos» y no generan «discriminación» en la economía europea.
Bruselas ha anunciado esta decisión en un momento «excepcional» por la falta de seminconductores y dada la «dependencia» del bloque en un «número limitado» de compañías para el suministro de chips en el marco también de un «contexto geopolítico exigente».
La posible puerta abierta a las ayudas públicas para favorecer la fabricación de chips en la UE se enmarca también en los esfuerzos del bloque para fortalecer su soberanía tecnológica. Bruselas tiene pendiente, en este sentido, presentar una Ley Europea de Chips en los próximos meses.
La medida forma parte de la revisión de la política de Competencia europea que ha lanzado este jueves la vicepresidenta Margrethe Vestager y con la que Bruselas pretende adecuar las reglas europeas en este ámbito para que contribuyan a las transiciones ecológica y digital.
«Actualmente la UE se enfrenta a nuevos desafíos», ha argumentado el Ejecutivo comunitario para justificar la revisión de la política comunitaria de Competencia, que «ha contribuido a preservar y mejorar la prosperidad económica» pero ahora debe ayudar a la recuperación incentivando también las transiciones «gemelas».
Así, Bruselas ha avanzado que la próxima actualización de las directrices sobre ayudas climáticas, medioambientales y energéticas «tendrán el objetivo de apoyar los esfuerzos de la industria hacia la descarbonización y biodiversidad».
En la misma línea, la institución comunitaria ha adelantado que habrá unas nuevas orientaciones sobre ayudas estatales a la banda ancha para «impulsar el desarrollo de infraestructuras digitales facilitando el despliegue de redes de banda ancha para responder a las crecientes necesidades de los usuarios».
La Comisión Europea ha aprovechado también para recordar que la reforzado el control de operaciones de adquisición «potencialmente problemáticas» en el sector digital y que sigue apoyando a los Estados miembros para diseñar grandes proyectos que pueden beneficiarse de ayudas europeas.
La política europea de control de concentraciones, continúa el Ejecutivo comunitario, seguirá permitiendo que las empresas europeas «alcancen una escala mayor» y al mismo tiempo garantizando que «los mercados siguen siendo competitivos y las cadenas de suministro están diversificadas».